martes, 24 de agosto de 2021

24 de agosto de 2021. Martes.
ROMPER EL MAR MENOR.

Mar Menor y Salinas, San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Recuerdo. Mi padre me enseñó a ver el río, a ver el mar. Y, como dice Eduardo Galeano en El libro de los Abrazos: «¡Me ayudó a mirar!». El río lo vi desde la orilla, entre cañaverales, con los ojos puestos –los míos y los de mi padre–en el fluir de las aguas. En Molina. De pronto, dijo mi padre: «¡Ahí lo tienes!» (Se había movido el corcho, una mínima zambullida). «Con suavidad; dale hilo», me dijo bajo, con la serenidad del experto. Y sacamos un pez hermoso, con escamas iridiscentes: «un arco iris en mis manos», me digo yo ahora. El mar lo vi en Lo Pagán. Cuando todo era paisaje, horizonte. Sin nada intermedio. Todo extendido como otro cielo azul. Tenía ocho años yo. Mis ojos, entonces, vivían del asombro, del hallazgo. Iba descubriendo las cosas, y amándolas. Intensamente; y de improviso, cuando no lo esperaba, mi padre me dijo: «¡Ahí lo tienes, hijo, el mar!» Y quedé sin palabras, con las manos en la boca y los ojos abiertos hasta parecer salírseme. «¡El mar!», dije. ¡Era tan grande! Después supe que le llamaban Mar Menor. Había otro mayor, el Mediterráneo, un poco más allá. «¡Cómo será la inmensidad que hay más allá», me dije, sorprendido. Y seguí mirando, llenando mis ojos de enormidad, de azules vivos, los del cielo y los del mar. Ahora el Mar Menor se muere, nos lo matan los intereses creados de unos y de otros. Y, con esta muerte, percibo que también muera mi niñez, y los sueños que la inspiraron; niñez, que, debido a aquellos cautivadores momentos, aún vive, está en mí milagrosamente, como una vieja y entrañable fiesta. Pido, por favor, Diario, que me dejen vivir con mi niñez, que no me rompan el recuerdo azul –inmenso– del Mar Menor (11:53:39).

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