miércoles, 26 de mayo de 2021

 26 de mayo de 2021. Miércoles.
VUELO

Volando con Chopin, parque Lazienki. Varsovia. F: FotVi

-«Un día más», me digo, y doy gracias a Dios por seguir alentando –excitando– mi aliento. Pienso: «Dios sigue soplando sobre el barro del que vengo… Respiro –aún– el soplo de Dios». Y ahondo en un suspiro profundo, como si fuera un acto de liberación. E imaginando, vuelvo al día en el que, cortado el cordón umbilical y tras un azote en las nalgas, hube de respirar por primera vez oxígeno terrestre. Respiré y lloré; es  decir, fui persona venida de la seguridad del vientre de una madre, al retablo incierto y, en ocasiones, trágico de la vida; desde ese momento, fui libre albedrío, cuerpo rebelde y tenaz, prosa y poema, razón y sueños, iluminación y sombras. Fui lírica, envuelta en lamentos. Trabajo y epifanía, fiesta. Desde entonces no he cesado de reír y llorar, de mirar a Dios y evitar al diablo –tan insidioso–, de hacer plegaria y versos. Yo, que no soy perfecto, busco la perfección; pero, a mis años, y, con inmensa tristeza, he de reconocer que aún no la he conseguido. Me consuela, sin embargo, escuchar a Mario Benedetti, que dice: «La perfección es una pulida colección de errores». También escucho a Bach. Menos mal que tengo un gran enmendador, Dios, que a cada error –tantos–, me dice: «Reconoce que te has equivocado, y sigue, yo siempre estoy a tu lado, y espero». Y entretanto, y con alas cansadas, Diario, vuelo (12:16:31).

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