25 de julio de 2020. Sábado.
EL ANZUELO DE LA
PALABRA
Casa de Santiago, en Compostela. F: FotVi |
-Hoy, día de Santiago,
como un cristiano más, oigo misa, en la tele. Es festivo, y celebro la santidad
de un pescador, que sería elevado de pescador de peces, en el mar, a la
categoría de –es promesa de Jesús– «pescador de hombres», en el mundo. Y con
solo el anzuelo de la palabra, que vino de Dios –sin desgajarse de él–, y se
hizo hombre. Porque la predicación del evangelio es eso: «Tú me das la fe y yo
te doy a Jesús», en la palabra. Donde otros dan mentiras, comedia, farsa, yo te
doy a Jesús, que es verdad y es vida. Y, en Jesús, te doy a los hermanos: «El
que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí», dijo Jesús. Es
decir, la fe, el amor, y la esperanza. En síntesis, la predicación de los apóstoles.
Ellos predicaban a Jesús, pedían su fe en él, y si les dabas la fe, ellos,
Diario, te daban el amor y la esperanza, o la fiesta de Dios en nosotros. Dios,
el que siempre mira con ojos de misericordia, curando las heridas, con amor, el mejor y más seguro ungüento (18:11:57).
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