miércoles, 19 de mayo de 2021

 19 de mayo de 2021. Miércoles.
UN REY DESPÓTICO

Un buen corazón, salva a un bebé, en Ceuta. F: Prensa

-El mar y la pobreza, otra vez de la mano. El mar que es vida, también puede ser muerte, si no se le trata con respeto y prevención. Echar madres, niños, bebés al mar, como represalia política, aunque se sea rey, es de malnacido. Es un rey vestido de harapos, y coronado de indignidad. El rey de Marruecos. Me ha conmovido la historia del bebé rescatado por Juan Francisco, humano y generoso Guardia Civil de servicio; cuenta que el bebé «estaba helado, frío, no gesticulaba…» La madre llevaba al niño a la espalda, como una cruz bendita de pobreza. Lo terrible es que los pobres se valen de la pobreza para sobrevivir. Los echa al mar –el rey– con flotadores de juguete, con botellas vacías, con lo que fuera. Como si se tratara de sacos de miseria; la pobreza, como se ve, sosteniendo al pobre. Un flotador de juguete –no un yate imponente de rey–, puede salvar la vida del indigente; pero también provocar la tragedia. El rey malnacido se lava las manos, pero no con agua de mar, sino con agua que llega por griferías doradas a su palacio real. Allá, en Marruecos, un rey despótico, y acá –en este país de resignados–, un presidente con sueños de espejo, ambos incapaces de dar pasos hacia la armonía y el entendimiento, ambos dormidos en sus laureles de mezquindad y sordidez. Yo, si debo elegir, Diario, me quedo con el bebé recogido de las aguas del mar por los brazos paternales de un funcionario público. Es la debilidad recogida en brazos de un héroe: hermosa metáfora de Dios en un pesebre, o de la pobreza iluminada y glorificada, en el amor (13:27:53).

martes, 18 de mayo de 2021

18 de mayo de 2021. Martes.
EL LIBRO DE LA VIDA

Sillas con mascarilla, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Amanece nublado; pero el sol, al poco, retira las sábanas y se levanta exuberante, dándonos a leer, con su luz, el libro de la vida. Vida que, sin embargo, hace aguas en política. La política está llena –creo– de buenas intenciones, pero malos resultados, casi siempre. En política, frente a la realidad, prevalece la fábula, el relato fácil, la verborrea propagandística, el incienso del individuo –¿periodista, o no?– bien pagado. Ayer habló el sabio –sin título– Fernando Simón y dijo que «resulta muy probable» –es decir, casi ya–, que «no sean necesarias las mascarillas». Pero yo decido que las mascarillas habrá que seguir usándolas, como un gesto de rebeldía y libertad frente a lo que se le ocurre al político. ¿Recuerdan? Primero, en el inicio de la pandemia, dijo que no había que ponérselas –escaseaban las mascarillas–; luego, con cara de susto, dijo que sí, y ahora, con otra cara, con la de muñeco del ventrílocuo Sánchez, dice otra vez que no. Han decidido, en este circo de la política, hacer de eufóricos, hacer que salgan sus dulces payasos y nos hagan reír. Y que, húmedos, sin embargo, de gel hidroalcohólico, se nos vea la risa, lo felices que somos. ¡Sin mascarilla! El aleluya del circo. Yo, Diario, digo con Jorge Luis Borges: «Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos». ¡Dios, amén! (18:27:29).

lunes, 17 de mayo de 2021

17 de mayo de 2021. Lunes.
MÁS IGUALES

Gaviotas en el mar, pensativas. Los Alcázares. Murcia. F: FotVi

-Y llegó el calor, y no vistió de desnudez. Nos quitamos trapos y nos ponemos piel. Es la ley del verano; como la serpiente, mudamos de cáscara y nos hacemos todo gajo, acontecimiento epidérmico. Este domingo el mar, en las playas, parecía haber vomitado gelatina: se ha visto lleno de cuerpos echados en la arena, como leones marinos resoplando felicidad. Con mascarilla. Desde un tiempo largo, la pandemia ha encerrado la libertad, la ha recluido, y ahora, llegado el calor, la libertad se desquita y florece en la arena de las playas. Es célebre la observación de la actriz Cherie Lunghi: «En una playa se puede ser realmente feliz, a la vez que un vagabundo». Es el lugar, idílico, donde más iguales somos todos; –salvo que leas un libro o juegues con un niño, que te distingue–, todos, más o menos, nos mostramos como hechos del mismo limo –«enamorado»– de la tierra. Con la señal aún del soplo divino en nuestra frente. Las gaviotas vuelan, tienen alas, graznan; los humanos soñamos –es otro modo de volar, hasta parecer que alguna vez damos con la utopía–, y hablamos, ponemos nombres a las cosas. Poner nombre a las cosas es vestirlas de silabas, hacerlas vocablo, expresión, adornarlas con tu aliento. El mismo aliento de Dios, Diario, por el que eres y estás, y por el que vives, en dignidad y libertad, como persona, única, irrepetible (12:44:50).

domingo, 16 de mayo de 2021

 16 de mayo de 2021. Domingo.
ORFANDAD APARENTE

Una nube se lo quitó de la vista. C. Sacerdotal. Murcia, F: FotVi

-«¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?» Cuando nos falla la tierra, miramos al cielo. Es una actitud de defensa, también de esperanza. Jesús se ha ido y ha dejado una orfandad aparente en los suyos, han quedado sin asidero, no saben a qué atenerse. Jesús se ha elevado: ha ido al Padre. Y ellos, los discípulos, no saben qué hacer. Sin Jesús, sienten el vacío, les invade el desaliento, miran desde la desesperanza. El abismo les rodea. Dice San Agustín: «Él está en el cielo, nosotros en la tierra. ¿Tan lejos está de nosotros?» Y añade: «De ningún modo. Si te fijas en el espacio está lejos; si te fijas en el amor, está en nosotros». En el espacio dos pasos son lejanía, en el amor cualquier distancia es el mismo lugar. Cuando se ama, todo se reduce a un único latido: el del que ama en el amado. Jesús, la Cabeza, sube al cielo a respirar al Padre, para que el cuerpo –su iglesia– inhale el mismo aire. Y el hilo conductor es el amor, en él descansa toda la vida de Dios y sus criaturas. Con el tiempo, los discípulos irán comprendiendo; pero hasta que llegue el Espíritu, seguirán en sus miedos, se esconderán, le temblarán las palabras en la boca. Cuando llegue el Espíritu, Diario, hablarán lenguas, la palabra de Dios encenderá sus bocas, serán apóstoles, testigos (17:35:11).

sábado, 15 de mayo de 2021

 15 de mayo de 2021. Sábado.
LA SENCILLEZ ME HABITE

Sencillez, cactus, y lluvia, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Fiesta de San Isidro. Fiesta de lo sencillo, del arado frente a la máquina. Recuerdo a mi amigo Indalecio Escámez en Casas Nuevas: yo montado en el trillo, las sotanas al viento, y él, riendo con aquella risa suya pícara y sabia, junto a la era, vigilando. Él reía y yo arreaba a las mulas, que de tan cansadas parecían dar pasos hacia atrás en vez ir para adelante. Antonio y José, sus hijos, con la horca recogían la mies derramada y la volvían a echar a la era. Solo descansaban para echar un trago del botijo o para quitarse el sombrero y abanicarse, tan jóvenes. Fue mi primer año de cura; tenía 23, y ninguna experiencia, solo la de los libros –apenas nada–, y lo que Dios me inspiraba. Celebraba misa en una pequeña capilla, en la que cabían no más de 20 personas, todo viejo y enmohecido. Salvo la patrona, la Inmaculada, que lucía en la hornacina del altar mayor, siempre con un ramito de florecillas silvestres a los pies. Teresa, la hija de Indalecio, la cuidaba, y preparaba los utensilios para la misa. Yo llegaba los domingos en la Guzzi con mi hermano Javi y, tras oír en confesión a los que me lo pedían, me revestía y salía, devoto, a celebrar. Mi hermano y Félix eran los monaguillos, listos y desenvueltos, eficaces. Después de la misa dábamos la catequesis a los niños de la primera comunión. Todo era ilusión, sin vacilaciones, todo era línea recta, con perspectiva. La maravilla me envolvía. Hoy, día de San Isidro, me vienen a la mente estos recuerdos, difuminados ya, como poemas de acuarela, hechos de bendita sencillez. Sencillez a la que he vuelto en la ancianidad, y la que me mantiene en la cuerda de Dios, con menos elocuencia, pero con el mismo deseo de servir y nunca de ser servido. Todo los días pido que la sencillez me habite, y la recibo, Diario, como lluvia, con los brazos abiertos y dejando que me golpee el rostro, calándome. «¡Ah!», digo, y sigo en el regocijo del candor del agua (11:53:52).

viernes, 14 de mayo de 2021

14 de mayo de 2021. Viernes.
PLUMA DE PALOMA

Pluma de paloma, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Veo una paloma posada en mi balcón, zurea. Al verme, se echa a volar, con nerviosismo de perseguida, acelerada. Las palomas son aves muy asustadizas y hay veces que, al huir –como ésta–, dejan una pluma olvidada tras ellas. Miro la pluma y pienso: «Ya no puedes volar». Con pena. Pero cojo la pluma y la hago señal de página en un libro. «Volará conmigo, en mis lecturas», me digo. Leeré a Borges, y la pluma, conmigo, verá que el mundo es una inmensa biblioteca donde habitan la sabiduría, y la hediondez, y la maldad. Leeré la Biblia y la pluma percibirá cómo Dios me llama: «Hijo», y a ella: «Mi criatura». Una pluma en el suelo es una posibilidad de vuelo perdida. Pero, conmigo y un libro, puede seguir en vuelos de fantasía, en vuelos de creación. He visto a un político cortarse la coleta, es posible que la coleta no tenga recorrido sin el político. O el político sin la coleta; quién sabe. Es tan difícil y traidor el hecho de mirarse continuamente en el espejo, que, de mueca en mueca, y a la larga, siempre te parece que quedas mejor. O peor. Lo que sí me dice la experiencia es que la coleta no puede ir en un libro como guía de página. A lo mejor en el Rastro den algo por ella. Como antigualla romántica. Yo, Diario, prefiero la pluma de paloma; como recuerdo y como fuerza para levantar y elevarme en vuelos, en los que quizá toque la sencillez, donde suele hallarse la verdad, y, en ella, el Amor. Se trata de volar y buscar, siempre (13:29:36).

jueves, 13 de mayo de 2021

13 de mayo de 2021. Jueves.
OLOR

La belleza huele, en el jardín. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Ayer, la tarde olía a yerba cortada. El olor nos hace tocar las cosas, distinguirlas, incluso amarlas o despreciarlas. El olor se hace tacto, visión, intuición, y, a veces, trae evocaciones, como la de la lluvia. «Huele a tierra mojada», decimos, y el recuerdo nos lleva a tiempos en que nos poníamos bajo la lluvia y reíamos. Reír bajo la lluvia, calándonos los ojos, es el signo más entrañable y feliz de la libertad. Ver el cielo a través de gotas de agua que te caen es una experiencia festiva, alegre, hermosa. Inenarrable. Dice el salmo 44, cántico nupcial: «A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos». A través del olor, el novio trasluce su suntuosidad, su fasto. Oler bien es signo de limpieza y esmero, de claridad. Me asomé al balcón por ver de dónde venía el olor a yerba cortada. El jardinero cortaba el césped del jardín. Y pensé: «La hierba, como cualquier dama cuidadosa de su aspecto, se deja podar para embellecerse». La elegancia –como el pelo– necesita ser cortada, herida con leves tijeras de podar, para que no arrastre por el suelo y la manche el polvo, displicente y polvoriento, del camino. El buen olor acompaña la belleza de quien lo divulga. Como el morir en olor de santidad: o morir de amor, morir en el amor. Haber vivido en el amor huele a comunión, a dos, a más; el amor siempre es colectivo, nunca íntimo y solitario, narcisista. Como el amor de Dios, que es familiar: amor de amarse y de darse. En el amor, Diario, Dios halla su vida, que siempre fluye, irradia, llenándolo todo de afectos divinos (12:49:06).

miércoles, 12 de mayo de 2021

12 de mayo de 2021. Miércoles.
EL CAOS

La armonía, el árbol, vence al caos, ruinas de Éfeso. Turquía. F: FotVi

-Dice la Biblia: «En el principio…, la tierra era caos y confusión, y oscuridad». Caos es la orquesta probando instrumentos antes del concierto: todo suena a cosa rajada, a cristal roto en el suelo, como harapos de música. El caos es desequilibrio, extravío, pérdida en un callejón oscuro y sin salida. Y según dicen las crónicas, eso es España hoy. Un caos institucional, social y económico. Nada está en su sitio, todo anda manga por hombro; todo –ya casi en verano– tirita de frío. Sánchez –o Zeus, el Supremo–, no está, y la pandemia sigue causando estragos. Las muertes siguen: más de 205 hoy. Sin embargo, según Sánchez: «el estado de alarma ha pasado»; y profetiza: «la vacunación es el futuro». Entretanto, sin estado de alarma ya, sin una ley que diga lo que hay que hacer, unos jueces desdicen a otros; lo que unos aprueban en una comunidad, los otros lo desautorizan en la de al lado. Unos tocan La Traviata de Verdi, y otros, La flauta Mágica de Mozart; y el de los platillos irrumpe a cada instante, y crea más desconcierto, sin cesar. Sánchez, el de los platillos, con el chin pum de sus gestos y palabras, de sus delirios, embrolla a los profesionales de la orquesta, y los hace caer en confusas melodías, en irritantes despropósitos. Menos mal que, al principio –como ahora–, y frente al caos, Dios encendió la luz, hizo que lo creado se ordenara en paz, y que el universo diera su acorde, y que todo sonara a concierto, a música regulada, bellísima, a sinfonía perfecta. Aguarda que se haga el silencio, Diario, y escucha el gran Concierto de la Vida que sigue, no pierdas detalle, todo sucede según partitura, en orden: la armonía vence al caos (13:50:09).

martes, 11 de mayo de 2021

11 de mayo de 2021. Martes.
DOS LACRAS

Recordando maravillas, Torre Eiffel desde el Sena. París. F: FotVi 

-La pandemia nos ha dejado dos lacras: la soledad y la monotonía. Es decir, la soledad extrema, la que lloras de puertas adentro, de corazón adentro. La que te da en las entrañas. La soledad del que vive enterrado vivo, sin nadie a quien poder decir: «Te quiero»; o «Ayer lloré»; o «Déjame que te ame». Es la soledad del desahuciado, del echado a la papelera, del inservible. No es la soledad intelectual, luminosa, creativa –«Sólo en soledad se siente la sed de la verdad», decía María Zambrano, filósofa–, no es esa soledad; sino la soledad existencial, la que olvida los afectos y se hace únicamente recuerdo, sueño pasado, humillación desesperada. La soledad de reír solo, sin que nadie celebre tu risa, que será risa –llanto– de desengaño. Y la otra lacra: la monotonía, como un tic tac terrible de reloj sin hora, siempre perdido en la misma oscuridad, húmedo de desinfectantes y con miedos de mascarilla. Hasta la lectura se ha hecho indigesta en este tiempo de confinamiento, de andar sin paisaje, sin calles por las que perderte y encontrarte en una librería hojeando libros, o en una iglesia, con la fe en los labios, rezando. Es decir, este vivir sin sorpresas, sin días a estrenar, viviendo sólo la pobreza de la repetición; como diría Mario Benedetti, aburriéndome de mí mismo, «de mi propia paciencia». Menos mal que, contra estos dos males, todavía me queda, como liberación rebelde, el reírme de mí mismo –la risa acompaña la soledad– y dejar a Dios que, cada mañana, se invente, en los amaneceres y en el declinar de las tardes, paisajes nuevos, y que cada día conciba, en su infinita imaginación, la originalidad más innovadora, la jamás repetida, la que deslumbra (13:34:10).

lunes, 10 de mayo de 2021

10 de mayo de 2021. Lunes.
ALBA

Mirlo mirando el nuevo día, en Murcia. C. Sacerdotal. F FotVi

-Al alba cantaba el mirlo. Lo he oído, entre sueños. Su canto iba retirando la cortina de la noche y dejando que el día nos regalara sus luces. Un día con nubes, pero luminoso. Como a las polillas, me atrae la luz, me meto en su poema y, desde su interior, digo la luz, la recreo, la hago celebración. Alba, del latín albus, significa blanco, como la nieve, como las manos de la madre, como la inocencia de la niñez. En el blanco –el papel en el que escribes– no cabe un borrón, pero sí la escritura, que es la claridad del pensamiento en negro, para hacerse, con el blanco, leyenda, irradiación, deslumbre, fascinación. Bendigo la noche y el alba, y al mirlo que la abre con sus dulces silbos. Bendecir es luz; maldecir, raspadura, tachón, negación. Pero gracias al canto del mirlo, que hace de grapa, de alfiler que une la noche y el día, ambos –la luz y las sombras– se dan la mano y aparecen cosidos; pero separándose poco a poco, según avanza, con el dulce y enamorado silbo del mirlo, el nuevo día. Él canta y el día se despereza y se hace página abierta; página que se deja leer, como una hoja de libro, en el paisaje, en la crónica de la ciudad. Cuando, en la oración de la mañana, voy a decir: «Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme», ya el día ha cogido ritmo y celebra conmigo la vida y su verdad, y a Dios, que me habla, Diario, desde la paz del Libro de las Horas (12:38:24).

domingo, 9 de mayo de 2021

 9 de mayo de 2021. Domingo.
PALABRAS TRISTES

La luz intentando salir de la tiniebla. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hoy, cuando iba a rezar, se me han venido a la boca unas palabras tristes, perturbadoras, que inquieta decirlas, como si mordieran la lengua, que abrasan. Son palabras que, al pronunciarlas, al menos a mí, me hacen sentirme culpable. En una pequeña medida, quizá, pero culpable. Estas palabras son pobreza e injusticia. Dice Luis Gracieta, teólogo: «La fe tiene que llevarnos a la vida, y la vida a la celebración». Lo dice –ejemplo– por lo de ir a misa, luego de no haber saludado al vecino incómodo que te ha salido al paso. En este caso la fe también estará incómoda en tus rezos, en la gala del alzar el pan con Dios, hecho Cuerpo de Cristo, convertido en sacramento y fiesta. No podemos dar el salto y pasar de la fe a la celebración, sin detenernos –«amaos los unos a los otros»– en la vida. La vida es el llanto y el reír del otro, sus angustias y sus euforias, sus harapos y sus cosidos, también sus incoherencias. La vida es la India y el clamor de las hogueras que incineran los cadáveres, y los miedos del padre sin trabajo, y la cerveza que se bebe sin amigos, en la soledad del vaso y de la noche. La pobreza y la injusticia son el lado oscuro, sombrío, de la peripecia humana. Vivir la fe, Diario, es vivir la vida celebrándola con Dios y el prójimo a tu lado, anticipo de lo que nos espera, de lo que gustaremos en la apoteosis definitiva con Dios, en la casa del Padre, con abrazo y banquete, «porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado» (13:49:02).

sábado, 8 de mayo de 2021

8 de mayo de 2021. Sábado.
EL ROSARIO

Evangelio pintado en un muro, en Sinaia, Rumanía. F: FotVi

-Hay sol y azul en las alturas, y sábado en la tierra; sábado húmedo de cloro y vestido de mascarilla, como para un baile de carnaval en Venecia. Recuerdo cuando, en mayo, el sábado era día con flores a María y un rosario en manos de la esperanza. Ejemplo: las de mi madre o las de don José Escámez, sacerdote, en Molina. Yo era un niño, miraba y jugaba, y había veces que acompañaba a mi madre en sus rezos. Mi madre, devota; yo, jugando. Siempre. Me maravillaban los dedos de mi madre pasando las cuentas del rosario, sin mirar. Con virtud, con agilidad de vuelo. Cerraba los ojos, movía los labios, y las cuentas, en sus dedos, se iban sucediendo lentamente una tras otra, hasta el suspiro final, resumen de todas sus hermosas súplicas. El rosario es la oración sencilla de dulce monotonía que alegra el oído de la Virgen, y que la mueve a ser intercesora ante Dios a favor de la humanidad. En el rosario se reza, se desgrana el Misterio de Dios hecho hombre. Como una mazorca. El rosario es el Gozo, la Luz, el Dolor, el Aleluya, la Resurrección de Dios. Es el evangelio de Dios en boca de la sobriedad del pueblo, como un pórtico románico en el que se cincelaran –tallas bellísimas– los misterios de Dios, que son –también– realidades del hombre. «Cada vez que tomamos el Rosario en nuestras manos y lo rezamos –ha dicho el Papa Francisco–, damos un paso adelante hacia la gran meta de la vida». ¿Y cuál es esa meta, Diario? El aleluya de Dios en nosotros; aleluya que, si te agarras con fe a la tierra y al cielo nuevos hechos de Amor, por Jesús –Evangelio–, tendrás seguridad, y paz, y vida eterna, en libertad (12:17:51).

viernes, 7 de mayo de 2021

 

7 de mayo de 2021. Viernes.
LO BUCÓLICO Y LO TRÁGICO

Puentes dando abrazos, uniendo. Porto. Portugal. f. FotVi

-Mi Diario nace una veces alegre y otras emborronado de tristeza. Es como una libreta infantil en el pupitre, en la que la niña dibuja una casita feliz con humos ondulantes en la chimenea, y dos ventanitas, como ojos, a los lados, y el niño, un lobo feroz en mitad del camino, enseñando sus dientes de fiera y sus garras con filo, aviesas. O lo bucólico y lo trágico; es decir, la vida. La vida, ese don libre que va de vuelos –amplísimos– por los sueños, y que luego, con trabajo y terquedad, con obstinación, hace posible que el sueño se convierta en ideal, y el ideal, tras tomar forma –paloma que se posa–, en realidad. Realidad, que más tarde se trasmuta en almendro con fruto o en puente que conecta barrios y continentes, que da abrazos. Igual que el payaso disfraza lo trágico en mueca, en risa, y el poeta, las palabras, en Odisea: en aventura épica, con lances turbadores, singulares, hasta que Ulises llega a Ítaca y allí reposa en el amor del hogar, donde vive su vejez abrazado a sus quimeras. Tú, Diario, eres reflejo de lo que cada día vivo y sueño, y amo. Amo la luz, la esperanza, y me doy amor en el Amor de Dios, y, sorprendentemente, descubro que no me rechaza, que me llama amigo y me da su paz; paz en la que camino y descanso, en fascinante libertad (13:44:41).

jueves, 6 de mayo de 2021

6 de mayo de 2021. Jueves.
EL AGUA ES SAGRADA

Mar Báltico, en Pärnu. Estonia. F: FotVi

-Miro mis manos y las veo llenas aún de noche, me las lavo, y quedan sin sombras, empieza el nuevo día. El agua es sagrada: bautiza y limpia, y, como el espejo, refleja. La ilusión –el río que corre– me habita. Me he dicho: «Menos mal que no he tenido que lavarme con ideología, sabría a fanatismo y dogma», y eso me aterra; tanto, como tener que masticar almendras con cáscara. No hay dientes que mastiquen almendras sin pelar, ni ideología que aguante la libertad. Andar entre ideologías, es caminar por senderos de exclusión, de enfrentamiento. Es más eficaz hablar evangelio, que predicar dogmas, o ideología camuflada. Quien predica evangelio, dice: «Ama»; quien ideología: «¡Es esto, y punto!». Evangelio es dar el pan que quizá te vaya a faltar y recibir el que no esperabas. Evangelio es tocar y limpiar al pobre, y besar sus heridas, porque seguro que, si lo necesitas, habrá alguien que te lo haga a ti. Ideología, sin embargo, es hacerte un castillo y vivir rodeado de ti, sin paisaje ni alrededor, sin nadie con quien conversar: sin diálogo a que acogerte, sin entorno con el que hablar. Me gusta el Papa Francisco porque predica evangelio y no dogma. Como Jesús, que dio su vida –y su palabra, su evangelio– por los amigos; y desde entonces, Diario, la cruz se ha hecho diálogo de santidad; diálogo que hasta los niños entienden, y que, llegado el caso –María Goretti, ejemplo–, son capaces de imitar (12:29:26).

miércoles, 5 de mayo de 2021

5 de mayo de 2021. Miércoles.
SE HA ROTO EL ESPEJO

De distinto color y, sin embargo, amigas. Murcia. F: FotVi

-Abro la luz y leo en ella: «¡Victoria!» ¿La de Ayuso? También; pero sobre todo la de la paz y la verdad. Se recupera, aunque poco, el valor de las palabras. No siempre triunfan la beligerancia y la mentira; después de un tiempo de nieblas, un día cualquiera de invierno, de pronto, sale el sol, y el gorrión y la paloma se echan a volar. Las cartas de amor dejan de ser apariencia, romanticismo, y se hacen realidad: éxtasis. La libertad se extiende, ilusionada e imaginativa, por los cielos. Se abren los sueños y cae a plomo la esclavitud. Se ha roto el espejo y, con él, las apariencias; a la mala magia se le han visto los fondos y han quedado al descubierto sus falacias, sus trampas, sus tufos. Cualquier político es un tejedor de mentiras, pero los hay que las producen a nivel industrial. (Sin nombrarlo, el papel sobre el que escribo ya sabe a quién me refiero; se lo digo al oído, y estalla en risas). El salmo 35 pide al Cielo «que no mi pisotee el pie del soberbio, que no me eche fuera la mano del malvado». Es la sabiduría que bebes en la Biblia, y que, al poco, te hace sentir la necesidad de beber más, hasta quedar en paz contigo y con el otro, al que, con un trago, le ofreces la amistad. Así se hace realidad lo que dice el libro de los Proverbios: «Cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía»; en armonía, Diario, como las palabras del Diccionario, que, siendo de formas y significados distintos, conviven y enriquecen, sin embargo, el lenguaje; es decir, hacen lo que el melocotón y el vino, que, juntos, ennoblecen y adornan, deleitosamente, la gastronomía (17:38:20).

martes, 4 de mayo de 2021

4 de mayo de 2021. Martes.
BOCADO DULCÍSIMO

Desnudando la luz, en la mañana. Casa Sacerdotal. F. FotVi

-Hoy he despertado cuando aún quedaba noche. He visto nacer el día como el que monda una naranja, poco a poco, desnudando los gajos. Gustándolos antes de morderlos. Haciéndolos visibles al deseo y al bocado, dulcísimos. Al abrir el día, me ha tocado la luz, y su esplendor me ha llenado de optimismo, que mastico y comparto. «Toma un poco de mi luz, en lo que escribo», he dicho. En tiempos tan revueltos y sombríos, no es malo desayunar un poco de luz. Masticarla en compañía, y hablando. Si hay que llorar, hagámoslo juntos, y si reír, busquemos codiciosamente hasta hallar la carcajada. La risa franca, liberal, abre y ensancha la confianza, como la cerilla que, al tiempo que enciende el pitillo, ilumina el rostro y te hace ver. Repliega la oscuridad, y te hace ver. La cerilla te ennoblece de claridad, para poder decir con León Felipe: «Luz. / Cuando mis lágrimas te alcancen / la función de mis ojos / ya no será llorar, / sino ver». En el principio, Diario, cuando todo era caos sobre la tierra, Dios hizo su primera criatura: la luz. Dijo: «¡Hágase la luz!», y fue la luz, y las cosas, despojadas de la pesadez de lo oscuro, se vistieron de color (17:48:35).

lunes, 3 de mayo de 2021

 3 de mayo de 2021. Lunes.
TODA POESÍA ES RELIGIOSA

Todo es Poesía, donde Dios está. F: Carmen

-Dijo Dámaso Alonso, poeta y filólogo, que «toda poesía es religiosa». Y lo es, en cuanto canta y dice la obra de Dios, o como «belleza» o como «desgarrón». Es belleza: el río que corre por el valle y lo riega y lo llena de risas de verdor y vuelos de armonía. Es belleza: el asombro de un niño ante el hecho de la luz, que le deja ver sus dedos y, ante la realidad de sus movimientos, reír y gorjear, su dulce parloteo al aire. Es belleza: el poder escribir este verso: «Os juro por las rosas, que habrá mayo». (José María Fernández Nieto). Es desgarrón: la blasfemia, cuando, el ser humano envuelto en la oscuridad del misterio, no halla salida a su deseo de ver, de tocar, de saberse redimido, y lo paga con aquello que niega o no ve. Odia a Dios, y, en su desesperación, maldice. Es desgarrón: el odio en la palabra, consecuencia de un corazón herido –sin vínculos espirituales– y que se desangra en la boca, injuriando. Es desgarrón: el haber escrito estos versos: «He preguntado no sé cuántas veces / pero nadie contesta mis preguntas. / Es absolutamente necesario / que el abismo responda de una vez». (Nicanor Parra, poeta, matemático e intelectual chileno). Sin embargo, así imploraba Carmen Conde, poeta cartagenera: «Y si es a ti a quien busco, / ¿por qué no te me ofreces de un sorbo?» Dios está o en el hallazgo del Amado de San Juan de la Cruz, no obstante la noche oscura, o en el lenguaje a veces lascivo y tenebroso de Arthur Rimbaud, siempre enfebrecido. El que al final de su vida escribió: «No teniendo ya a aquella que amo, ¡abrazaré la fe!» Es verdad, Diario, lo sostenido por Dámaso Alonso: que toda poesía –ya haciendo alabanza, ya blasfemando– es religiosa. Pues Dios está, como inspiración o destello, en el instante del acto creativo, aunque, a veces, quien recibe el don ignore su presencia; o, por soberbia, la desprecie (13:06:02).

domingo, 2 de mayo de 2021

2 de mayo de 2021. Domingo.
MADRE: AMOR QUE SE DA

La Reina de los Corazones, en el jardín. Casa Sacerdotal. F : FotVi

-El amor, hoy, se arrodilla ante las madres, ante aquellas que viven para darse amor. No solo son amor, sino amor que se da y, a veces, sin canje, sin devolución, sin retorno. Hay madres que dan amor y solo reciben a cambio silencio, soledad, desdén. En un marco dorado, con fondo azul, el Día de la Madre se presenta como un acontecimiento de luz y belleza, de maternidad primaveral. Hoy me vienen recuerdos. Del Seminario. El primer domingo de mayo era y es la fiesta de la Señora, la Reina de los Corazones. La llamamos así porque mi nombre, con el de tantos otros sacerdotes, está en su corazón relicario, y allí sigue, siendo corazón de corazones, latido grande de latidos menores, el de la Madre y el de los hijos, que la veneran y celebran, y le ruegan que los mire con ojos de delicadeza maternal, de risueña compasión. Es el día, desde 1911, en el que nos consagramos a la Virgen, en nuestra juventud, cuando todos los pájaros de las ilusiones vuelan en nuestras cabezas, cuando todavía tocamos la vida con el evangelio de la expectación, de los sueños apostólicos. Es el día en el que salimos de nosotros y entramos en el Corazón de María, la Señora. Este día venían mi madre y mi hermano Javier, niño de apenas cinco años, que, con ojos grandes de pregunta, de asombro por todo y cogido a mí, recorría el seminario, recogiendo las sonrisas y las golosinas que le regalaban los compañeros. Era mi hermano de la bella e inconsciente travesura, que ahora recuerdo y al que lloro, y que, en el recuerdo, aún me vive. Todos los días viene a mi boca y lo pronuncio: «Javier», y, a su nombre, sigue una plegaria, con los nombres de los otros hermanos, Consuelo y Alfonso, que, enfermos, no pudieron elevar el vuelo, salir de su niñez dolorida, y, sin embargo, tan fértil y valiosa, tan angelical. Los mirlos cantan, y en el cielo se forman balas de algodón: las nubes que lo transitan. Hoy, la nostalgia se hace, en unos labios viejos, oración nueva, porque lo que es espíritu, Diario, nunca envejece, siempre es novedad, maternidad creativa, bulliciosa, amor (18:08:25).

sábado, 1 de mayo de 2021

1 de mayo de 2021. Sábado.
SANTIDAD EXCITANTE

Vara de nardo florecida, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-San José, Patrón de los trabajadores. Encalleció sus manos en el trabajo. Cuidó de Jesús, al tiempo que daba forma, utilidad doméstica, a la madera. La madera, que, en las manos de José, se adornó, se hizo servicio, se convirtió en objeto venerable de carpintería. El árbol, en el bosque, es selva, jungla, sinfonía con acorde de platillos y redoblar de tambores, magnitud; en la carpintería, sin embargo, es solo de flauta, interior de violonchelo meditativo, sosegado, nota iridiscente de violín finísimo. San José podría haber dicho aquello que Claudio Rodríguez, en su poema Música callada, escribió del árbol: «Y oigo de mil maneras / y con mil voces lo que no se escucha. / Lo que el hombre no oye». San José trabajaba la madera, y, al tocarla, oía su interior bullicioso, su latido de árbol, el lenguaje de su savia aún tierna y frutal, causa de la hoja y la flor, de su secreta fertilidad. San José, que tanto amó y con tanta prudencia a Jesús y a María, veneró la madera, y la fue haciendo –con el mismo amor que el huertano cava la tierra para orearla– silla y artesa, puerta de casa y arado, y, con las sobras, viruta y fragor para la lumbre. Entonces no había sindicatos, pero había trabajo; ahora no hay trabajo, pero hay sindicatos. Ni entonces había liberados; en aquel tiempo el que no trabajaba, no comía. El liberado, el que solo trabaja para la burocracia, hoy se viste de mono y grito y se va a vociferar consignas, que, en algunos casos, ni entiende, ni siente. El que habla por medio de consignas, es un muñeco que grita lo que el ventrílocuo le dicta. Oh, tú, José, patrón de la barca incierta del trabajo, santifica toda laboriosidad, ya sea ciencia de las manos o ilustración de la mente. Ya sea piedra o libro, estela o papiro. Hoy, día de San José obrero, celebramos, Diario, el trabajo y la santidad: o la santidad excitante y luminosa del trabajo (11:58:12).

viernes, 30 de abril de 2021

 30 de abril de 2021. Viernes.
LA PESADILLA

Pesadilla en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Si tienes algún problema que solucionar, apenas duermes. Cierras un ojo y se te abren dos, y, entre uno ojo y otro, el problema. Se te pega en la frente. Como una lapa irónica. Duermes un poco y la pesadilla te persigue, se ríe de ti, te acosa, te desvela. El problema –esa herida dañosa– se te aparece una y otra vez, y aunque, una y otra vez te digas que tienes la solución, trata de vencerte. Hasta que, como si surgieras de debajo del agua, abres los brazos y despiertas. Te abrazas a la realidad. ¡Ah! Y respiras. Es hermosa la realidad, aunque esté cercada de contratiempos. He vuelto a la Torre de la Horadada, mi última pesadilla. La Torre es un lugar cerrado, atrapado en sí mismo. El coronavirus. Los políticos cerrando el paso a libertad. La libertad, para ellos, es hacer su voluntad, no siempre santa ni justificada. Esta era mi pesadilla. ¿Me pararía la Guardia Civil? Y, zas, a la entrada de la Torre, dos coches de la Benemérita. Y, sin que ellos nos lo pidan, la conductora se detiene y empieza dar explicaciones. El agente sonríe y le dice: «Señora, puede usted seguir. Yo no le he pedido que se detenga. Por favor, siga». Es decir, la realidad, a veces, es la pesadilla que se ríe de la otra pesadilla del sueño. La realidad se ha reído de nosotros. Solucionado el problema de la perdida de agua en la casa, Diario, nos hemos vuelto sin miedos y sin pesadillas, dando gracias a Dios, el que viste los campos de colores y los manantiales con la música del agua, el que pone la risa en boca de la alegría (19:14:38).