17 de agosto de 2021. Martes.
AFGANISTÁN,
EL MIEDO
El miedo, en Afganistán. F: ABC |
-Como si se hubiera bebido una cerveza, el calor ha disminuido su intensidad, ha relajado su fervor incendiario. Se ha abanicado y ha decidido darnos un respiro. Mientras rezo, pienso en Afganistán, en su vuelta a la intransigencia, al fanatismo. Rezo por las personas que creyeron en la libertad y ahora se ven de nuevo vestidas de shayla o burka. Las mujeres, ataviadas de nuevo de ocultación, de disimulo: símbolo, para el mundo islámico, de religión y feminidad. Sin embargo, no es la religiosidad, sino los hombres, los que hacen de la religión delirio, inquisición, intolerancia, obstinación. La religión, que debiera servir para acercarse a Dios, se convierte, por la ofuscación del ser humano, en causa de guerras y leyes que Dios rechaza. San Agustín sí entendió al Dios de las Escrituras, y puso las bases de una bella y auténtica relación –religere. “tener en cuenta”– con Dios. Escribió: «Dios no manda cosas imposibles, sino que al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedirte hacer lo que no puedas, ayudándote para que puedas». Y Jonathan Swift: «Tenemos suficiente religión para odiarnos unos a otros, pero no lo bastante para amarnos». Jonathan Swift leyó el evangelio en el que se dice: «Amaos los unos a los otros, como yo os he amado», y, como tantos, creyó en él, y amó, y, en el amor, Diario, halló al prójimo, y, en el prójimo, a Dios; no hay teología más sencilla y admirable, ni más sosegada, toda ella es paz y abrazo, comunión (12:20:44).