15 de abril de 2018.
Domingo.
VIVO
Y DEJO VIVIR
Abundancia primaveral, en el jardín. Murcia. F: FotVi |
-Hoy,
domingo, vivo y dejo vivir: que, en los tiempos en que vivimos, no es poco. Salgo
a caminar y -perdón- no miro a las personas. Pueden pensar lo que no es. Están los
sentimientos tan a flor de piel, tan desatados. Miro a los árboles, al río, a
los pescadores, a esa paloma que picotea sin importarle lo que pasa a su
alrededor; por precaución, miro al semáforo, para no caerme bajo un vehículo y desparramarme
como una manzana rota. En el parterre, todas las rosas están abriendo: al
principio, recogidas, con pudor de novicia; luego, en todo su esplendor,
estallando, encendidas. Las jacarandas, en primavera, pierden las hojas, y en
otoño, reverdecen y se pueblan de su flor azul, virginal. Pisas las hojas caídas
y parece que pisaras sangre azul, tan carnales son. Cada día suelo andar dos
kilómetros, o un poco menos. O algo más. Pero sobre todo, miro al cielo, donde
las nubes y las fantasías, y una cierta esperanza de redención. Hoy domingo, Diario,
he vivido y he dejado vivir, por lo que me considero, a pesar de mis años y mis
cansancios, una persona feliz, y todavía con algún sueño, o burbuja, que atrapar
(19:13:40).