28 de agosto de 2021. Sábado.
GEMA VEGETAL
GEMA VEGETAL
-Al amanecer, cae una luz de miel sobre la ciudad, que gustan, volando,
las palomas. Los gorriones, con su piar sincopado, la cantan. Y los árboles –sin
perder su identidad, su gracia vital: el verde insistente de esmeralda, su gema
vegetal– se visten de ella. Los árboles –que hacen posible la vida, joya de la
corona–, son sabiduría en el electrón así como en la inteligencia humana, que experimenta
en la física cuántica y sus derivadas, como el bosón de Higgs: la «partícula de
Dios». Hay veces que el paisaje sabe a oración, a plegaria, a apología de la
divino. Dijo Dante Alighieri: «La naturaleza es el arte de Dios». Ante tanta
desgracia, caos, inseguridad como hay en el mundo, parece demasiado optimista y
poético lo escrito por el autor de la Divina
Comedia. Pero el «arte de Dios» es posible. Incluso con el ser humano
dentro; aunque, a veces, extraviado en el bellísimo paisaje de su libertad, atente
contra el medio donde vive, y al que se debe. En la naturaleza hallas, como
decía Einstein, todo lo que puedas imaginar. Como que, con la brisa, hable una
roca, o que se oiga el mar en el interior de esa cosa de cal llamada caracola.
Si la naturaleza es arte de Dios, alabemos a Dios en el arte. Hagamos, Diario,
la oración de la inspiración, donde se toca –vislumbre apenas– la luz de Dios (12:22:54).