21 de junio de 2021. Lunes.
DESGRACIA INNUMERABLE
DESGRACIA INNUMERABLE
-Una tórtola en mi balcón. Esta mañana. La fotografío, su canto es agreste
y hondo, me mira. No se inmuta. ¿Me olvida, me desprecia? No; me anima a seguir
viviendo y a tener como amigas –¡ah, mis sueños!– a las aves del cielo. O quizá
quería decirme, con Manuel Machado, que hoy –21 de junio– da comienzo el
verano: el de los «Frutales / cargados», y el de los «Dorados / trigales». Pero
salta la tórtola, vuela, y quedo con mis reflexiones. Como diría Lope de Vega:
«Porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos». Me estremece la
soledad de tantas personas en el mundo: el aislamiento que te deja solo,
olvidado, entre miles. La soledad de la señora –ejemplo– que se escribe cartas
a sí misma, para simular que alguien la recuerda. Luego las arruga entre las
manos, y, mientras evoca a los suyos, llora. ¡Cómo arden esas lágrimas! Esta
realidad llevará al poeta a poder decir: «Donde tú habitas, soledad /
–desgracia innumerable–, / se mueren las espigas y el desierto». No dejemos que
la soledad envenene hasta matarlo el corazón de las personas; necesito que tú
me atiendas, necesito atenderte. No rehúyas mi mirada, tal vez sea mi palabra
callada. Necesitamos mirarnos y decirnos, con una mirada limpia y serena, que no
estamos solos, que yo estoy donde tú estás, y tú, donde yo estoy, que, con los
ojos, nos damos la mano y hablamos, y, con mirada de paloma, Diario, nos llamamos
amigos; sin más: amigos, vecinos necesitados (13:19:01).