6 de enero de 2023. Viernes.
OLOR A SANTIDAD
OLOR A SANTIDAD
-Como el sol, la
liturgia ennoblece lo que toca, lo ilumina. Un cuerpo echado en un ataúd, no me asusta, me llena de esperanza;
pienso: resucitará. Aquí se une, con la esperanza, la fe. Ayer estuve, a través
de televisión, en el funeral por Benedicto XVI, y hubo un momento en el que me pudo
la emoción. Frente al teólogo que llaman buscador de la verdad, me dije: «¡Ya la
habrá encontrado!», y miré al cielo, y el cielo, radiante de luz, me devolvió,
en otra mirada amiga, su claridad. Si lo miras en silencio y atención, el cielo
siempre devuelve la mirada, irradiando luz. El Dios oculto de Pascal, se
manifiesta en el día a día de la vida de los santos. Los santos son la epifanía
diaria de Dios, su manifestación más real y palpable, lo que llamamos «olor de
santidad». Huele a santidad quien va dejando un rastro de virtud en su palabra y
en sus obras a cada paso que da, como los Magos de Oriente, que fueron a
Belén a adorar al Rey de los judíos, recién nacido. Dijo Ratzinger sobre los
Magos de Oriente en la Epifanía de 2013: «Su peregrinación exterior era
expresión de su estar interiormente en camino». Esta ha sido la trayectoria de
Benedicto XVI a lo largo de su vida: una peregrinación en la que ha ido dejando el
suave olor de lo que ocurría en su interior: la fragancia de su fe y el aroma
de su esperanza, con el dulce bálsamo de su humildad: Dios, Diario, ensalzando
el polvo (12:33:59)..