2 de febrero de 2023. Jueves.
CANDELA,
ADOLESCENTE
-Sale el sol enredado en nubes, pero tarda poco en desenredarse y
abrirse pleno en el cielo, como se abre una rosa en el jardín. Hoy es el santo
de Candela, la niña que ya va para mayor. Dentro de nada, adolescente, y a la
vuelta de la esquina, joven con su carrera a punto de finalizar. Con doce años, va pensando y decidiendo por
sí misma, y marcha camino de ser una mujer espléndida. Habla casi perfecto el
francés, y va por el mismo camino en inglés. El español, salvo algún gazapo ortográfico, lo domina, con un precioso acento canario que lo dulcifica y lo
viste de sedas. Candela hace honor a su nombre: su presencia es luminosa, brilla allá
donde está y da de esa luz suya al que desee iluminarse. Vive en esa luz y
trata de aumentarla: estudia y es participativa y sincera. Juega al baloncesto,
por lo que de vez en vez lleva el brazo entablillado, accidente que no le
impide estudiar, ni reír, ni soñar. Exhibe su brazo entablillado como un trofeo
ganado en limpia lid con su equipo, el del colegio La Salle, donde se siente feliz y
da felicidad. Ahora no sé, pero, de pequeña, lo que más temía era cualquier
bicho chico: una araña, una hormiga, o el grillar del grillo en la noche. Leo
que las mujeres que tienen este nombre son «vida pura»; yo diría que «cielo
puro». Todos los días, Diario, rezo por ella; pido que siga creciendo en años,
en ciencia y en gracia de espíritu y virtudes, para gozo de Dios y alegría –y
belleza– del mundo. Qué hermosa página estás escribiendo en la vida, Candela…, hasta
ahora. Te felicito (11:45:50).