30 de mayo de 2023. Martes.
HACE VEINTIÚN AÑOS
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Javier con los amigos, un día culaquiera. F: Familar |
-Hace veintiún
años que te fuiste, Javier, mi hermano querido y admirado. La enfermedad te fue
apagando poco a poco, hasta que te devoró. Eras un hombre de bien, cercano y comprometido,
y luchador. Estabas en todas las actividades culturales del lugar donde te
encontraras. Fuiste maestro, y discípulo con tus discípulos. Ibas siempre un paso delante de tu tiempo. Cuando internet era una
hipótesis, una conjetura, tú eras experto en su manejo, como una aventura
maravillosa. Eras maestro en la escuela, donde tuviste el honor de que los
niños te quisieran; y fuera de la escuela, donde la amistad te hacía amigo y
compañero de todos. Siempre andabas metido en sueños, te gustaba viajar por los
libros de historia, que devorabas. Digo en unos versos que te dediqué: «Qué
hermosos son los vuelos del maestro / en las pequeñas mentes de los niños». Si
el maestro vuela, los niños descubren mundos nuevos, estrellas que relucen en
sus mentes, y les hablan. Hace veintiún años que te fuiste y dejaste una viuda y
dos hijos, que aprendieron de ti el trabajo y la alegría de vivir, y de darse a los demás en su
trabajo y en sus expectativas. Todos los días rezo a Dios por ti, y, al hacerlo,
te estoy pagando lo mucho que tú hiciste por mí. Recuerdo aquel día que, al volver
en la Guzzi de celebrar la misa en Casas Nuevas, nos caímos en un bache
inmenso, yo salí maltrecho, y tú llorando. Yo no podía respirar, me había roto
el pecho, pero tú, un niño aún, me diste la mano y me levantaste. Luego me dijo el médico:
«Gracias a su hermano, está aquí con vida; él, al moverlo, le ha hecho poder
respirar, se le había parado el diafragma». Yo, Diario, le di gracias a Dios con
palabras, y a Javi, mi hermano pequeño, con un beso enorme. Me salvaste, Javi, gracias
(13:21:37).