domingo, 7 de marzo de 2021

7 de marzo de 2021. Domingo.
GRAN COSECHA

Plaza cuatro iglesias destruidas, en Mosul. Irak. F: Prensa

-Viendo llover esta mañana, me he dicho: «La oración y la lluvia se encuentran en el camino: la que sube, como alabanza, y la que desciende, como gracia, como don». Un intercambio de claridades. «Lluvia y rocío, bendecid al Señor», decía yo en Laudes, y veía las palabras como vehículo de ascensión, de éxtasis. Ayer el Papa, en Mosul, rezó por las víctimas de la guerra en Irak. Y se veía el contraste entre las ruinas –tragedia– de la ciudad y la luz –la alegría– en el rostro de las gentes, signo de esperanza, de apaciguamiento, de armonía. En Mosul, donde empezó la locura del “califato”, y donde durante unos años han reinado el odio y la muerte, ahora, cristianos y musulmanes se dan la mano, y, en ocasiones, rezan juntos al Dios de Abrahán, Padre de multitudes, de donde partió –Ur, Caldea– todo este milagro itinerante y frecuentemente perseguido de la fe. En la plaza donde aún se desangraban las ruinas de las cuatro iglesias cristianas destruidas por las hordas yihadistas, el Papa, apóstol, dijo: «Si Dios es el Dios de la vida –y lo es–, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre; si Dios es el Dios de la paz –y lo es–,  a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre; si Dios es el Dios del amor –y lo es–, a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos». «Y ahora –ha concluido– recemos juntos», y la oración, empezada en esta tierra mártir, ha alcanzado el corazón de Dios, donde habitan la paz, el perdón, la gracia, la vida, el amor, el reino. Ayer, en Mosul, se abrió la puerta de la reconciliación, de la renovación, de la ternura de Dios. Dios, Diario, fue ayer una lluvia beneficiosa y fértil sobre Irak, donde se vislumbra una gran cosecha de amor armonioso y festivo, orquestal, redentor (12:45:20).

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