3 de marzo de 2021. Miércoles.
DESAYUNA AMOR
DESAYUNA AMOR
-Habla el papa Francisco y le salen bendiciones de la boca: habla con
lenguaje evangélico, sin tachaduras ni enmiendas, con toda la belleza, a veces
cruda, de sus páginas, con la verdad nítida que proviene del Espíritu. El
evangelio en sí es todo él una bendición; en el evangelio es Dios el que habla
y, si lo dejas, habita en tu corazón, y lo llena de paz, de fortaleza, dándole el
don de discernir, de interpretar. Dice el papa que ayunemos, pero con verdad, que
sea algo que cueste, que te haga luminoso. «Ayuna –dice– de palabras hirientes,
e irradia palabras amables». Que las palabras, cuando las digas, vuelvan a ti y
te habiten y te colmen de bondad, que te hagan más humano, más sensible a los
problemas de este mundo. Ayuna, pues, «de descontentos, de enfados, de
pesimismos, de quejas, de tristeza, de amargura, de egoísmos, de falta de perdón»;
y, por el contrario, llénate «de gratitud, de paciencia, de esperanza, de
optimismo, de confianza en Dios, de alegría, de compasión, de reconciliación,
de silencios»; silencios en los que se escuche a Dios y, con él, el lamento de los
crucificados en esta vida. Que nadie pueda decir, con Jesús, aquello del salmo:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Desayuna amor, y, con el
azúcar, echa un poco de alegría en el café, y corre a saludar a quien ponga obstáculos
en tu vida. Éste, Diario, es el verdadero ayuno, el que Dios quiere, el que te
conviene, y así se hará verdad en ti lo dicho por San Juan de la Cruz: «Paga con
amor, el amor que se te ha dado» (13:35:55).
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