lunes, 24 de mayo de 2021

24 de mayo de 2021. Lunes.
AÑO 2050, O EL CABALLO CLAVILEÑO

Lluvia en Murcia, abundante. F:FotVi

-La noche enrolló el bulto de las nubes, se las cargó al hombro, y se fue, dejando limpio el día para que el sol lo llenara de luz, de esplendor, de confianza tranquila. Ayer llovía abundantemente y hoy el sol da en todas las cosas y las llena de sombras, que son como la ternura –sombrilla– de una madre. Si hay calor, las sombras alivian, te visten de levedad, como una madre. José Luis, mi corrector de textos, y yo hablábamos ayer de qué va a pasar con nosotros en el año 2050. Cuando no se coma carne y sí mucha fantasía, y fritura de gusanos y saltamontes, y alguna que otra ostra sin perla. Será el año de la epifanía de Sánchez, quien, desde que se conoce, vive de la profecía irreverente y torticera, laica, que contempla en el espejo de su narcisismo. Su palabra permanece lo que el silencio, la pausa que va de una afirmación temeraria a la siguiente hecha falso optimismo, baratura. Es un depredador de enigmas. Como no puede con la actualidad –2021–, se monta en su caballo Clavileño (Iván Redondo) y se lanza, con Sancho, a salvar a España del encantamiento –2050– que le ha hecho el gigante Covid 19; al final, ambos ruedan por el suelo, quedando maltrechos y corridos. Pero la concurrencia se ha divertido, y, por un momento, ha olvidado la playa del Tarajal, en Ceuta, el hambre, el paro, la desazón de no saber qué sucederá mañana. O pasado. O en el 2022. Entretanto, ahí está el creador de humos, incendiando sueños, que, cuando finalice la broma de Clavileño, serán nada, y nos partiremos –por no llorar– de risa, pensando en 2050 (José Luis y yo lo veremos desde la Eternidad), año del triunfo de las cortinas de humo, de donde brotan los fantasmas y los delirios, toda alucinación (13:51:34).

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