jueves, 4 de marzo de 2021

4 de marzo de 2021. Jueves.
MILAGRO DE LIBERTAD

En coche o sobre los hombros de S. Cristóbal. Las Palmas. F: FotVi

-Ayer salí de mi encierro. Me sacudí la esclavitud. Con mascarilla y en taxi, viajé a San Javier. Objetivo: ultimar el papeleo de la venta de mi Ford Focus, que, desde 2004 (¡16 años, nada menos y nada más!), me venía sirviendo, felizmente, sin jamás quejarse ni dejarme tirado en el camino. Solo una vez tuve que lamentar un accidente con él: un ligero roce con otro vehículo, pleito que solventó el seguro; el pobre auto se asustó más que yo, pero nada dijo; salido del incidente, continuó viaje, como si nada. Casi eufórico. Ha sido un servidor fiel y discreto, tanto que me ha costado lágrimas dejarlo. Lágrimas que he disimulado tras la mascarilla. «Pero los años, los míos – le he dicho–, cuentan». Podría señalar aquello que dijo don Diego a Pablos, su criado, y que narra Quevedo en el Buscón: «No cabía el amo de contento porque éramos los dos al mohíno»; es decir, nos habíamos «acostumbrado los dos a las mismas cosas». Se trata, con humildad, de habituarse, de entenderse la mecánica y tú, de hacer a la chatarra inteligente en el conocimiento y prudencia del conductor. Ayer me monté en un taxi y pude contemplar, extasiado (sentí a Dios extasiarse conmigo), el paisaje que se me niega en la ciudad. Las nubes bajas, enredadas en los pinares, la luz sombría, goteando paz y pájaros sobre los bosques, algún águila errante, y la mirada –mi mirada–, contemplativa, como el que ve todo ese mundo, bello y terso, reluciente, en su interior, y da gracias. Ayer viví mi milagro de libertad, me volví a encarnar en la naturaleza, en el reflejo de la belleza de Dios, que me habitó y puso su casa en mí: quiero decir, Diario, que gocé, con la naturaleza, plenamente de Dios, es su lenguaje no bíblico más bello y cercano, más revelador (11:33:34).

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