23 de febrero de 2021. Martes.
COSAS INVISIBLES
COSAS INVISIBLES
-Cojo la alegría del sol y con ella me lavo las manos, y la cara, y dejo
que inunde mi interior con sus rayos. Cuando rezo, digo palabras y les pongo unas
gotas de alegría, que, esté o no visible, me llegan del sol; pues sé que siempre está.
El mundo anda triste y con muchos desgarrones, y nieblas en su intimidad. Sin
embargo, sé que: «La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca,
sus ejércitos», como dice el salmo. Los ejércitos del Señor son las cosas
invisibles que, sin verlas, nos rozan y nos salvan, o nos pueden destruir. Invisible
es la fe, la columna tallada que nos eleva hasta Dios; invisible el grito que
das y no pasa de los dientes, que se queda ahí mordido, en la boca, sangrando; invisible
es la esperanza, la que nos protege de caer en el caos, la que, en determinadas
circunstancias, nos hace levitar, salir de nuestra pesadez y alcanzar vuelos, liberándonos;
también son invisibles la impiedad, la mentira, el odio, que nos cercan y, si
no rompemos con ellos, nos derriban, conduciéndonos a la desolación más destructiva
y fatal. En este ejército, hay muchos más ángeles buenos y malos, y aun
híbridos; éstos son los que no sabes por donde te van a salir, se te presentan
como ingeniosos y dicharacheros, y, si no los detectas, te hacen caer en sus
redes, envolviéndote con su tela como la araña: éstos también matan. Y, aparte
de otros, como el silencio, la contemplación, la benevolencia..., está
el amor, caudal que nos llega del mismo Dios, y que, si lo aceptamos en
plenitud, como dice San Juan, somos hechos hijos de Dios, pues
vivimos, Diario, de su propio ser, de su vida íntima, como uno más de la familia divina,
sólo que reverenciando y adorando, celebrando, ante Dios, nuestra propia gloria (12:33:12).
No hay comentarios:
Publicar un comentario