13 de marzo de 2021. Sábado.
LA BOCA ILUMINADA
LA BOCA ILUMINADA
-Digo amor y se me ilumina la boca, como si Dios hubiera plantado su
tienda en mí. Y vino la Palabra y se instaló en el amor, insinúa San Juan. Lo
noto, porque cuando digo amor recorre todo mi ser una especie de deseo de
piedad, de querer hacer el bien, de desear fluir. El amor brota de Dios y corre,
es su manantial: el arroyo que riega la tierra y la fertiliza. Mi tierra, tu
tierra. El amor es origen y es respuesta. Decir amor no es tenerlo, pero sí
desearlo, y el simple deseo te llena de abundancia. De abundancia de Dios, que
en el amor al prójimo se amplía y se dilata como una amanecida de luz y de
palomas, de infinitos escalonados, uno tras otro, sin fin. Dice san Juan de la
Cruz: «Espero amarle con el amor que Él se ama y ama». Se ama en la Trinidad, en
sí mismo, y ama en la Cruz, hacia fuera de sí. En la cruz ama con los brazos
extendidos, en los que yo subsisto y soy, y en los que deseo abrazar y enamorar
lo que Él, Diario, ciñe y corteja, lo que Él ama y salva con pasión de cruz y
espinas, y sangre derramada (12:01:46).