26 de febrero de 2023. Domingo.
ASÍ SABRÁS QUE
AGRADAS A DIOS
-Sol, domingo y el
cielo azul invernal: felicidad. El azul incita a la felicidad, a la pureza, a
la alegría. Azul es el misterio de la Concepción de María, y azul –pureza– su
vida toda. María vivió en azul la alegría de su pureza. Hoy, domingo primero de
cuaresma, el azul, en el alma y en la meditación, se torna gris: Jesús, nos cuenta
el evangelio, estuvo en el desierto cuarenta días con sus noches, y al final
tuvo hambre; aunque Hijo de Dios, ¡era hombre! En Jesús no hay persona humana,
solo divina, y naturaleza humana, por lo que es Dios y Hombre. Dios y hombre, en
una sola persona, la divina. Decía san Agustín que el ayuno es una forma
de orar. Y orar, desde la humildad. «¿Le puede agradar a Dios que tú te
atormentes?», dice el tentador. Y San Agustín responde: «Yo sufro, para que Él
me perdone; yo me castigo para que él me socorra, para ser agradable a sus
ojos, para gustar su dulzura.» Y es que sólo el que se siente débil, puede
entender a los débiles. Jesús ayuna y nos da una catequesis sobre el ayuno,
viviendo Él antes lo que después enseñará. Ayunando, predica la pobreza, y de
este modo podrá decir en el monte de la bienaventuranzas: «Bienaventurados los
pobres, porque de ellos es el reino delos cielos». Jesús se hace pobre para encumbrar
al pobre, y condenar la pobreza. Es un modo de enseñar el camino de la humildad, de la compresión, de la solidaridad. Si tú, Diario, sientes lo que es el hambre, te
animarás a dar de comer al hambriento, te quitarás un bocado para darlo al que
carece de todo, y así sabrás que agradas a Dios, que está en el pobre (18:05:24).