viernes, 27 de octubre de 2017


27 de octubre de 2017. Viernes.

SUSPENDIDO DE UN PARAGUAS

Paraguas caído, en Murcia. F: FotVi

-Dormía yo plácidamente, cuando se me apareció Puigdemont, suspendido de un paraguas, volando. El paraguas por arriba y los pies de Puigdemont trastabillando contra las dunas, en las piedras, contra los lirios del campo, por abajo. Una alucinación. Lo perseguía el artículo 155 de la Constitución, con su 1 de flecha dirigida a sus pómulos inferiores (es decir, posaderas) y sus dos cincos (55) con figura de hoz, tratando de alcanzarlo y segarlo, depurarlo. Sudaba la gota gorda «el pobre pobre», que diría Neruda, y se refugiaba en el digo pero no digo, en ahora desenfundo para al momento enfundar atemorizado, voy a dar y me quedo con la bofetada a medio dar, o se me vuelve contra mí mismo, dejándome sin ansias; pero de pronto, y a las cinco de la tarde -hora taurina-, se fue a bajar del paraguas y dio con sus huesos en un atril despavorido, como una percha a la que le cuelgan un espantapájaros o un moribundo que ya está muerto. Bajo el flequillo, veo que -como una abeja que le chupara la razón- una duda le perfora el cerebro: hasta que se lo comió la duda, haciéndose todo él, tras el atril, un interrogante rugoso y perverso, lúgubremente lacrimoso. Y no dijo nada, pues la nada es su vocación. Mientras la abeja, con voz de una bella muchacha casi adolescente -Inés Arrimadas-, le decía: «Ha quitado los sueños a Cataluña». Y es que sin sueños, no hay libertad, ni utopías, ni un punto de luz que luzca en las estrellas, ni un caballito de mar pensando filosofías; sin sueños, no hay vida, me lo dijo un alquimista que hacía de las yedras oro y del oro, «sílabas con hambre de lectura», o así. Y aún sigo, Diario, en la pesadilla: Puigdemont cogido a su paraguas, sin fantasías que ofrecer y derrotado (12:11:15).

miércoles, 25 de octubre de 2017


25 de octubre de 2017. Miércoles.

CUMPLIENDO SIGLOS

Vejez gloriosa, en Éfeso. Turquía. F: FotVi

-Ayer fue día, en cascada, de felicitaciones. Desperté, y no caí que era veinticuatro de octubre. Alguien llamó al teléfono y dijo: «Felicidades». Y, casi dormido aún, me puse a mirar en mi entorno, como un perdido. Felicidades, ¿por qué? ¿Nadaba contra corriente, o era la corriente la que me llevaba? Hasta que me aterré: era mi cumpleaños, mi nuevo escalón resbaladizo y viscoso hacia el final. Pero me recompuse al instante: y puse voz de ser feliz cumpliendo siglos, décadas, vejez. Y sonreí; y dije: «Gracias», y fui feliz, pues la verdad de la amistad me aceleró los latidos y puso en órbita mi corazón. Una órbita de mirlos, de casuarinas -árbol-, de estrellas locas. Me sentí feliz, más que por cumplir lustros, por saber de amistades. Empezaron a lloverme felicitaciones por teléfono, whatsapp, facebook, y, esto, Diario, me reconcilió con mi vejez, que, a ratos, la contemplo luminosa, y achacosa, y divertida, aunque diga alguna vez con T. S. Eliot aquello de: «la piedra seca no da agua rumorosa», y entonces callo y pienso, y, pensando, me veo niño «aún volando en mi caballo de cartón» (19:31:03).

domingo, 22 de octubre de 2017


22 de octubre de 2017. Domingo.

DIALOGO CON EL DÍA

Como un pájaro, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me despierto y dialogo con el día, con su ropaje de colores: y estoy en él, hasta que cierre su consulta. Un pájaro, desde una rama de árbol, me avisa de que él también dialoga, y lo hace con la música nacida de las plumas hinchadas de su garganta y desde el violín de su pico. El pájaro se despierta con Dios en el pico: y trina. El trino del pájaro; o el salmo con el que abre el día, para vivirlo desde el asombro y el vuelo, desde la más hermosa y ebria libertad. A él -al pájaro-, Diario, quisiera yo parecerme (19:18:15).

sábado, 21 de octubre de 2017


21 de octubre de 2017. Sábado.

AYER, EN MULA

Manolo, Vicente, José María. En Mula. "Piedras rodadas". F. J. Fernández

-Ayer, en Mula, y en el Museo Ibérico, asistí a una reunión en la que se decían palabras y se hacían silencios, o se hacían silencios que llevaban a la palabra, para, tras esta, volver otra vez al silencio. Silencio, palabra, y vuelta al silencio. Y es que a toda palabra -y más si es palabra poética- la precede y la sigue un silencio, que suele decir cosas al alma. Cuanto más bella es la palabra, más callado es el silencio que le sigue. Silencio: o reflexión. A veces las palabras callan y conversan los silencios. Como en la mañana, que, al canto del gallo, sucede el inquietante y bellísimo silencio del amanecer. Sus líneas indefinidas, sus colores anhelantes. La vida que toma forma y se congratula de verse. Y en esas estábamos: diciendo palabras y haciendo silencios. El silencio que es una glorificación golosa, íntima, cruel a veces, liberadora otras, soñadora siempre, de la palabra. Y cuando decía estos versos: «Dios, mi silencio roto, / ¡mi agonía!, / cuando le hablo. / O le callo», sonó el tímido aplauso de unas manos, al que se unieron otras, y así hasta el aplauso total. Sonó un aplauso cerrado: otro lenguaje. Les estaba llegando el corazón del poema, su tensa calma, el sangrar de sus palabras. Pero hubo una voz que paró el aplauso y, con paz, y de un modo didáctico, dijo: «En las sinfonías, no se aplaude entre parte y parte de la misma, sino al final». Y acudió el silencio en su auxilio. Por unos momentos, se personó el silencio en la sala; hasta que, de nuevo, y pasado un tiempo, rompió el aplauso, y el poema (o las palabras), hasta el final, cuando da comienzo entonces, Diario, el terror de las firmas y de los parabienes, que es como una subida al cadalso, como una quiebra de la palabra y sus silencios, como un pequeño aporte del autor al precio de los aplausos. En todo caso, gracias a todos por la paciencia de escuchar y la virtud de hacer silencios. Como en una sinfonía. Gracias (19:14:58).

jueves, 19 de octubre de 2017


19 de octubre de 2017. Jueves.

MAÑANA, EN MULA

Piedras rodadas, en Mula. F: FotVi

-Mañana, representación. Mañana, habrá piedras que ruedan; o palabras que se dicen y, rodando, hacen que vivan las cosas. Sin ellas, sin las palabras, el mundo sería un mutilado de sonidos, con vida, pero sumido en un impresionante silencio. En una mudez pavorosa. Mañana, en Mula, recitaré poemas; cosa insólita. Recitaré poemas tomados de mi libro Piedras rodadas; piedras estas que son palabras y también silencios, y que dicen más que aparentan, tanta es su humildad. En los silencios, las palabras hablan, y, hablando, explican los silencios, sus habitaciones, sus paisajes, sus pájaros cautivos, su oleaje interior. En un verso de luz, dice Octavio Paz: «Todo lo que mis manos tocan, vuela». Y sigue: «Está lleno de pájaros el mundo». El mundo está lleno de palabras que dicen, que acogen, que brotan del silencio, hablándolo, agrietándolo, inventándolo. Mañana, Diario, en Mula, diré palabras, que abrirán silencios, y nos dirán sus cosas, sus criptas íntimas, sus tigres voladores, y su paz, tan comestible (18:45:35).

miércoles, 18 de octubre de 2017


17 de octubre de 2017. Martes.              

INVIERNO DEL ESPÍRITU

Otoño, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Vuelvo a lo mío: a mi raíz, donde se halla el germen, el origen; o el lugar donde me escondo -como bajo la dulce maternidad de la tierra- para resurgir en primavera hoja y flor, y fruto. Y pájaro. Y reptil. Y duda. Y contemplación. Aunque también, a veces, pesimismo y desilusión: o el invierno del espíritu. Invernar en la estrechez para luego florecer en la abundancia de la primavera, es un milagro de la paciente naturaleza, y de la fe. La fe del árbol, la fe del alma, en el tesón o empeño de lo creado. Como San Juan de la Cruz, diré de este encierro o invierno íntimo: «¡Oh cauterio suave! / Oh regalada llaga!». El cautiverio y llaga, Diario, de recluirse, de invernar, para poder tocar luego la libertad y volar así hoja, o flor, o fruto, o pájaro, o reptil, o duda, o contemplación, en la inmensidad de la dilatada primavera (19:19:44).

martes, 17 de octubre de 2017


15 de octubre de 2017. Domingo.

HUMILDEMENTE TIERRA

Amanecer de luciérnaga, en Las Canteras. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Vuelvo de Canarias, con las antorchas encendidas; y, como de unos juegos olímpicos, victorioso. Es la victoria de lo sencillo, de lo familiar, de Candela, frente a lo solemne y desmesurado, frente a la mitra y la corona. Ver dibujos animados una hora y otra, y jugar a todos los juegos imaginables (con trampas infantiles y cambio de normas sobre la marcha, desde luego), y bailar (aunque duelan todos los huesos), y cantar (aunque se desafine), es algo que te rejuvenece y te hace volver a la niñez, como si corrieras los sueños otra vez del revés, y aun dando hermosos trompicones, pero sin caerte, siempre ilusionado, alzado. Como si empezaras a vivir una vida distinta, con ilusiones y aventuras que te recuerdan que eres selva y no calle de ciudad, sin ninguna atadura que te impida ser lo que eres, desatando todos los nudos de todos los problemas, sin esfuerzo, con corazón y niñez, con solo vivir la alegría de vivir. Vuelto de Canarias, Diario, con unos pocos años menos y una esperanza nueva más: como de luciérnaga que creyera deslumbrar a la luna y se sintiera la única e imprescindible luz encendida, sin ataduras ni complejos, como diría el poeta: «humildemente tierra», pero que «alumbra la creación» (20:09:10).

domingo, 15 de octubre de 2017




En Las Palmas, no se me permitió entrar en esta página de El bosque apócrifo, por lo que no pude alimentar a mi Diario. Ahora lo hago: aquí revelo lo poco que fui capaz de escribir, como un signo de mi buena voluntad de estar con mis lectores. 




8 de octubre de 2017. Domingo.

DÍA FELIZ

Tocaba la bendición, en La Isleta, Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi 

-En Las Palmas de Gran Canaria; y Candela, como sol que alumbra sin dañar la vista, incitando a la alegría. Con ella, todo el día se hace un gorjeo de palomas. Comimos fuera, en la Isleta, y el mar se hacía espuma a mis pies; y no era un sueño, Diario, yo sentía que me tocaba la bendición (19:58:39).



11 de octubre de 2017. Miércoles.

TIEMPOS OSCUROS
-Llegaba a Canarias y se me cerraba el cielo: de nubes ligeras. El avión patinaba en las nubes y bajaba, solemne, camino de posarse en tierra. Volábamos sobre el mar, y la gran paloma de metal, al descender, crujía por todas partes, como un esqueleto de dinosaurio derribado. Hasta que, con un golpe seco, se posó en el suelo, abriendo más las alas y los ruidos, y la respiración contenida delos viajeros. Bajamos del gran volador, y salimos a la fiesta de los besos y los abrazos. A las afueras, me esperaban mis familiares, con Candela de recepcionista oficial y tierna, con dos besos y un esconder la cabeza como de pudor, que rescato con otro beso y la alegría de abrazarla. Mientras, en la Península, o sea, en España, sigue la farsa de los muñecos rebeldes. O los polichinelas de la independencia catalana. Como diría Chesterton, estamos en tiempos oscuros, como aquellos del medievo, en los que se nos aparece un árbol carnívoro, devorador de pájaros azules, y que, en la primavera, en vez de hojas, da plumas también azules. Y comenta Chesterton que «el espíritu de la bestia venció al espíritu del árbol». Y es que el árbol desoyó el consejo que le diera el ermitaño Securis, «no imitar de los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrución». Voracidad y destrucción es lo que ofrecen los dirigentes catalanes; no son un árbol que camine pacíficamente con otros árboles, sino un árbol que devora pájaros para más parecerse a la vacada a la que conduce. Devora pájaros y, en primavera, en vez de hojas, dará plumas. No corcheas y semicorcheas, como en una viñeta de Mena de hace años, en ABC. El jardinero no recogerá hojas caídas del árbol, sino plumas azules de ave zancuda, belicosa. En Las Palmas, donde lucen banderas rojo y gualda en los balcones, espero con ansia blanca, Diario, que se arregle este desaguisado que han montado Puigdemont y sus corifeos, para que vuelva el árbol a la paz del bosque, y, en la próxima primavera, nazcan de sus ramas hojas y no plumas de pájaro ensangrentadas, manchadas de indignidad y tragedia (12:07:04).

viernes, 6 de octubre de 2017


5 de octubre de 2017. Jueves.

SOL Y MARIPOSA

Subido sobre las nubes, hacia Canarias. F: FotVi. 

-Le pregunto al papel en blanco sobre el que escribo: ¿sabes tú lo que pasa? Quiero saber, antes de escribir, qué piensa el papel en blanco sobre el que escribo de esta teoría o ensoñación que es España. Papel este, hecho de luz y luna, y de pico de pájaro con cantos, papel lúcido, nevado, extendido como un trigal para ser cortado, molido, hecho masa y horneado. ¿Sabes tú lo que pasa?, le pido al papel, y el papel, sacudiendo los hombros, dice: ¿Y tú? Y como ninguno de los dos sabemos lo que pasa, dejo la pluma, y el papel se pone a llorar lágrimas de celulosa, a las que acompañan mis lágrimas de rabia y desconcierto. Y entrambas, hacemos este lamento, que meto en El bosque apócrifo, para que siga llorando y lamiendo sus heridas; y en silencio, como los rayos de sol que entran por entre sus ramas y descansan en las alas de la mariposa, alentando sus colores. Sol y mariposa: o la paz del bosque. Mientras, viajo a Las Palmas, en Gran Canaria, donde están la luz y el mar, y los delfines en Las Canteras, y Candela, aleteando. Candela, con su espléndida niñez y su bosque de elfos y geniecillos rondándole los ojos. Donde la luna conversa con ella y los cielos están llenos de ángeles y abuelos buenos, que, al mirarla a ella, si vivieran, se «les pondrían -dice ella- los pelos de punta», y ya de paso le dicen sus cosas, que son, dice, asuntos secretos. Aunque ella, mientras le hablan, los llore y los ría, y los comprenda. Pues no es drama lo que ella ve en sus abuelos idos, sino destellos y señales en el cielo, más allá de las estrellas, y más allá del tiempo, y no sé si también del espacio. Durante unos días estaré fuera de El Bosque apócrifo, para, a la vuelta, Diario, contarte lo que he visto y oído, y gozado. Y decirte, que le han dado el Nobel de Literatura a Kazuo Ishiguro, el tímido y comedido escritor, que, hasta ahora, solo se expresaba en sus libros, y desde ahora, espero que también, por el bien de los libros y de sus lectores, y aun de los silencios de estos libros, en los que descansa su lujo y lustre (18:13:01).

miércoles, 4 de octubre de 2017


4 de octubre de 2017. Miércoles.

LA VORÁGINE

Vorágine, en el cielo. Murcia. F: FotVi

-Y dijo el sabio: «En tiempos revueltos no entres en su vorágine», y calló, y lloró una lágrima, que, al momento, ardió y se consumió. Luego dijeron que había ardido la vorágine; y fueron a ver, y era verdad: no quedaba nada de ella, solo cenizas y una esperanza -la paz, Diario-, que humeaba (19:38:18).

martes, 3 de octubre de 2017


3 de octubre de 2017. Martes.

MENTIRA POLÍTICA

El fanático, en sociedad. Mingote. ABC

-Esta moneda tenía cuatro caras (Rajoy, Sánchez, Rivera y Puigdemont) y una sola cruz: la mentira política. Con el tiempo me he dado cuenta de que todo era una moneda falsa y la he arrojado al sumidero del olvido. El olvido, o ese lugar del que, como del infierno de Dante, nunca se vuelve. Es como una piedra lanzada a un pozo y que solo deja un pequeño chasquido a lo lejos, ahogándose en la lejanía. Olvidaré que he vivido en una sociedad donde solo se admite lo políticamente correcto, y, si no entras en su círculo cerrado y asfixiante, caes en un ostracismo intelectual y social cruel, hasta la muerte.  Me siento herido y engañado, y como en el mito de Sísifo, veo que la roca siempre vuelve al mismo lugar de donde partió, despeñándose hasta el pie de la montaña, donde, después del ruido, mata. Estoy con Camus, y pienso en el esfuerzo inútil y absurdo que supone intentar construir una España distinta, moderna, feliz, liberada, porque siempre se viene abajo o por la insensatez y el egoísmo de unos o por la ingenuidad y la vacilación de otros. Ya sé que vacilar, es estar en el alambre, y sobre un abismo que te llama, que te intenta absorber. Pero hay que sacar fuerzas de flaqueza y ambicionar -pisando como el que palpa, como el tigre antes del asalto a su presa- cruzar ese cable y pasar al lado seguro: el de la ley y la justicia. Yo tengo mis dudas de que esto, Diario, vaya a ser así; pero pongo en mis labios un suspiro de esperanza -una oración-, por si el suspiro se convierte en una realidad distinta, en una España en paz y unida, o por lo menos no desarticulada, con un miembro por aquí y otro -la cabeza- por allí, perdido, y en confusión todo, como un cementerio de esqueletos encabritados y llorosos, si es que los ojos vacíos lloran (11:08:01).

domingo, 1 de octubre de 2017


1 de octubre de 2017. Domingo.

GANA EL MALO

Una pequeña luz, para la cordura. F: FotVi

-Y llegó el día de la bendición, o la maldición. El día H de las distancias, del desapego, de la discordia. O el de la foto en blanco y negro de la España rota y malquerida, sin fe en sí misma, invertebrada (Ortega y Gasset). Agónica. En este aquelarre independentista, el Gobierno pierde, y el Govern gana. España y parte de Cataluña pierden y el Govern gana. Antes, en las películas y al final, siempre ganaba la ley, aunque fuera una sola persona la que la defendiese. -Solo ante el peligro-. Ahora, no; una mayoría quiere y respeta la ley y una minoría la burla, y, sin embargo, gana la minoría. Y entonces el asombro se viste de ojos abiertos, desorbitados; ojos que miran sin creer. Ahora en las películas siempre -o casi siempre- gana el malo, y bajo las letras del fin, se le ve irse de rositas a vivir una vida mejor. Hoy estoy triste, no por el referéndum catalán, sino por el despropósito de haber dejado que se llegara hasta aquí. La fuerza -legítima- ya no tiene buena prensa; y más si se viste de agresora, abatiendo a una minoría sin ley. Una viejecita con la cabeza ensangrentada: ya tenemos a la España negra manchando los telediarios y las páginas amarillas de casi toda la prensa del mundo. (¿Qué periódico, por muy serio que sea, no es en sus contenidos un poco amarillo?) Pues de todo este carnaval, lo que más me ha impactado ha sido esa anciana con la cabeza partida, y la que sacará de su cesta de la mentira Puigdemont, para exhibirla y así, al fin, cobrar por ello el cupo catalán. Quien no llora, Diario, no mama. Ya verán cómo esta rémora -Puigdemont- se va riéndose de la ley y de su misma sombra, sin un lamento por esa anciana maltratada y herida, y tan sin culpa  (19:03:19).

sábado, 30 de septiembre de 2017


30 de septiembre de 2017. Sábado.

SOSPECHA

La paloma de la paz, en mi balcón. Murcia. F_ FotVi

-Después del asombro, me llega el miedo. No creía lo de Cataluña, hasta que ha sucedido. Como un alacrán andando por mi frente. Como una víbora reptando por mi alma. A punto de ser infectado por su veneno. En Cataluña se precipitan los acontecimientos: como un alud de odio y «esteladas», como una farsa con un trágico final delirante; o eso parece. Aunque aún no ha llegado el final, se sospecha. ¿O no habrá final? Seguirá la farsa, me dicen. Pero el zarpazo del miedo, no hay quien me lo arrebate. Con Blas de Otero, Diario, y para esta hora que nos ha tocado vivir, «pido la paz y la palabra»: la paloma de la paz y un atisbo de cordura, en las palabras (19:58:47).

jueves, 28 de septiembre de 2017


27 de septiembre de 2017. Miércoles.

VEINTISÉIS COSITAS SAGRADAS

Nace Dios, en una gota de vidrio. Roma. F: FotVi

-Trabajando en el nuevo libro Oh, Navidad, que me editarán en breve. Se trata de los poemillas de Navidad que he ido asaltando durante estos últimos años. Son veintiséis poemas -veintiséis cositas sagradas-, que empiezan a aparecer en 1984, cuando, estando en la Parroquia de la Purísima, en Javalí Viejo, publico una obrita de teatro (auto sacramental, lo llamé), que habla de un mundo en el que, por falta de amor, no puede nacer Dios en él. Sencillo. Y es que Dios necesita un regazo de afecto y un lugar de pobreza y ternura para nacer. O la capilla Sixtina de una cueva, de un pesebre, sin mitras ni coronas -quizá sí la de espinas-, y una madre cobijo y un padre humildad, para así nacer feliz. En el correr de la obrita de teatro, que representan los niños, llega un momento en el que la asamblea se da la paz y nace Jesús, y es entonces cuando se desborda la alegría de los ángeles y hacen versos de júbilo los pastores. Y con música, que luego bailarán en las plazas y en los campos extensos y claros del mundo. Ahora, Diario, se van a publicar estas tímidas letrillas, para poder felicitar (esta vez con un jardín de poemas) la próxima Navidad; y además, se hará con vuestra venia, si así os parece (19:58:01).

domingo, 24 de septiembre de 2017


24 de septiembre de 2017. Domingo.

LA MANO Y LA ROSA

Latiendo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Abro los ojos, doy la luz y miro mis manos, que como dice el poeta, son las «avanzadillas del corazón». Como la hoja del árbol, que también es avanzadilla de sus raíces. En las manos están la caricia o la agresión, el gesto de abrir un libro o de cerrarlo, el de lanzar un dardo u ofrecer una rosa. ¡Qué hermoso llevar una rosa en la mano, viviendo ambos -la mano y la rosa- en el mismo suceso de amor! Leo la prensa y veo que hay más agresiones que caricias, más libros cerrados que abiertos, más dardos -guerras, desastres naturales, injusticias, niños perdidos, niños envenenados de ira, ancianos descartados, derechos violados- que rosas. Más dardos que rosas, Diario. Sin embargo, abogo por que haya más rosas que dardos. Rosas en el jardín y en las manos, y en el corazón del mundo, latiendo ahí, todavía, como una esperanza nueva y viva, bellamente aclamada (19:02:36).

viernes, 22 de septiembre de 2017


21 de septiembre de 2017. Jueves.

LA PESADILLA

Pesadilla, en el tren. Camino de Madrid. F: FotVi

-Un país en el que la mayoría dormía -pero sin soñar-, despierta bajo el pasmo de una pesadilla. Las pesadillas son las dagas del sueño, que hieren al que no sueña. Se suele decir: «He tenido una pesadilla»; y no: «He soñado una pesadilla». Los sueños son fantasía, evocación, presencia idealizada de algo hermoso; las pesadillas, por el contrario, son pavor, estremecimiento, una fatigosa persecución, con el único final feliz del despertar entre ahogos. Tras una pesadilla, me limpio el sudor de la frente y doy masajes a mi mente para que se desintoxique, para que vea un poco de luz. De pronto, en este país nuestro, todos hemos despertado con la pesadilla de que algo nuestro se rompe, se quiebra. Algo que amamos, pero sin decirlo: lo evidente no se dice. Amamos a Cataluña, y lo callamos. Amamos a España, y lo callamos. Esto es algo que se supone, decimos ahora. Y, de pronto, despertamos con una pesadilla que nos persigue, nos intenta devorar; la pesadilla del odio, que durante años, se ha ido alimentando de mentiras, hasta que la mentira nos quiere engullir. Cuando dormidos sin sueños, nos ataca la pesadilla, que supone correr delante de nuestros miedos, sin asidero posible. Con la esperanza, Diario, de despertar a tiempo, y librarnos así de las garras del miedo que nos hostiga, que nos persigue, como unas fauces terribles, demenciales, espumosas de rabia (19:21:08).

miércoles, 20 de septiembre de 2017

20 de septiembre de 2017. Miércoles.
¿ESPECIE MALDITA?

Bicicleta varada, en Murcia. F: FotVi

-Idos los calores, vuelvo a caminar por la ciudad como perdido, dando la sensación de no saber dónde estoy ni qué busco, cosa que me causa un placer inmenso. Me detengo y miro una flor caída de la jacaranda, humildemente azul, como una pequeña exclamación del mar en la acera, me digo. Nostalgia del mar y sus lamentos. Y sigo, con la mirada intensa, mirándolo todo: el río, con su agua plana, inmóvil. Su agua turbia, con una palidez de trigo seco. No me recuerda al mar, sino la abrupta sequedad del campo, su agrietado modo de anhelar la lluvia. Los cisnes y patos, en la sombra, bajo el puente; todavía el calor es notorio, aunque menos. Y llegado a casa, el golpe al espíritu de casi todos los días, o el caos de la tragedia insaciable: la dentellada del terremoto en México o la furia del viento en el Caribe. Todo es un amasijo de adversidades, como si fuésemos haciendo equilibrios en el alambre del peligro sobre el abismo, y en el que a veces caemos. A lo mejor tiene razón Ciarán, filósofo rumano, cuando dice que «el ser humano es una especie maldita». Y maldita, porque piensa, y así conoce lo que le espera al final, la muerte, o el ángel caído sin alas, sin vuelos. Pero, no. Precisamente porque piensa, porque razona, va más allá de la daga del dolor, de la cuchillada de cada día, y se pone en camino hacia otra dimensión liberadora, también humana, pero más sutil. Estoy con Karl Rahner, que destaca «la solidaridad de Dios con el mundo», su abrazo al que sufre, su sollozo por todo lo que es herida y angustia, cruz. Y aquí cerca, el otro seísmo: el que se está produciendo en Cataluña, que amenaza, entre escombros de democracia y pancartas como tiros, con sepultarlo todo. Pero, mientras se afianza la locura, yo, Diario, rezo y callo, otro modo de hacer la guerra a los que gritan mucho y lanzan palabras como venablos; palabras que, a veces, dan en el blanco y lastiman, aunque no maten, aún (18:25:22).

lunes, 18 de septiembre de 2017

18 de septiembre de 2017. Lunes.
LOS DEDOS DE LA FE

 Y la semilla brotó, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Vuelvo de San Pedro, cansado, jadeante, algo roto; aunque esto suele ser normal en un joven de ochenta y un años. Vas, vienes, andas sobre tus años, y, al final, te resientes, es lógico: los años pesan; aunque luego quede un sabor a ciruela en la boca, que alegra la garganta y pone a la mente a hacer puzles de esperanza, cada vez más luminosos, y también más complicados. Una boda -Silvia y David-, o la celebración -con Dios al fondo- del amor. Celebrar el amor es tocar a Dios con los dedos de la fe. O hallarlo ahí donde tú estás, latiendo: en el punto mismo -el Aleph (Borges)- donde tú amas. Dios es amor, dice San Juan, y san Pablo lo explica: porque el amor -dice- es paciente, servicial; no se jacta, no se engríe; es decoroso; no busca lo suyo; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Y, además, todo lo cree; todo lo excusa; todo lo espera; y soporta todo, porque el amor (pasión, ternura, amistad, galanteo, cortejo, ágape, seducción, arrullo…), porque el Amor -dice-, es Dios. Y este Amor, este, no acaba nunca, siempre permanece aunque parezca que sufre vacilaciones, como la chispa en el pedernal o el eco en la montaña. Eso les dije a los novios, y tenían los ojos muy abiertos, y es que las palabras primero las entiende la vista y luego pasan al corazón, donde germinan, o no, pero ahí están. O eso pienso yo, que, cuando algo me asombra, abro mucho los ojos y voy dándole vueltas en mi interior, hasta que llega al corazón, y ahí, Diario, queda sonando, dándome vida, o quedando como semilla, para, a las primeras lluvias, retoñar, y hacer así la primavera (19:45:46).

viernes, 15 de septiembre de 2017

15 de septiembre de 2017. Viernes.
ALEGRÍA

Navidad, alegría en Estambul. Turquía. F: FotVi

-«Tu alegría es mi alegría»: o el nuevo lema del colegio de la Salle en Las Palmas. (Que nadie se entere: me lo ha dicho Candela). Por demás, bello lema, y no solo para niños. Si le preguntas a un niño qué es la alegría, quizá te sonría, o balbucee, y simplemente se te quede mirando, asombrado de que una persona mayor no sepa de qué va la alegría. Aun en los momentos difíciles, el niño ríe, juega, le danzan, con los ojos, las manos y los pies, y el cuerpo todo, que es como una tiza en manos de un loco llevando el caos a la pizarra. Alegría -dice-, y el niño se ve jugando y riendo, o acelerando la mordida al bocadillo, o dándole una dedada al libro de matemáticas para hallar y aprender que la raíz cuadrada de seis -número multiplicado por sí mismo- es seis. El niño entiende que la alegría le hace moverse y reír. Lo mismo que sabe que estar triste, es llorar. O lamerse las lágrimas de la desgracia familiar y social en la calle. Cuando un niño está triste, fuma, o hace lo que ve en otros, vagabundear. Chulear. Y anda desarrapado -derramado- por las calles, pisando charcos y diciendo ¡qué hay, tío! En el colegio de la Salle, en Las Palmas, los niños se muestran alegres, porque su alegría -les dicen- es la alegría del otro; y así, Diario, ríen, y juegan, y estudian, y acaban por mirarse a sí mismos y verse felices en la felicidad del vecino, que también ríe, y estudia, y juega, y que, alguna vez, cuando se detenga a pensar -los niños piensan-, caerá en la cuenta de que la alegría es buena y saludable, y da felicidad, y contagia, como el amor o el silencio, o la ira (18:05:10).

jueves, 14 de septiembre de 2017

14 de septiembre de 2017. Jueves.
ADIVINAR LA LUZ

Escondida, pero bella. En Murcia, junto al río. F: FotVi

-Salgo y me enfrento al día, que es hermoso y tibio. Las jacarandas pobladas de hojas, todavía muestran alguna de sus flores azules, pero en segundo plano, sin la esbeltez y la abundancia de la primavera o del otoño. Veo a una chica ciega que, con su bastón, trata de adivinar la luz. Me emociona su insistencia en los golpecitos del cayado, hasta que toca la luz. Yo aguardo en un semáforo, y ella, con unos pequeños sacudidas ante sus pies, halla también el semáforo. Y espera, junto a mí. Me gustaría entrar en sus pensamientos, Diario, pero solo acierto a contemplar cómo se aleja de mí, tras las palabras sincopadas de su bastón. Se aleja con la mirada fija en el oído de su interior, que debe hablarle de un mundo sin colores, pero bellamente poblado de olores y sonidos, y de sensaciones inverosímiles, verbales, que solo un invidente puede silabear y gustar, y decir (20:24:58).