domingo, 9 de agosto de 2020

9 de agosto de 2020. Domingo.
SUEÑOS QUE ALCANZAR

La belleza del ruido de la savia del árbol. Torre. F : FotVi


-Me gusta el domingo, porque al abrir su abanico de luz, nos habla de vida, de resurrección, de renacimiento. A pesar del dolor. Del cielo cae los domingos, como el rocío, un aleluya, que me da en el corazón y me sube hasta la boca, donde, como un vuelo de palomas, habla, se repite, dice: «¡Aleluya!» Y Dios se pone a la escucha; y, en el aleluya, oye la alegría del mundo, en los seres que alientan y en los de roca y montaña, y en el mar y sus iras. Leí ayer que el escritor cristiano maronita, Kahlil Gibrán, libanés, en su libro El Profeta, escribía: «La belleza es la eternidad contemplándose en un espejo». Sigue la incógnita y el padecimiento por el coronavirus, pero la belleza ahí está, invitándonos a contemplarla, a vivir en ella, a respirarla, a morderla, a hacerla el pan nuestro de cada día. Ejemplos: la mirada de un niño, el cuidado del pájaro por sus crías, el crecimiento sin ruido del árbol (dice Claudio Rodríguez en su poema Música callada: «Madera de temblor, sonando en cada veta / fresca»). Todo nos invita al llanto, al derrotismo, a dejarnos vencer, Diario; pero yo os digo que todavía hay aleluyas que decir, alegrías que contar, con esperanza, con amor, y sueños que alcanzar (12:28:02).

sábado, 8 de agosto de 2020

8 de agosto de 2020. Sábado.
EPIFANÍA DEL LENGUAJE

Alegre la mañana, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi


-Muy de mañana rezo Laudes, en el que se alaba y celebra a Dios y a la vida. Como si cantara el himno a la alegría de Friedrich Schiller, poeta alemán. «Abrazaos, criaturas innumerables […], ¿no vislumbras, oh mundo, a tu Creador?», dice el poeta; y, en Laudes: «Gracias, Señor, por la aurora; / gracias por el nuevo día…» Es alabanza y celebración, o la epifanía del lenguaje por la gracia y la fiesta de vivir. Se están produciendo demasiados rebrotes de la pandemia: el covid-19 anda suelto y nos mira, con su lengua golosa, a cada uno de nosotros. El bicho se relame, y en cualquier momento nos puede agredir. ¿Tan insensatos somos que no tomamos medidas para que no nos ataque? La vida es el don más preciado que tenemos; ni el dinero, ni el esparcimiento, ni el amor, nada hay más nuestro y admirable que la vida; sin ella, todo lo demás sobra, es humareda. Una nube en el cielo de lo posible. A no ser que no te quieras y desprecies a la humanidad; en este caso, eres digno de ser deportado a un lugar solitario, donde no puedas dañar a los demás. Muérete tú solo, amigo, y que te vaya bien; pero olvídate de mí. Es hermosa la vida, Diario, y con Schiller canto: «¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?» (11:41:56).

viernes, 7 de agosto de 2020

7 de agosto de 2020. Viernes.
LA POBREZA GOLPEADA

De la telaraña, se puede escapar. Torre de la Horadada, F. FotVi


-Beirut, o la pobreza golpeada. El Líbano era un país floreciente –la Suiza del Medio Oriente, lo llamaban- hasta que en 1975 dio comienzo la última guerra civil libanesa entre cristianos y las guerrillas musulmanas. Las guerras civiles lo destruyen todo, hasta el alma de los contendientes. Hubo matanzas por ambas partes y se debilitó el poder político, social y económico. Y sobre todo, se resintió la convivencia. La convivencia entre bombas es imposible. Desde entonces, ya no ha habido paz ni armonía entre las diferentes etnias del país. Todo es guerra, desde las miradas hasta las represalias por los ataques que sufren unos y otros: es lo que ocurre cuando en una colectividad se rompe la paz. Es muy difícil, luego, recoger los pedazos y volverlos a recomponer. Y ahora, por la codicia y la corrupción de unos pocos, se ha producido la gran explosión en el puerto de Beirut, la mayor tragedia humana y material, desde la guerra civil libanesa. Todo son escombros, muerte y llanto. El papa Francisco ha pedido rezar por Beirut y por el Líbano; rezar es poner a Dios a la altura de la tragedia, para que consuele y dé fuerza, y, con la paz del que reza, se pueda reconstruir el país. Dios, pues, Diario, a la altura, otra vez más, de la pobreza (11:41:11).

jueves, 6 de agosto de 2020


6 de agosto de 2020. Jueves.
SE ROMPERÁ LA PAZ

Mirad los muros de la patria mía... Quevedo. Gerasa. Jordania. F: FotVi

-Los políticos casi todo lo solucionan o con cortinas de humo o con bombas, que hacen más humo y propician más destrucción. Siempre lo mismo, humo que asfixia y tapa, o bomba que arruina vidas, su belleza y el entorno. Hoy hace 75 años de la primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Destruyó sueños y dejó herido el paisaje, mancillado, estéril. Herido de muerte. Las cortinas de humo tapan cosas que el prócer, el líder, el que veranea en un palacete, regalo de Hussein I de Jordania al rey Juan Carlos I y que donó al Patrimonio Nacional, no desea que tengan recorrido. Como en la película El gran McLintock. Baja la hija de McLintock del tren y el que toca la tuba en la banda que ha ido a recibirla se dispone a echar un discurso, en honor y elogio de la muchacha, la más linda, la más sabia, etc., momento en que el tren suelta sus humos y borra el discurso y todos reímos. En la triste España de hoy, el protagonista es el humo, que no es nada y lo es todo. Las mentiras, los desmanes, los muertos por la pandemia, los rebrotes, el caos económico, la pobreza empobrecida, la calumnia, todo se cubre con el humo que echan las televisiones y otros medios de masas. Ahora, Diario, la humareda es el rey emérito, mañana será la iglesia, al otro, la república, y, volviendo al Valle de los Caídos, beberemos la decepción y se romperá la paz, e iremos recogiendo sus pedazos del suelo, para recomponer otra vez el puzle, si es que hay libertad para hacerlo, y valor, y el espíritu sabio y generoso que hubo aquella vez, en la Transición (18:57:19).

miércoles, 5 de agosto de 2020


5 de agosto de 2020. Miércoles.
ME VISITA LA ALEGRÍA

Orquídeas, belleza familiar. Torre de la Horadada. F: FotVi


-Ayer, llamaron a mi puerta, y, al abrir, vi que me visitaba la alegría. Fue una alegría expresada con miradas: los besos se guardaban tras la mascarilla. La alegría tenía nombres y se movía en cuerpos jóvenes, dos adultos y una niña, niña de ojos grandes que miraba todo con asombro. Mientras se miran las cosas con asombro, con fascinación, como preguntando, y esto y aquello por qué, se sigue siendo niño. Y la inocencia acampa en sus ojos, como un destello, como una luz que saliera del interior y se expresara en la mirada, y allí deslumbrara. Ayer abrí la puerta y me dio la alegría de la presencia de los míos en los ojos, y rio en mis manos, y caminó por las palabras. Ayer, en la puerta, Paqui, Javi, mis sobrinos, y Candela, mi sobrina-nieta, con un abrazo virtual y el amor total de su presencia; todo, exultante, pero con precaución y mascarilla, y Dios, Diario, alentando la alegría (11:21:59).

martes, 4 de agosto de 2020


4 de agosto de 2020. Martes.
DECAYÓ LA CÓLERA

Nos mira la muerte. Cartagena. Ruinas. F: FotVi

-Yo digo, hoy, con Francisco de Borja: «Juro no más servir a señor que se me pueda morir». Lo grandes de la tierra se mueren o por el ocaso del poder o de muerte natural. Francisco de Borja era caballerizo mayor –título real de alto prestigio– de la muy bella y juvenil Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos V. Como caballerizo mayor, tenía el privilegio de ir a caballo junto a la carroza de la reina. Pero murió la reina -36 años- y fue encargado de llevar su cadáver desde Toledo a Granada, donde sería enterrada junto a los restos de los Reyes Católicos. Al abrir el ataúd para constatar que era el cuerpo de la emperatriz, le llegó la decepción de la descomposición. La belleza de la emperatriz se había convertido en un intrincado laberinto de gusanos depredadores y sucios. Es lo que ha pasado con el rey Juan Carlos I; de la noche a la mañana, la grandeza se ha transformado en miniatura, en ilusión rota, en vejez que huye. Yo, sin embargo, lo respeto, no por haber sido rey, sino por ser persona, con virtudes, con defectos. ¿Quién se libra del defecto, de la lacra, de la mancha? El que nos los tenga, Diario, que tire la primera piedra; y todas las manos se detuvieron, confundidas, y decayó la cólera, y cayó el telón (18:28:06).

lunes, 3 de agosto de 2020

3 de agosto de 2020. Lunes.
18 CUMPLIDOS

Puente en Sevilla. Plaza de España. F: FotVi

-Con mis años –muchos: 18 cumplidos–, juego a bailar; y bailo con las ideas, las palabras, el lápiz. O las ideas, las palabras y el lápiz bailan conmigo y me dicen cosas; cosas que, recreadas, quedan escritas en el papel, como un testamento de vida. En mi caso, es el ordenador el que hace de lápiz, de orquesta: el que estimula el baile. Este es el consejo que me dio una de mis lectoras, que, además de leer, piensa. Y en eso estoy: danzando con el lenguaje para sacarle, si puedo, sus esencias, desvestirlo y entrar en el interior de sus secretos, de sus silencios, de los manantiales que esconce, de sus entrañas, y hacer que hable, y, al hablar, conseguir que diga luz, perdón, encuentro, risa, agua, llanto, niño, mar, ave, inocencia, vuelo, soñar, puente, Dios. Para, de este modo, Diario, poder vivir en la esperanza que aletea, en la fe que fortalece, en el Amor que, a cada instante, se está dando (18:12:38).

domingo, 2 de agosto de 2020

2 de agosto de 2020. Domingo.
NEVADA AL REVÉS

Nacida en el desierto. Pamukkale. Turquía. F: FotVi

Hemos pasado de julio a agosto montados sobre la bestia del coronavirus. Sin puentes ni pasarelas, como volando, pero con los pies ensangrentados y dubitativos en la tierra. Nos duele la pandemia, y sus consecuencias. Peor para los pobres, que siempre son los que pagan el pato, siendo así que son inocentes. Hoy, en la liturgia de la iglesia católica, se celebra la fiesta del pan partido y multiplicado. El gozo de las manos que partían y partían y nunca faltaban ni pan ni peces, como un nuevo maná caído del cielo; maná que esta vez brotaba de la tierra, como un manantial, como una suerte de nevada al revés. Y al partir se hacía posible el milagro: lo que partías se iba de unas manos a otras manos, y la gente reía y lo celebraba, repartiendo a la vez entre sí. Compartir. Siempre ocurre: si partes y repartes, se hace más grande el pan y con menos espinas el pescado. Que lo digan las familias numerosas, que lo digan Caritas y otras ONG, que con poco han hecho el milagro de que haya mucho, para partir y repartir, Diario, para iluminar la pobreza (18:09:49).

sábado, 1 de agosto de 2020

1 de agosto de 2020. Sábado.
MIS AÑOS DE NIÑO

Calor en Murcia. F: FotVi


-Noche calurosa y con el sueño prendido al alfiler ardiente de la temperatura. Dabas una vuelta en la cama y el bochorno te esperaba al otro lado, como la boca de un lobo que te fuera a morder. Y pensaba en mis años de niño, cuando no encontraba un lado en la cama que me aliviara del calor del otro. Sudaba y daba vueltas en el lecho, sin poder hallar el sueño, el dulcísimo elixir –bálsamo– de la noche. Entonces eran tiempos de pobreza, tras una guerra. Éramos niños de ir a la escuela, de jugar a la guerra en la Plaza Vieja en Molina, de pasar hambre, y de rezar antes de comer el trozo de pan de harina de panizo, que tragabas casi sin masticar. Y luego a dormir, en la hoguera del calor. Anche pensaba en los niños de ahora, que, sin guerra, viven en la pobreza, sus padres se han quedado sin trabajo, quizá con un pedazo de pan que morder, pero con un calor terrible que no entienden y por el que lloran y dan vueltas y vueltas en la cama, hasta que llega la madre y poniéndoles un paño mojado en la frente los redime del horrible calor. Anoche, Diario, no me dejaban dormir ni el calor, ni el pensamiento de estos niños de la pobreza, que no pueden dormir y lloran, y quizá no tengan más consuelo que el de la madre que, con un paño mojado, los vaya a consolar (18:42:56).

viernes, 31 de julio de 2020

31 de julio de 2020. Viernes.
PAISAJE AMENAZANTE

Calor en Vigo. FotVi

-El calor nos empequeñece, nos hunde, nos hace percibir el paisaje como algo amenazante, que nos agobia. Solo los vencejos, tras darle de comer a sus crías, tienen la facultad de salirse del calor subiéndose a las alturas (2.000 metros o más) y dejando abajo el incendio. Debe ser emocionante contemplar la ciudad desde arriba como una maqueta, invadida por hormigas, los humanos, que echa humo. Con los vencejos no va ni el coronavirus ni el calor, ellos son los ángeles que escapan del fuego de todos los infiernos de la tierra. Esta mañana he pensado irme con ellos, allá arriba, pero no había nubes a las que agarrarme, y, ellos, aunque me han invitado, no tenían fuerzas en sus alas para izarme hacia lo alto. «¡Tan cerca de Dios!», he pensado, y me he quedado, mirándolos elevarse, con la miel y la oración en los labios, y un ápice de sana e inocente envidia en los ojos. Tocar a Dios, Diario, como el que toca las trascendencia y queda a la espera de que rompa sus silencios, y llene mi fe de sensibles y emotivas noticias (12:03:20).

jueves, 30 de julio de 2020

30 de julio de 2020. Jueves.
PALMEANDO EN LOS EUROS

Castillo de Vlak Draculea. Drácula.


-Ayer fue un día muy caluroso, pero nos divertimos mucho con el circo de la tele. «¡¿Cómo están ustedes?!», gritaba el cómico. Y todos, niños feroces, los ojos redondos como monedas, exultantes, gritando: «¡Bieeen!» Y aplausos, y risas, y a pesar del virus, codo con codo, sin guardar distancias, sin respeto a la audiencia, felicitándose, pero con mascarilla. El aplauso se ha convertido en el modo obsceno de disimular el drama. Aplaudimos, y la muerte, confundida con el elogio, se disuelve, como un azucarillo, en el café de la ignominia, de la afrenta, del «mito», del relato. Los que tienen el sueldo asegurado, palmeando en los euros, los que cobran a fin de mes, sin esforzarse, solo con el aplauso al jefe, cómico y funambulista extraño. El Señor de los Anillos abre la boca y al punto, en vez de palabras, le salen murciélagos, que los suyos ven como palomas que picotearan aplausos en sus manos. Cada vez que se abra el Congreso, Diario, prepara unas palomitas, una Coca-Cola, y, con ojos de niño como monedas, disponte a ver el circo ante la tele, será, tristemente, muy divertido (18:27:58).

miércoles, 29 de julio de 2020

29 de julio de 2020. Miércoles.
POBREZA EMPOBRECIDA

Maternidad, familia. Logroño. F: FotVi

-En este verano trágico a causa de la pandemia, lo siento por la pobreza sin trabajo. O la pobreza empobrecida: la desgracia del pobre. Sin trabajo, en la casa del pobre, se rasgan todas las coordenadas del vivir en paz. Se agrían las miradas y las palabras, y los gestos, y los afectos, y se rompe el amor. Y roto el amor, es muy difícil lañarlo, recomponerlo, hacerlo viable para que transite por él otra vez la convivencia; es decir, la armonía matrimonial o filial, la paz doméstica. Aunque hay casos de matrimonios, que, a causa de la pandemia, han salido fortalecidos, y la adversidad los ha hecho fuertes en la fidelidad y en el afecto, en el hallazgo de sus defectos, iluminándolos, y en la claridad de las virtudes tantas veces oscurecidas por la monotonía de su visión. Yo rezo por los pobres empobrecidos, por los que se levantan por la mañana y ven sus manos ociosas, sin nada que hacer, y los hijos con hambre, y sin paz la casa. Rezo y lloro por ellos, pues me veo en su pellejo, en su injusta pobreza, en su desamparo cerrado, en su vida sin horizontes ni mañana, todo llanto y frustración; yo, rezando, Diario, invito al pobre empobrecido a confiar en que el mañana será mejor, que se abra a la esperanza, que, como decía mi madre en situaciones parecidas, Dios nunca falla (12:29:12).

martes, 28 de julio de 2020

28 de julio de 2020. Martes.
LA DISTANCIA MÁS PRÓXIMA

Puentes que unen, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi

-Hay quien dice: «Se me cae la cara de vergüenza», y añade: «ajena»; y supongo que luego se dedica a recoger los pedazos que se le han ido cayendo al suelo de su dignidad. «Una cara despedazada por la vergüenza», me digo. «¡Qué horror!» La dignidad, que, según Aristóteles, no consiste en tener honores, sino en merecerlos. Aunque no te los den. Estos últimos meses de pandemia han sido duros; tanto, que a todos nos han dejado alguna cicatriz o huella dolorosa. Más al pobre que al rico; más al anciano que al joven; más al solitario que al arropado por el fervor y el cariño de algún ser querido. Es hora de hacer recuento: las llamadas inesperadas; el beso, o el abrazo, virtuales; la oración silenciosa; el rostro recordado de un ser querido; y, sobre todo, la certeza, Diario, de que alguien, en un momento determinado, estaba pensando en ti, y, sin palabras, te estaba diciendo, desde la distancia más próxima y hermosa, que te acompañaba, que, sencillamente, te quería; y es que el amor arde siempre, incluso con agua (18:41:53).

lunes, 27 de julio de 2020

27 de julio de 2020. Lunes.
LOS TRIGALES ENMUDECEN

Tras el túnel, la luz. Teatro romano. Cartagena. F: FotVi

-Es sabido que los políticos, en general –y en particular algunos–, le suelen dar la  espalda a la verdad, protegiéndose con guardaespaldas por si los atacara por detrás, y por sorpresa. Hay un político –no digo su nombre, por respeto a los Picapiedra– que siempre hace lo contrario de lo que dice. Si dice «paz», hay guerra; si «pan», hay hambre. Los trigales entonces enmudecen  y caen a su paso: doblan sus tallos y mueren. Es un prestidigitador de la mentira. Me han dicho que nunca come con tenedor porque, como el mago Uri Geller, al entrar aquel en su boca, sus dientes –los del tenedor– dan con la mentira y se retuercen como lombrices, y hacen imposible el bocado. Hace poco, en un mitin, y llenando su boca de solemnidad, dijo: «¡Hemos vencido a la pandemia!» «¡Salir a la calle!» «¡Disfrutar de la nueva normalidad!». A los pocos días, el coronavirus se volvía arisco y amenazador, como un toro que, antes de salir de la muleta, corneara. Son los rebrotes que han corneado y siguen corneando. Me dan miedo sus palabras: son como la picadura de la víbora, si te las crees, te pueden matar. Yo, por precaución, cuando detecto que los políticos van a hablar por la tele, o la cierro o me tapo los oídos, y pido al cielo, Diario, que me libre, por piedad, de ese mal, amén (11:18:18).

domingo, 26 de julio de 2020

26 de julio de 2020. Domingo.
DÍA DE LOS ABUELOS

Amor de los abuelos, apoyándose. F: De la prensa.

-San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús y de la liturgia. Este año –y de un modo especial–, patronos de los abuelos, los que se han ido y los que nos quedan. En palabras del Papa Francisco, los abuelos han sido y son los que, «en el calor de la familia», han hecho posible «la trasmisión de la fe y el amor de Dios», hasta hoy. Los abuelos son el gran río que nos va dando de beber a Dios a través de los tiempos. Los abuelos son la memoria de la historia, los que unen el ayer y el hoy, los que mejor que nadie expresan el amor por su descendencia. Dichosos los que han podido reír y llorar, recibir una caricia y acariciar, ser bendecidos y bendecir a sus abuelos. Joaquín significa: «Dios prepara», y Ana: «Gracia». Dios y Joaquín «preparan» la tienda donde ha de cobijarse María, la madre de Jesús. María, por su parte, es la senda, el camino, por donde, en su venida a este mundo, debía andar el Hijo de Dios, mientras se hacía carne de nuestra carne. Ana y María son, pues, los senos de la gracia, los rezagos donde primero debían sonreír y ser amados María y Jesús. Hoy la liturgia los alumbra en el santoral. Hoy es el día de celebrar su santidad: su fe en el Dios que los bendijo con el don de la Maternidad más admirable. Ana y Joaquín, Diario, padres de María; María y José, padres de Jesús, el que nos da el alimento de la gracia, y su amor (18:30:14).

sábado, 25 de julio de 2020

25 de julio de 2020. Sábado.
EL ANZUELO DE LA PALABRA

Casa de Santiago, en Compostela. F: FotVi

-Hoy, día de Santiago, como un cristiano más, oigo misa, en la tele. Es festivo, y celebro la santidad de un pescador, que sería elevado de pescador de peces, en el mar, a la categoría de –es promesa de Jesús– «pescador de hombres», en el mundo. Y con solo el anzuelo de la palabra, que vino de Dios –sin desgajarse de él–, y se hizo hombre. Porque la predicación del evangelio es eso: «Tú me das la fe y yo te doy a Jesús», en la palabra. Donde otros dan mentiras, comedia, farsa, yo te doy a Jesús, que es verdad y es vida. Y, en Jesús, te doy a los hermanos: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí», dijo Jesús. Es decir, la fe, el amor, y la esperanza. En síntesis, la predicación de los apóstoles. Ellos predicaban a Jesús, pedían su fe en él, y si les dabas la fe, ellos, Diario, te daban el amor y la esperanza, o la fiesta de Dios en nosotros. Dios, el que siempre mira con ojos de misericordia, curando las heridas, con amor, el mejor y más seguro ungüento (18:11:57).

viernes, 24 de julio de 2020

24 de julio de 2020. Viernes.
VERTIGINOSAMENTE

Volando juntas, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi


-Cada mañana, cuando voy a rezar, contemplo a los vencejos bajar de las alturas y alimentar a sus polluelos. Lo hacen, como es su arriesgada costumbre, vertiginosamente. Dejan el manjar en las bocas rojas y afanosas de las crías y, luego, como si abrieran con cuchillas negras el viento, siguen sus vuelos. «El milagro de la maternidad», me digo, y me dejo llevar en sus cabriolas, para, allá arriba, en su territorio infinito –sueño– poder vivir la libertad absoluta, sin ninguna reja ni atadura: sin coronavirus, sin miedos, ejerciendo el milagro de ser libres, y en ese milagro, Diario, leer un libro, o, como un pez del espacio –un pez que tocara la utopía–, nadar en el agua sagrada de las nubes, donde, como dice Axa Salas, poeta ella: «También / entre el horror, / más pura / la belleza» (12:36:49).

jueves, 23 de julio de 2020

23 de julio de 2020. Jueves.
EPIFANÍA DE LIBERTAD

Ojo que ilumina, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Reconstruir es volver a rehacer lo que ya estaba construido. Si se reconstruye, es que algo –o mucho– se ha destruido. Pero también que algo queda –sentimientos, recuerdos, ilusiones, ideales, esperanzas…– de lo anterior. La pandemia nos ha dejado la casa –el alma– casi derruida, sin tejado y con las ventanas arrancadas de sus marcos. Es un paisaje de desolación, de pájaros sin vuelos y de ojos con lágrimas. En esta pandemia, todos hemos llorado por algo: por la pérdida de un ser querido, por la falta de libertad pata entrar o salir, por el abrazo o el beso no dados. Todo, como se ve, carencias; pero el espíritu ha seguido en pie, como la pared maestra de un edificio. A causa de la insensible y aciaga mascarilla –pero necesaria–, todos nuestros sentimientos: el amor, la solidaridad compasiva, la pena, el gozo, los besos, los abrazos, los hemos expresado y lo seguimos expresando a través de los ojos. Los ojos son la abertura del alma por donde escapan las palomas que la habitan. Luz en los ojos. Esperemos que reconstrucción sea eso, Diario, un volver a todo aquello que, en más o menos grado, nos hacía felices; es decir, a la epifanía de sentirnos libres (18:16:55).

miércoles, 22 de julio de 2020

22 de julio de 2020. Miércoles.
BROTE

Primavera en el naranjo, brotando. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Recuerdo el tiempo en que, cuando oía decir «brote» –¡«brote», «brote»!– en seguida me venía a la mente la visión de un paisaje de árboles y hojas nuevas, de pájaros felices, de capullos de rosas abriendo. Era como decir primavera. ¡Ah, la primavera! Y en mi imaginación, entonces, se echaban a volar mariposas y sueños, y hermosos despropósitos, como el del baño prohibido en el río o el de subirnos a los árboles, descalzos, a coger albaricoques, éstos con la gota dorada de miel a punto de caérsele del interior. Ahora digo «brote» sin euforia, para en seguida toparme con el miedo, con la sombra de la perfidia. De inmediato pienso que me está observando el virus, estudiando mi debilidad, lamiéndose sus microscópicos labios, para, en el más mínimo descuido, entrar dentro de mí y morderme una célula donde poder sobrevivir. Decir «brote» y «rebrote», Diario, es como hablar sin mascarilla: la sola palabra infecta, entristece, te ensaliva de miedo; tengamos cordura y evitemos los rebrotes, que el año próximo no nos dejen otra vez sin primavera (18:48:43).

martes, 21 de julio de 2020

21 de julio de 2020. Martes.
PRUDENCIA

Luz en la oscuridad, Notre Dame. París. F. FotVi

-Viajo a San Pedro, con mascarilla y prudencia y una plegaria, por la que pido a Dios su protección. La mascarilla y la prudencia las pongo yo; la protección se la dejo toda a Dios. Yo suelo decir con el salmista: «El Señor es mi luz y mi salvación, / ¿a quién temeré?» Esa luz me abre los ojos, me espabila los reflejos, me evita la cabezada; es decir, ilumina mi inteligencia. Es la luz que va delante de mis pasos, guiando mis ojos y mis pies. Con esa luz, ¿a quién puedo temer? Y de este modo, con lo que Dios pone y pongo yo, Diario, me echo a la carretera y –como decía mi madre–: «Sea lo que Dios quiera». Y Dios ha querido: he vuelto a casa, sano y salvo, y con unos instantes más de vida, vividos y celebrados (19:22:54).