8 de marzo de 2023. Miércoles.
DESTELLO DE SU DIVINIDAD
DESTELLO DE SU DIVINIDAD
-Salgo en silla del Hospital, la enfermera me lo ha exigido. Salgo y
todos los ojos se fijan en mí: mi rostro parece un raro acontecimiento de
algodones y esparadrapos protectores. La experiencia del bisturí me ha dejado
el rostro perfecto, como si hubiese sucedido la primavera en él, pero herido.
La primavera contamina al ser humano de renovación y florecimiento: poda lo
viejo y hace renacer lo nuevo, en todo. Hasta se inventa una mariposa donde
había una oruga, como el prestidigitador que saca palomas del sombrero. Salgo, miro
la vida, y río: vivo. Doy gracias: ya puedo ver el cielo y la lejanía, las
miserias humanas y la belleza de la santidad. Dios, a mi edad, me lo sigue
permitiendo, y yo, desde la fragilidad de mi ser, se lo agradezco, como la
abeja o el astro más brillante del cielo. Apenas soy una pequeña llama de luz
en el universo: es decir, casi nada; pero en ese casi, soy una porción de cielo, minúscula luz, que Dios ha redimido
y sigue amando, y a la que inspira y alienta, Diario, como un destello –minúsculo, inservible casi– de su
divinidad (18:46:46).