jueves, 10 de junio de 2021

10 de junio de 2021. Jueves.
PENTECOSTÉS LAICO

Monumento al viento, Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi

-¿Ha habido un pentecostés laico, luminoso, llameante que ha inspirado la mente de Sánchez? Que seamos «magnánimos», nos pide el «visionario» interesado. Desde Argentina. El lunes, pedía yo en Laudes: «Danos, Señor, la abundancia de los dones del Espíritu: la comprensión, la servicialidad, la amabilidad». Se lo pedía como dones universales, ecuménicos, tanto para el que pide limosna como para el que la da, para el sabio como para el indocto, para el niño que llora como para la madre que lo consuela. Todos, incluyéndome a mí, hemos de ser tolerantes, solícitos, gentiles, atentos –miro al sol, miro al río, miro al árbol, dándose–, es una merced, una dádiva, que el creyente agradece, y que, al recibirla del Espíritu de Dios, le eleva. Los dones del Espíritu no humillan, al contrario, exaltan. El ser magnánimos de Sánchez, ofende, porque pide la generosidad a los otros, para seguir él en el Falcon –zarandeado y sin tren de aterrizaje– del poder. Pedir gracia para el díscolo catalán Junqueras, es darse indulgencia a sí mismo, y verse protegido de la tormenta que se le avecina. Dijo Giovanni Boccaccio, el sabio florentino: «La magnanimidad es belleza, y ornato de las demás virtudes». Y la belleza no se puede empañar con el aceite de la mentira, que unta, ni con el utillaje de la confrontación, que hiere la paz. Sé tú magnánimo, Sánchez, con lo que es tuyo, y no con lo que es de todos. Sin embargo le avanzo a Sánchez, que, cuando caiga en desgracia y se vea desnudo, le vestiremos y le haremos un hueco en el corro de los niños, donde se juega a ser libres y a tener piedad: éstos, sí son, Diario, dones del Espíritu Santo (13:26:46).

miércoles, 9 de junio de 2021

9 de junio de 2021. Miércoles.
HERMOSO HOYO DE LUNA

Geranio reventón, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-Escribía yo en mi Diario el día 23 de junio de 1983: «Hermoso hoyo de luna: el del ombligo». No dice más; en aquel tiempo, yo escribía poco y resumía sentimientos. Entonces, ¿qué quería decir con este endecasílabo, ciertamente inquietante? ¿Definía al altivo, al hedonista, al que se mira el ombligo sin tomar en consideración nada de lo que ocurre a su alrededor? (No hay paisaje para él; él es él, y el paisaje). ¿Se trata, pues, del egocéntrico, del que se venera a sí mismo, y mirándose al espejo, dice: «No hay nada más importante y valioso –joya preciosa– que yo»? Mientras, le caen unas lágrimas lentas, gruesas como granos de alpiste, que se limpia con el dorso de la mano, emocionado. Alpiste, que si algún grano le entra por las comisuras en la boca, lo mastica y ríe, y luego se consuela pensando que no hay nada que le haga sombra, y, reverenciando su imagen, se va camino de su sepelio futuro, donde será enterrado gloriosamente, como un simple estúpido irredento. ¿En quién pensaría yo, si todavía no existían ni Sánchez, el “indultor”, ni el indultado? Hoy, día de la región. «¡Murcia qué hermosa eres!»; hermosa en el limón partido –agrio y dorado–, y en la torre –plegaria de piedra enhiesta que casi toca a Dios– de la Catedral. Todo en Murcia, Diario, es bello: Salzillo, la Fuensanta, y aun el terrón mullido donde florece el clavel reventón, emoción ceñida, apretada, que siempre se ofrece con amor (11:57:53).

martes, 8 de junio de 2021

8 de junio de 2021. Martes.
PIEDRA VIVA

Catedral de Burgos, milagro de piedra. F: Googel

-Hay una iglesia hecha de piedras, de roca, que construye la otra iglesia, la del espíritu. El arte es testigo de esta fusión entre el peñasco y el soplo de la fe, que, con el trabajo de siglos, se hace templo, iglesia, catedral gótica en Burgos, que estos días cumple 800 años de su construcción. La fe, que mueve montañas, levanta, sobre la «Piedra viva» que es Cristo, templos –palabra tallada, cincelada, aplomada– que hablan del Dios del amor y del pueblo que vive en este amor, nutriéndose de él, como el árbol se alimenta y fortalece en la raíz. La vid es Cristo, la iglesia los sarmientos. El resultado es el grano de uva triturado, que en el cáliz, al ser bebido, se hace comunión, sangre de tu sangre, bebida que alimenta el espíritu. «Vosotros también, como piedras vivas –dice San Pedro–, sed edificados como casa espiritual». Primero se construye la catedral de la fe, y, apoyada en ésta, la de la piedra, que habla de la espiritual, la que vive del aliento de Dios, con el racimo del prójimo a tu lado, o el amor al hermano sin fisuras. Cuenta Heinrich Heine que alguien le preguntó por qué no se construían ahora catedrales como las góticas famosas, y le contestó: «Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para levantar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión». Entonces se creía; ahora se especula, se cierran los ojos a la fe y se abren a la teoría, son ojos con ceguera de Dios, que apenas ven el milagro. Ojos solo hechos para admirar la belleza, pero no para crearla: la mística ha sido olvidada en el bucle de lo puramente material; el soplo divino, Diario, ha sido sustituido por el barro, sin capacidad de vuelos, con peso de plomo en las alas, mutilado de fe (13:49:02).

lunes, 7 de junio de 2021

 

7 de junio de 2021. Lunes.
TRAS SU CELOSÍA

Se anuncia tormenta, en la tarde. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Anteanoche zumbaba el cielo, era herido por la navaja de los relámpagos y lloviznaba. Pensé: el escenario ideal para contar cuentos de miedo al calor de la chimenea. Me recordaba las noches de misión (hablar de Dios), en la campiña de Casas Nuevas, en las que a los mayores, al atardecer, les hablaba de Jesús, de su evangelio, y a los pequeños, por la noche, ante el fuego, les contaba cuentos de miedo, tan cargados de terror, que, al ver sus ojos mirarme, espantados, me asustaba yo con ellos, y concluía el cuento con una risa grande por mi parte, con la que aligeraba la tensión; entonces, los niños, tragando saliva, se miraban unos a otros, y, un tanto liberados, reían conmigo. Respiraban. Salían del cuento y se percataban de que estaban entre amigos, y con el fuego reflejando sombras –solo sombras– en las paredes. Habían dejado de mirarme como a un bicho raro. La inocencia, en los niños, se percibe en sus ojos, en sus miradas ingenuas, de cristal. Transparencias entrañables. Aunque sean revoltosos y fumen colillas de cigarrillos, los ojos delatan a los niños, aún sin grandes manchas ni abismos en sus vidas, todavía con la blancura –espuma y sus pompas– en el alma. Mirar a los ojos debe ser, creo, penetrar en su interior y, una vez allí, ver sus sentimientos, descansar en los buenos y huir de los mezquinos, como el agua –siempre limpieza– en las manos. Qué bello lo dicho por Robert Bresson, cineasta francés: «Dos personas que se miran a los ojos no ven sus ojos, sino sus miradas». O lo que se esconde, Diario, tras ellos, tras su celosía (12:09:13).

domingo, 6 de junio de 2021

 6 de junio de 2021. Domingo.
RESCATE

Dios en el pequeño viril de la custodia, esperando. Capilla Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Me levanto envuelto en claridad, en celebración. Hoy es la fiesta del Cuerpo de Cristo. Como dice San Agustín, Cristo nos ofrece en la cruz «lo que había tomado de nosotros», su cuerpo. Se lo ofrece al Padre como sacrificio de expiación por los pecados del mundo, y al mundo, como comida y bebida, que purifican. Y sigue: «Reconoced en el pan lo que colgó del madero, y en el cáliz lo que manó del costado». Cristo, pues, tras repetir el sacerdote las palabras de Jesús en la última cena: «Esto es mi cuerpo…; y este es el cáliz de mi sangre», se hace resumen, epítome, gracia, en un trozo de pan y en un sorbo de vino. Lo masticas como pan y lo saboreas como vino, y, luego, con unción –humillando la soberbia y pensando en el milagro–, lo tragas Cristo; es decir, Señor Sacramentado. Es el momento en el yo pienso en el Cristo que nace de María, en Belén, débil y frágil de pobreza, liberado de riquezas, y que luego, en su vida, se hace amor cercano, amor de tacto, de curar cegueras con barro hecho con saliva, de salvar a pecadores, para en el tiempo culminante, cuando todo se ha cumplido, hacerse amor que es cruz y resurrección, y eucaristía. Rescate. Hoy, día del Corpus, día que reluce más que el sol, digo con Fray Diego de Murillo (s. XVI): «Viendo que solo por amor del hombre, / Dios, que en el cielo ni en la tierra cabe, / así todo se encierra en un bocado». Dios, en la boca, Diario, dejándose comer, como aliento del espíritu, como alimento místico (17:46:04).

sábado, 5 de junio de 2021

 5 de junio de 2021. Sábado.
DULCE ESTAR

Mariposa vegetal, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dormía yo, sonó la alarma, y no desperté. Esta mañana. Seguí en mis efluvios, con las mariposas del sueño rondándome la cabeza, dejándome inerme de sensaciones, ausente de mí mismo. En este tiempo de insomnios terribles, que roban el sueño –el virus, el paro, la factura de la luz, los hijos, el llegar a fin de mes, los avatares políticos–, me causa pavor decir que duermo bien. Suena, casi, a ofensa. Agravio para los que no pueden dormir: por el dolor o por los problemas de cada día. Son tantos. Soy, sin duda, una isla de agua en el desierto insufrible de la pandemia. Me horroriza. Pero es así, y lo digo: agradecido. La alarma del despertador no ha podido con mi sueño. Cuando duermo, apuro hasta la última chupada del cigarrillo, y creo con Gila, el cómico, que si la mente funciona, no hay viejos. También ayuda el librar la mente de fobias, decir Dios una vez, o más (si así os parece), y dejar que te invada la levedad del dejarte ir, libre de cualquier atadura exterior. Incluso de ti mismo. Consejo: antes de entrar en el descanso, rescata tu conciencia y déjala blanca como una hoja de libreta en la que escribir tus sueños, que siempre serán aventura y hallazgo, dulce estar, alivio (12:31:25).

viernes, 4 de junio de 2021

4 de junio de 2021. Viernes.
VIVIR EN EL CAOS

Con el andar del día, se hace la luz. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Amanece el día como anochecido, oscuro, con rostro de lluvia. Su aspecto es de tristeza. Quizá el cielo tenga sentimientos y, visto lo que ocurre aquí abajo –«este valle de lágrimas»–, se cubra con el velo del lamento y la decepción. Quizá llore desencantado por las dos pandemias que nos asolan: la del virus, terrible, sin trazas de que acabe, y la del espectáculo deprimente de la política, donde el caos y el descrédito llenan de frustración a los que vamos por el mundo con el único paraguas, el de la justicia, que nos protege. O es lo que debiera. A no ser que nos divierta vivir en el caos y lo aceptemos como paisaje salvaje e intransitable de nuestras vidas. El caos es la oscuridad llena de clavos y aristas por la que andamos tanteando. A veces tocamos y nos desgarramos, y, sangrando, volvemos los ojos a la esperanza, que, en sus alas, nos eleva y, en ocasiones, nos libera. El caos necesita combustible: llega el político, se lo proporciona y, además, enciende la mecha para que arda; luego viene la sensatez, y, con trabajo y fe, y un poco de Dios aquí y de poesía allí, Diario, se establece el orden, que, con el tiempo y los políticos, volverá a romperse y ser de nuevo caos, y, así, de este modo tan inseguro y triste, y con tantas sombras, volvemos a empezar (13:45:20).

jueves, 3 de junio de 2021

3 de junio de 2021. Jueves.
TROZOS DE EVANGELIO

Cruz nevada, pureza y vida. F: Prensa

-Recuerdo el tiempo en que yo era más joven que los papas: los miraba con reverencia y admiración. De niño no sabía lo que era un papa, pero me impresionaban la tiara, esa torre de origen persa hundida en su cabeza, o la silla gestatoria, en la que casi siempre parecía haber más silla y boato que pontífice. Dando la sensación de que podría dar la vuelta y tirarlo. Las multitudes lo aclamaban, con emoción, y alguna lágrima. Ante tanta suntuosidad, la personalidad papal quedaba reducida a una tilde –el punto sobre la i– en la gran ceremonia de la pompa y el derroche, profanos. Hasta que todo eso se fue reduciendo, y quedó, sobre tanta parafernalia, el hombre terrenal y consagrado, próximo, de andares titubeantes, que da la mano y besa a niños, que abraza a discapacitados y dice palabras que hablan de amor y fraternidad, de perdón, evangélicas, tan tiernas y envolventes, que parecen dichas por el mismo Jesús. La misericordia llena su boca de claridad, de ablución sagrada. Ahora el papa, por fin, es más joven que yo y, no obstante, me sorprende su capacidad de seguir asombrándome, de seguir dándome lecciones de bonhomía. Me gustan los santos que van por la calle vestidos de normalidad, sin aureola y, no obstante, bendiciendo, no con signos prefabricados y suntuosos, sino sencillos, como el de dar un vaso de agua al sediento o tocar una herida infecta, lacerada. De un tiempo a esta parte, Diario, los papas parece que estén hechos de trozos de evangelio: hablan más en lenguaje evangélico que en lenguaje de este mundo, y se visten de blanco para decirnos que, como la nieve, embellecen el paisaje: cubren sus sinuosidades y lo nivelan, cubriéndolo de pureza (13:17:15).

miércoles, 2 de junio de 2021

2 de junio de 2021. Miércoles.
VIVIRÁS EL ÉXTASIS

Viviendo el instante, ayer tarde. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Cada segundo es eterno, y, sin embargo, los días son fugaces, como un destello luminoso. Así es, o así nos lo parece. En la ansiedad, los segundos son eternos; en el día a día, son un suspiro. En la espera, el tiempo se alarga; en el total de la vida, se contrae. Dice el salmo: «Somos como las ilusiones: desaparecemos como las sombras». Recuerdo de joven, cuando pensaba que tenía todo el tiempo del mundo a mi servicio, que, a veces, lo dilapidaba, lo perdía; hasta que, con los años, me aferré a él y lo hice protagonista, conmigo, de cualquier instante de mi vida. Decía Sartre: «No perdamos ni un segundo de nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, pero este de ahora es el nuestro». Éste, el de ahora en que abres los ojos, que das el primer paso, que rezas, que muerdes el pan del desayuno, ¡ahora!, el ahora de empezar a hacer cosas, recreándolas. Nuestra vida es el instante –ese relámpago, esa exhalación– que vivimos a cada parpadeo; lo pasado es recuerdo, evocación, quizá hermosa melancolía; el porvenir es el ensueño, intentar poder tocar el más allá, andar por fantasías irrealizables, pero que ves posibles, «¿y si rozara la eternidad?», pensamos. Sueña, sí, pero sin dejar de estar en el soplo –santiamén– en el que vives. Si llega el instante de reír, ríe; si el de llorar, llora; si el de amar, ama. Llena tus instantes de vida, respira hondo y di: «¡Vivo!», y, como el río, Diario, déjate llevar, nadando, al sueño que hayas elegido; si lo logras, vivirás el éxtasis, te habrás salvado (17:49:24).

martes, 1 de junio de 2021

1 de junio de 2021. Martes.
LA VIDA SIGUE

Por entre las nubes, la luz. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Se despereza el alba y aparece el día, aunque tiznado, negro. Como de barro colgante. Las nubes –la carpa de circo que cubre el día–, aunque refresquen un poco el elevado grado de calorías y sudores que sufrimos, nos roban el azul del cielo y la claridad del sol. Como una idolatría temporal, nos llama el mar: a los lejos nos requiere la desnudez de la playa y la economía en los ritos del vestir. El mar nos invita a la serena placidez. Sin embargo, estos días, el mundo de la política, su farándula, anda revuelto, excitado. El socialismo de Sánchez, menos social y más populista que el tradicional, mientras se apresura a dar indultos a los condenados por delitos de sedición y perdona a los que –ejemplo– se manifiestan frente al Congreso e increpan a los diputados –libre expresión, dice–, trata de meter en la cárcel a los que defienden, y cantan, y aman la vida. El sanchismo propone que manifestarse –pacíficamente– ante una clínica abortiva sea delito y se condene con prisión; la patronal del pingüe negocio del aborto se lo agradecerá. ¿Serán pagados en votos, en especie? El cielo relampaguea y truena. La «cultura de la muerte» (San Juan Pablo II) prevalece frente a la alegría –a veces triste, pero hermosa– de vivir. El mandamiento «No matarás» se mudará por otro que diga: «Prohibido vivir, rige la muerte». En la tarde, el sol, libre y silencioso, inmutable, sale y me devuelve la esperanza; es como si Dios llamara a mi puerta –mi corazón– y dijera: «Mira, la vida sigue, no temas», e insisto en el camino; ante el mal, Diario, excede la gracia, Dios está: lo dice San Pablo (18:36:11).

lunes, 31 de mayo de 2021

31 de mayo de 2021. Lunes.
ALEGRÍA Y PROFECÍA

Alegría en en el cielo, luz en la tierra. C. Sacerdotal. F: FotVi

-Quien visita con amor, da amor y recibe amor. María, recién embarazada de Jesús, se echa al camino para visitar a su pariente Isabel, que, según el Ángel, está de seis meses. Visitar es hacer del recuerdo reencuentro, estancia, abrazo, y preparar el camino para otros bellos acontecimientos semejantes. Al final, la vida se hace de sueños: porvenir, futuro, tocar estrellas, y de recuerdos: fui feliz, desdichado, reí, lloré… María lleva a casa de Isabel el Espíritu Santo, que hace saltar de gozo en su vientre a Juan, y profetizar: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». La alegría y la profecía son dones que se dan con el Espíritu. «Canal inmenso de Dios», llama San Bernardo de Claraval a María, que lleva consigo «gracias, dádivas y bendiciones». Hoy la iglesia celebra la festividad de la Visitación de la Virgen. Los pasos de la Virgen son los pasos, bendecidos, del apóstol, que llevan la paz. María camina con pasos de bendición, el Espíritu Santo los ilumina, los guía, los alienta. Portar a Cristo en la palabra y en las acciones –dar pan al hambriento, agua al sediento, vestir al desnudo, y decirlo– es ser custodia, porta viático de Dios, y credencial para la felicidad postrera. Porque al final de nuestra vida: «seremos examinados del amor». (San Juan de la Cruz). Tremenda afirmación, Diario, que nos hace volver a María y pedirle que nos visite y entre en nuestra casa y nos haga saltar de gozo y profecía, como ocurriera con Isabel, y podamos decir: «Bendita tú, María, entre todas las mujeres; bendita tú, porque has creído». Dilata nuestra fe, y hazla obra de Dios (13:17:01).

domingo, 30 de mayo de 2021



30
de mayo de 2021. Domingo.
MÁS LUZ EN LA CLARIDAD

Ambiente contemplativo. F: Prensa

-Hoy, día de la Trinidad, rezamos por los que rezan (pro orantibus): es un intercambio en el que la luz se hace más luz en la claridad. La oración es luz porque esclarece, ilustra, bruñe la santidad. En la oración, todo lo oculto, se hace diáfano, asequible, posible. Dios se nos da en las palabras y en la contemplación. Quien reza enciende una vela, incesante, a Dios. Una vela de gracia, por la que se hacen preguntas y, a veces, se hallan respuestas. Rezar es llenar la boca de la presencia de Dios. Cuando digo: «¡Oh, Dios!», mi boca es un sancta sanctorum (lugar de lo santo) donde cabe la Trinidad de Dios; es decir, caben el Origen, el Padre; la Redención, el Hijo; el Aliento, el Espíritu Santo. Todo unido, ensamblado, por el Amor. Declara el Concilio VI de Toledo: «Nuestro Dios es uno solo, pero no solitario». Vive en una trinidad de personas, unidas en su naturaleza, por el Amor. Hoy la iglesia reza –rezamos– por los contemplativos. Para San Juan de la Cruz el contemplativo es el que se «recoge en Dios», donde «el alma se pacifica y fortalece», y se muestra en sus obras, que son «la expresión de su vida». La vida contemplativa es «un divino sosiego en la paz», pero laborando, trabajando, ejerciendo. Los monjes benedictinos tienen como lema en sus vidas: «Ora et labora». Reza y trabaja: insinuación de San Benito en su Regla: «Son verdaderamente monjes si, además de la oración, viven del trabajo de sus manos». Es decir, rezar por los que rezan y trabajan, para que el mundo no quede huérfano de Dios y pueda seguir llamando a la puerta de su misericordia, quedando constancia, Diario, de que está y escucha, y sigue amando (13:11:45).

sábado, 29 de mayo de 2021

29 de mayo de 2021. Sábado.
HISTORIA DE UN BESO

Beso en el sufrimiento, el Holocausto. F: AFP

-Se llama Lidia, y cada día, a sus 81 años, renace a la alegría de vivir. En paz. Tiene un apellido difícil, cargado de consonantes, como si se tratara de un bosque centroeuropeo, hermosamente frondoso. Maksymowicz. (Decir Chopin, aunque polaco, es más asequible, pero también glorioso). Los pueblos del este han sido durante muchos años –y lo siguen siendo en algún caso aún– un paisaje humano hecho al martirio, al suplicio, castigado por la barbarie. Primero fue el nazismo, luego el comunismo, con su deshumanización, sus furias, sus desmanes contra cualquier atisbo de amor y misericordia, de justicia. Eran regímenes que desechaban de su lenguaje las palabras libertad, dignidad, ternura, empatía. Masticaban y escupían odio, la muerte les precedía. Lidia, que ahora vive en Cracovia, ha volado a Roma para la presentación de un documental que cuenta su vida. Título: 70072, la niña que no sabía odiar. El número 70072 era como se la conocía en el llamado “Pabellón de los Niños”, en Auschwitz Birkenau, donde el criminal de guerra Josef Rudolf Mengele ensayaba, con gente menuda, experimentos execrables, infames. En 1943, Lidia sólo tenía tres años. Su corta edad le hacía ver todo con ojos de inocencia, envueltos en fantasías de asombro, en euforia de juegos truncados. Hasta que ya de mayor llega a Roma y visita al Papa Francisco. Y Francisco, reverente, sumiso ante el dolor de esta mujer, se inclina y besa el número que lleva grabado a fuego en el brazo, el número con el que la distinguió el Holocausto y la hizo posteridad sacrificada, santificada. En el documental, Lidia, con la naturalidad de la niña que fue, dice: «Si tuviera que vivir pensando en el odio y la venganza, me haría daño a mí misma y a mi alma, y yo sería la enferma: el odio me mataría también». Y recuerdo, con ternura –el lado más leve y lírico del amor–, las palabras de Jesús: «¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que se hacen!», y expiró; y, de este modo tan humano y divino aun tiempo, Diario, abrió el cielo a la misericordia –profunda y serena, esencial– de Dios (11:22:09).

viernes, 28 de mayo de 2021

 28 de mayo de 2021. Viernes.
LA SEDA DE LA LLUVIA

Llovizna en los Lagos de Plitvice. Croacia. F: FotVi

-Al amanecer, lloviznaba, quizá para decir que la tierra es asperjada, bendecida. Con el hisopo de la exquisitez. La llovizna es la seda de la lluvia, su tul nupcial. No hace daño y bendice. De igual modo que es bendición una mirada amable o una leve sonrisa de aliento. Todo lo que es suave, como las plumas del cisne, enternece: la paz del niño que duerme, la mano de la madre en la frente del hijo con fiebre. La paz es levedad, como un solo de violonchelo en la noche; la guerra es fragor, desgracia, pandemia. Trueno de trompetas y timbales. Hoy en día hay demasiadas guerras ideológicas en la calle, demasiadas bocas en las que se ve el odio masticado y el escupitajo preparado para lanzarlo contra el otro, no adversario, sino enemigo. La tristeza, la que precede al llanto, también es levedad, hermosa debilidad quebradiza. El llanto llega cuando el gemido crece y se rompen sus diques de burbuja trágica. Hay tanto llanto, desesperanzado, hoy. Mi experiencia: rezar, suaviza el carácter irascible y arrebatado del ser humano y lo hace acercarse a los frutos del Espíritu: la paz, la bondad, la clemencia, el temple, la fidelidad, la honradez, y otros muchos, Diario, como el del amor que sirve…, apasionadamente  (13:43:01).

jueves, 27 de mayo de 2021

27 de mayo de 2021. Jueves.
GRACIAS

Trabajando, en el ordenador. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Día nublado, triste, pero no feo; como si hubiera dejado encendidas, en la noche, las luces de posición. Apenas veo vencejos en el cielo; andarán más arriba de las nubes, volando por sus mundos inéditos, ignotos. Sí veo palomas que van y vienen, zureando, seduciendo al día. Y gorriones, tan modestos y con tanta viveza en sus movimientos, que apenas dejan ver su gracia; gracia quebradiza, como de cristal, cerámica hermosa. Las rosas, en el jardín, murieron; pero ya se vislumbran otras nuevas que darán esplendor, y lindeza, al paisaje. Ante tanta originalidad, e inspiración, se me llena la boca con una palabra, que, en el sacramento, también es Eucaristía: «Gracias». Con una diferencia: en la eucaristía –misterio–, el pan y el vino son Dios: si lo comes, masticas a Dios, te nutres de Dios; en la belleza de las cosas, sin embargo, Dios solo está, sin ser el objeto. El objeto, en este caso, es sólo reflejo, deletreo, balbuceo de Dios. A cada paso que doy, a cada mirada, cada vez que pongo los dedos en el ordenador y escribo, cuando rezo, cuando leo, cuando me equivoco y rectifico, cuando muerdo el pan y bebo el agua, cuando lloro –tantas veces–, cuando río –más–, cuando soy tibio –«ateo en potencia»– o ardiente y me apasiono, cuando dudo y, al poco, digo creo, a cada instante, a cada impulso, a cada toque de sombra que se hace luz, me viene a los labios la palabra gracias, porque como diría Octavio Paz: «Todo es Presencia», cercanía de Dios, todo es como una «encarnación de Dios, cuya marca es la belleza». (Simone Weil). En todo, Diario, está él, abrigando la belleza, como su origen (11:49:59).

miércoles, 26 de mayo de 2021

 26 de mayo de 2021. Miércoles.
VUELO

Volando con Chopin, parque Lazienki. Varsovia. F: FotVi

-«Un día más», me digo, y doy gracias a Dios por seguir alentando –excitando– mi aliento. Pienso: «Dios sigue soplando sobre el barro del que vengo… Respiro –aún– el soplo de Dios». Y ahondo en un suspiro profundo, como si fuera un acto de liberación. E imaginando, vuelvo al día en el que, cortado el cordón umbilical y tras un azote en las nalgas, hube de respirar por primera vez oxígeno terrestre. Respiré y lloré; es  decir, fui persona venida de la seguridad del vientre de una madre, al retablo incierto y, en ocasiones, trágico de la vida; desde ese momento, fui libre albedrío, cuerpo rebelde y tenaz, prosa y poema, razón y sueños, iluminación y sombras. Fui lírica, envuelta en lamentos. Trabajo y epifanía, fiesta. Desde entonces no he cesado de reír y llorar, de mirar a Dios y evitar al diablo –tan insidioso–, de hacer plegaria y versos. Yo, que no soy perfecto, busco la perfección; pero, a mis años, y, con inmensa tristeza, he de reconocer que aún no la he conseguido. Me consuela, sin embargo, escuchar a Mario Benedetti, que dice: «La perfección es una pulida colección de errores». También escucho a Bach. Menos mal que tengo un gran enmendador, Dios, que a cada error –tantos–, me dice: «Reconoce que te has equivocado, y sigue, yo siempre estoy a tu lado, y espero». Y entretanto, y con alas cansadas, Diario, vuelo (12:16:31).

martes, 25 de mayo de 2021

 25 de mayo de 2021. Martes.
LA BALANZA

La esperanza siempre viene del cielo. Casa Sacerdotal. Murcia. 

-En ocasiones, una lectura oportuna, eficaz, te saca de la decepción y te pone en el camino de la esperanza. En un mundo tan injusto, tan torcido, tan sinuoso, la esperanza, a veces, se te hace humo de cigarro ante los ojos. Parece una ilusión, una biblioteca sin libros, un discurso sin palabras. Sin embargo, leo en el libro del Eclesiastés –sabiduría inspirada–: «Otra cosa observé bajo el sol: en la sede del derecho, el delito; en el tribunal de justicia, la iniquidad; y pensé: “Al justo y al malvado los juzgará Dios”». Es decir, donde tendrían que existir la igualdad, lo recto, lo legítimo, se hallan la infracción, la transgresión, el delito; y donde la justicia: la perversidad, la villanía, la corrupción. Pero, al final, será Dios el que coja la balanza y pese las conductas: el trigo será separado de la paja, y evaluados. La paja, o la vieja vida, la desconectada  del bien, la andrajosa y sin virtud, perecerá; y el trigo, el que cayó en buena tierra, y dio fruto según sus posibilidades, se salvará. Frente a la orgía de injusticias en el mundo: gobiernos corruptos, jueces ideologizados, mafias que todo lo compran y lo venden, ebrios de ideología, frente a todo esto, están la justicia y la fidelidad de Dios. Dice Isaías: «Juzgará al pobre con justicia […], y con el soplo de su boca matará al impío». Entonces, Diario, la esperanza, en mis labios, se hace Adagio de Albinoni, música serena, diáfana, estremecedoramente bella, y vuelve a mi corazón el adviento de la espera, el que aguarda, el que vislumbra más allá de las apariencias. Me rescata la verdad (13:07:41).

lunes, 24 de mayo de 2021

24 de mayo de 2021. Lunes.
AÑO 2050, O EL CABALLO CLAVILEÑO

Lluvia en Murcia, abundante. F:FotVi

-La noche enrolló el bulto de las nubes, se las cargó al hombro, y se fue, dejando limpio el día para que el sol lo llenara de luz, de esplendor, de confianza tranquila. Ayer llovía abundantemente y hoy el sol da en todas las cosas y las llena de sombras, que son como la ternura –sombrilla– de una madre. Si hay calor, las sombras alivian, te visten de levedad, como una madre. José Luis, mi corrector de textos, y yo hablábamos ayer de qué va a pasar con nosotros en el año 2050. Cuando no se coma carne y sí mucha fantasía, y fritura de gusanos y saltamontes, y alguna que otra ostra sin perla. Será el año de la epifanía de Sánchez, quien, desde que se conoce, vive de la profecía irreverente y torticera, laica, que contempla en el espejo de su narcisismo. Su palabra permanece lo que el silencio, la pausa que va de una afirmación temeraria a la siguiente hecha falso optimismo, baratura. Es un depredador de enigmas. Como no puede con la actualidad –2021–, se monta en su caballo Clavileño (Iván Redondo) y se lanza, con Sancho, a salvar a España del encantamiento –2050– que le ha hecho el gigante Covid 19; al final, ambos ruedan por el suelo, quedando maltrechos y corridos. Pero la concurrencia se ha divertido, y, por un momento, ha olvidado la playa del Tarajal, en Ceuta, el hambre, el paro, la desazón de no saber qué sucederá mañana. O pasado. O en el 2022. Entretanto, ahí está el creador de humos, incendiando sueños, que, cuando finalice la broma de Clavileño, serán nada, y nos partiremos –por no llorar– de risa, pensando en 2050 (José Luis y yo lo veremos desde la Eternidad), año del triunfo de las cortinas de humo, de donde brotan los fantasmas y los delirios, toda alucinación (13:51:34).

domingo, 23 de mayo de 2021

23 de mayo de 2021. Domingo.
EL AGUA Y EL FUEGO

Paloma pensativa, en el balcón. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Pentecostés. La fiesta por la que el aleluya se convierte en aliento, en palabra; y el agua, en fuego, en bautismo. Es la «Pascua en plenitud». Hoy, la palabra, que es aliento, se hace respiración y vida para el creyente. Elemento de comunicación, de acercamiento. En el ámbito del Espíritu Santo se respira unidad. No es obra del Espíritu vivir en una Iglesia dividida, parcelada como un tablero de ajedrez, lastimada. La Iglesia vive en una Babel díscola, enfrentada, con miles de lenguas que, muchas veces, dicen todo menos amor. El punto de donde parte la perspectiva es el amor. Sin amor, no hay comunión, ni iglesia, ni Dios cercano. Sin amor, nada se abre; todo se cierra. En el desamor, Dios se pierde en la lejanía, se hace solo sospecha, no latido tuyo, respuesta. Decía San Agustín que «el amor tenía que ser activo, no perezoso». Y es perezoso el que se encierra en teorías y no se abre a la claridad del Espíritu, que se da, como aliento, en el bautismo. Entrar en el agua, es dejar en ella la suciedad y, ya limpio, llenarte del fuego del Espíritu. El Espíritu que es consolación, porque es amor, y «armonía en la diversidad». Ha dicho el Papa Francisco: «La Iglesia se reforma con la unción de la gracia, con la fuerza de la oración, con la alegría de la misión, con la belleza desarmante de la pobreza». Yo, Diario, le suelo pedir al Espíritu, cada día, que «repueble» de bondad y de amor la faz angustiada, y con lágrimas, de la tierra, que la embellezca de piedad y clemencia, sin iras, con aleteos de misericordia (13:25:57).

sábado, 22 de mayo de 2021

22 de mayo de 2021. Sábado.
MARAVILLA

Quebradiza y lírica, mariposa en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Me asomo al balcón y contemplo el vuelo de los vencejos. Es una necesidad, antes de rezar Laudes. Sin que mis labios lo pronuncien, oigo que mi interior me dice: «¡Maravilla!» Y se me llenan los ojos de Dios, autor de estos prodigios. Y es que, tras ver el vuelo de los vencejos, mis palabras transitan con más amplitud, se extienden en libertad, rozan la utopía. Palabras todas, nacidas del asombro, que, con las del texto que tengo delante, hacen himnos de alabanza y afirmación, de fe humilde –reverencial– ante la grandeza del Creador. Abro el libro de Laudes, y, en esto, una mariposa blanca –algo, hermosamente frágil e indeciso, fluctuante– me sobrevuela y da grosor, volumen, a la belleza, esta vez más quebradiza y lírica, más de seda y polvo, de la naturaleza. Donde Dios, sin serlo, está. Alentando. Excitando la plegaria. Abro el libro y, a pesar del dolor del mundo, por el que rezo, clamo: «¡El mundo brilla de alegría! ¡Se renueva la faz de la tierra». Estoy rezando, Diario; es como si los vencejos y la mariposa se llevaran mis palabras y las pusiesen a los pies de la Maravilla, donde habita Dios, que escucha, fascina, motiva músicas (12:49:37).