jueves, 12 de diciembre de 2013


12 de diciembre de 2013. Jueves.

ASOMBROSA EXCLAMACIÓN
 
Abriéndose a la mañana, en el jardín. F: FotVi
 
-En la mañana, con el abrir de los ojos al despertar, todo es un abrirse, o un darse, una asombrosa exclamación. La mañana se abre a un asombro que clama. En la mañana, tras el primer bostezo, y desde el abrirse del alba, hasta la sorpresa del rocío al comprobar evaporándose, todo es génesis, nacimiento, inicio, apertura. En la mañana, y en Laudes, el rezo también es un abrirse a la alabanza, donde el salmo y el himno danzan y tocan el arpa de diez cuerdas, para Dios. Con la alabanza en la boca, el interior del que alaba es una catedral con órgano y Back creando fugas y oratorios, creando música o ajustamiento, combinación; en fin: armónica belleza.
El día nace armonioso; pero luego el hombre y su rabia por verse hombre y no primate (¿le rebela quizá saberse hombre?), lo suelen hacer desafinar, o salir por peteneras. Tal vez el hombre añore el día en que dejó de ser cuadrúpedo y se izó como torre sobre las dos columnas sobre las que ahora es templo y espíritu, carne y palabra, restos en la sima de Atapuerca y estrella. ¡Ah, las piernas o columnas de la ascensión del hombre! Pero ¿es sólo añoranza de mico? ¿O no ha dejado de sentir que una vez fue simio y en ocasiones vuelve a comportarse como tal, porque le place, le contenta, le recuerda un mundo selvático al que le gustaría volver?
En la mañana, todo es abrirse, hasta los medios de comunicación, que, en esencia, y una vez abiertos, comunican maldades, con alguna banalidad y muy pocas noticias saludables. Guerras, secesión, soberbia del poderoso, humillación del desvalido, arbitrariedad de la justicia, los bancos del rico y los otros del pobre, noches frías soportadas con cartones en atrios de iglesia por indigentes, niños recién nacidos abandonados por sus madres en contenedores, corrupción, funerales de un héroe de la paz y la concordia, dicen, que acaba en sainete y en foto con ataque de celos, Caín, Abel, y, al fin, alguien (un hombre de Dios) que habla con mesura e invita a recuperar las virtudes (eso es, las virtudes) de «la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza», una de las pocas noticias saludables y dignas del hombre, aquel que, con la mente, debiera tocar el infinito, aunque siguiera pisando en el barro.
En la mañana, Diario, todo es asombrosa exclamación; un ¡oh!, sublime, que invita a la contemplación y al gozo, desde el espíritu (20:59:28).

miércoles, 11 de diciembre de 2013


11 de diciembre de 2013. Miércoles.
DESTINO
 
Fantasía, en el Mar Menor. F: Me encanta Murcia. Facebook
 
-Le dijo el sabio: «No te eches al agua, quizá no sea el océano tu destino»; pero, tras preguntarse cuál sería su destino, midió con la vista el horizonte, oyó un canto de sirena, el vuelo blanco de un albatros, y su destino (que quizá lo fuera) lo llamó. El destino no llama con palabras, sino con impulsos. Rozó el agua su pie descalzo y oyó que le decía: «Sígueme». Midió de nuevo con la vista el horizonte, oyó el canto de sirena, el vuelo blanco del albatros, se vistió de océano, y, bautizado de sus aguas, Diario, se echó a nadar, y nadó, y nadó, y nadó… (19:18:55).
 

martes, 10 de diciembre de 2013


10 de diciembre de 2013. Martes.


EL PUDOR, O ABEJAS ASESINAS
 
Libando, en el jardín. F: FotVi
 
-El Génesis, que es un relato popular y religioso de algo que en el mundo de la ciencia aún es objeto de asombro y de duda, de preguntas con alguna respuesta y de muy pocas certezas, anteayer definía el pecado (o traspié humano) como desnudez. Ante la llamada de Dios, Adán responde: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo» (Gn 3, 10). Desnudez, la de Adán, sobre todo interior, la monacal del espíritu, la que alienta de adentro hacia afuera y, en el afuera, hace que acuda la vergüenza como velo u hoja de parra que tapa el sonrojo o lo denuncia por lo pudendo o afrentoso.
            Adán, pues, sonrojado por la desnudez de su alma, que se había saltado la alianza de criatura que había hecho con su creador. No comerás del fruto de este árbol, le habían dicho, y comió; que es lo mismo que decir: que haya un orden, una ley, un modo de entendernos entre tú y yo, entre su Señor y Adán, y éste falló. Y hubo ruptura. Luego de la ruptura vino todo lo demás de huidas del hombre y silencios de Dios; silencios que aún perduran. Pero, aunque persisten estos silencios, al menos sabemos (revelación incluida) que Dios escucha, y que alguna vez responde.
            Por lo visto, andar desnudo es feo, pero no así desnudarse en un escenario adecuado y pagado. Adán se avergonzó porque le pillaron desnudo, y se escondió; ahora los (las) hay que se desvisten y exhiben su desnudez, y no sienten el más mínimo pudor. El pudor ya sólo existe como palabra, pero sin significado: pervive aún como virtud quizá en los ojos huidizos de una novicia o en el porte de un aristócrata venido a menos que mendiga. El pudor se manifiesta en los ojos y en las manos, ambos caídos o a la deriva; y no se percibe tal actitud en la sociedad suicida en que nos ha tocado malvivir.
            El pudor, ese impulso natural de Adán ante la desnudez sobrevenida por su pecado de no acatar la ley, es virtud que ya no se estila. Es más: suele ser objeto de burla y chiste, y hasta de desprecio. Pudor por la pobreza del llamado tercer mundo, ya no existe; o por la justicia que es injusta; o por el poder político o sindical que roban; o por los curas que olvidan que el evangelio no son ellos; o los médicos que no dan vida sino muerte (aborto, eutanasia). El pudor, esa entelequia hoy, nos lleva a pensar, que la discreción se ha extinguido, y, con el buen gusto, la honradez, y donde no hay honradez, Diario, anidan las abejas asesinas o los Drácula bebedores de sangre, con IVA incluido (18:20:25).

domingo, 8 de diciembre de 2013


8 de diciembre de 2013. Domingo.

ÁRBITRO COMPRADO
 
Esperanza florecida, en el jardín. F: FotVi
 
-Esta mañana, al rezar -lo suelo hacer paseando en el pequeño jardín que alegra mis silencios-, he buscado la mano tibia del rayo de sol; y es que los años dan más helor que calor el pobre sol de otoño que, en este tiempo, siente el recato de saberse sol y no frío. Cada cosa en su tiempo, dice el sol, y siente y admite no ser, en otoño, el sol que era, sino una caricatura o mueca de aquel otro incendio que fue en verano. Recluido en el hábito de monje con capucha que le corresponde, calienta pero sin alardes, con sordina de trompeta de Louis  Armstrong. Ahora no le toca arder, ni quemar, sólo otoñar, o dar la sensación de que es más acuarela que trazo grueso y llameante de pintor expresionista. Ahora el sol no es el grito (o skrik) de Munch, sino un trazo del leve vestir de las tres gracias de Botticelli, en su Primavera.
Anteayer se celebró la triste fiesta, con puente, del 35 aniversario de la Constitución; es decir, se celebró lo que nos unió como Nación y lo que nos separa ahora por mor de las autonomías centrífugas que quieren irse, tanto se les ha dado. La Constitución, según se vio ayer, ya no nos une, ni nos rige, en todo caso, nos preocupa. La Constitución ya no es una norma del juego democrático, sino un árbitro comprado por los poderosos, y por tanto injusto. Ni los que nos la indilgaron creen ya en ella, la dicen obsoleta, añosa como un toro de Guisando, viejo reloj que atrasa. La Constitución ya no vale; a sus 35 años ha perdido lozanía, juventud, gracia, y tiene el cabello blanco y cansino el andar.
Constituir, hermosa y difícil palabra; se constituye una familia o un estado, lo cual supone vocación de establecer o fundar. Pero para establecer o fundar se necesita contar con cimientos o raíces. Constituir (construir) sin cimientos, sin raíces, sin convicción de que se está sobre roca (no el Roca catalán), es moverse sobre arenas movedizas, sobre terrones de azúcar chirriante.
35 años de una Constitución que se estableció, se fundó, sobre las arenas movedizas de la duda y el recelo, del apenas cedo para, a la postre y si puedo, llevármelo todo, no es buena Ley de leyes; no había ni fe ni afán de constituir (de construir), sólo se pretendía salir del paso, con el ya veremos, si algo se torcía, como coartada. No había convicción, ni verdad, en la construcción de la Constitución, y esta es la razón por la que al cabo de 35 años parece que ya no vale, que se resiente como un artilugio desvencijado, que hay que cambiarla; en realidad, apenas nadie (o casi nadie) la cumple ya, tal vez sólo los que votamos y pagamos impuestos y creemos con ingenuidad que nuestra democracia se fundamenta en la ley y no el arbitrismo, como así es.
Sin embargo, yo, Diario, porque nos permite convivir en relativa paz y simula que hay ley, voy a seguir creyendo en la Constitución, aunque a veces dude de que exista y ampare la justicia, y el bien, y la verdad (18:42:03).

viernes, 6 de diciembre de 2013


6 de diciembre de 2013. Viernes.

LLORAR LA LUZ

Llorando, en la luz del jardín. F: FotVi
 
-Y, sin apagarse, se apagó una luz. Pasa con toda vida, que, sin apagarse (recuerdos, afectos, obras, sobre todo éstas), se apaga. Ayer, sin apagarse, y en el cono sur de África, se apagó la luz de Mandela. Ser luz es igual a ser guía y júbilo, y estela. Para las situaciones enredadas y lóbregas, en mar, tierra o espacio, la luz es vereda de salvación. En el paisaje más abrupto, una luz es signo de esperanza; y es que en la luz centellean la libertad y la dignidad, y la vida. Mandela, africano, vivió las excrecencias del ser humano, sus horrores; es decir, vivió las injusticias que muchas veces emanan de sus actos carentes de piedad y de derecho; y a los que falta la humanidad más elemental y distintiva de la especie. El ser humano, sin piedad, retrocede al mundo de la animalidad, de la barbarie de los instintos, a la selva de la perversión; y en la selva, quizá sin odio, se mata para sobrevivir. Mandela, en su juventud, anduvo por esa selva, pero al fin, movido por su generosidad y sabiduría, conseguidas por su fe en el ser humano, logró ser luz, que, tras su muerte, se ha agrandado hasta deslumbrar, sin herir. Tras Mandela, el mundo es un poco mejor.
            Mandela estuvo 27 años encarcelado, y no odió; sólo (dicen las crónicas) leyó y reflexionó, y, en el dolor y el apartheid, se forjó líder, guía, y así culminó su carrera de hombre probo y libre, y de mirada amable y extensa.
Una vez alguien dijo: «Yo soy la luz», y, desde una cruz (otro modo de apartheid), la hizo parpadeo que salvara en las penurias de lo oscuro. La luz, no importa el escenario, está para señalar caminos, también los del espíritu. Se ha dicho con el poeta -yo entre tantos- que se hace camino al andar, y es verdad; pero se andan caminos si hay luz, ya sea de sol o de candil, aun la de la luciérnaga vale; pero tiene que haber luz que libere los pasos y les ofrezca seguridad.
 Hoy es día de llorar la luz y que, reflejada en las lágrimas, se haga más luz. Mandela y su muerte, Diario, merecen que, en un mundo tan parco en claridad, su luz sea más luz, más estrella que guíe (19:07:30).

jueves, 5 de diciembre de 2013


5 de diciembre de 2013. Jueves.

            SIN ASPAVIENTOS

Sencillez de estar, en el jardín. F: FotVi
 
-El hijo de Dios, por lo de la crisis, se ha puesto y ha dicho: este año volveré a celebrar que nací hombre de María (Navidad), pero sin el atrezo o utilería de los ángeles y los cánticos de éstos (gloria a Dios en las alturas, o a Belén pastores, etc.) y los Magos y la estrella. Apagaré la tradición del derroche y me limitaré a festejar que nací y que, incluso hasta en el suceso de la cruz, me fue bien.
Me conformaré con recordar que nací, que me miró madre y sonrió y que, al tomarme en sus brazos, a José se le cayó una lágrima, que rodó hasta mi gorjeo, que ya entonces era lenguaje, evangelio. 
  Es decir, celebrar la Navidad sin aspavientos, sin despilfarro de luces y viandas y con la humildad del pesebre, donde sólo María con José y el Niño eran la luz y la alegría que llenaban la noche. Luz y alegría, interiores, Diario, y un ángel cantor único, el Niño y su llanto, y que, al cabo de los siglos, siguen siendo, en el mundo, el niño y las lágrimas que aún malviven en la pobreza (18:30:03).

miércoles, 4 de diciembre de 2013


4 de diciembre de 2013. Miércoles.

CRIMEN EN LA TORRE DE MONTIJO
 
Libro, para ser abierto. F: FotVi
 
-Anoche, en Molina, tuvo lugar la presentación de Crimen en la Torre de Montijo, la nueva novela (nivola) de José María López Conesa. Contra lo que es habitual, hubo bastante gente; es decir, bastantes amigos de lo que no es suyo, que en eso consiste leer o escuchar literatura ajena; es decir, con tus ojos o tus oídos robas  algo del trabajo de otro; pero robo hermoso, sin embargo.
Aunque algunas ausencias no las entendí. No entendí (ni he entendido nunca) las ausencias del Alcalde en estos eventos de molinenses que, sin ayudas y movidos sólo por una vocación inusual por la literatura, editan libros, revistas y se reúnen (ganando así su tiempo) a recitar versos o a leer historias que ellos mismos crean, y regalan. No sucede lo mismo, cuando el evento lo protagoniza algún escritor (las más de las veces mediocre) llegado de las afueras de las Españas. Entonces tintinea el papanatismo, la candidez provinciana, y, por una importante cantidad, el escritor venido de fuera es nombrado Escritor en su tinta, que, como toda tinta, mancha y cuesta una pasta. Eso, sí, al igual que París, la foto bien vale una misa. Luego, alguno de estos genios de la tinta se mofa y despotrica de los mismos que les han cepillado los faldones de la levita, partiéndose de la risa. Pues, para estos (y al no considerarse ninguno de ellos -todavía- Enrique IV de Francia): París bien vale una risa.
Sólo que la foto queda sublime.
Lo dicho: presentación anoche en Molina de un nuevo libro de José María López Conesa, el noveno, que lo acredita como un autor con una extensa e importante obra literaria. (Me dolió su decepción por la ausencia incluso de la Concejala de Cultura, que suele acudir a todo, también a la foto de la tinta, del calamar). Fue amena la velada y, sobre todo, ejemplar en la figura de José María, que escribe desde la humildad y sin grandes aspavientos literarios; pero con una intuición extraordinaria de lo que es (o debe ser) la literatura. Porque la literatura es (o debiera ser), ante todo, comunicación y comunión con el lector, con un estilo propio que distinga, a quien logra este prodigio de dar la noticia y hacerla afín al que la recibe, del resto de escritores.
El estilo define y protege, y da excelencia.
Y decirte, Diario, que si en algo ofendo porque me he excedido o no he dicho verdad, ya de antemano pido disculpas, y felicito por su nuevo libro a José María López Conesa, amigo (18:51:41).

lunes, 2 de diciembre de 2013


2 de diciembre de 2013. Lunes.

LAS PILAS DE LA NIÑEZ
 
Candela, soñando, en la pizarra. F: FotVi
 
-Vuelvo de Canarias con las pilas de la niñez (no de la ñoñez) cargadas; no vuelvo inmerso en la infantilidad, sino en la gloria de la niñez, que es la otra sabiduría, la de no pasar por alto lo pequeño, ya sea visible, o invisible. Resulta que hay bosones de Higgs (partículas de Dios) más pequeños que el mismo bosón de Higgs, partículas estas de la familia de los fermiones. (Si logro enterarme, otro día explicaré lo que es un fermión: estoy en ello, los libros lo saben todo).
            En Canarias, he vivido días de intenso adiestramiento de mi niñez; no hay como ejercitarse para llegar a lo más extraordinario del niño que fuiste o pudiste ser. Ser niño no es fácil, sobre todo cuando se está en ello; no cuando se es, sino cuando se está; el niño, hasta que deja de serlo, no sabe que es niño: es decir, lo sabe cuando ya no está de polizón en la niñez. Es la razón por la que todo niño desea llegar a ser mayor. El niño percibe que la persona mayor manda, dispone, no va al cole, sale, entra, enseña de vez en vez la mano, la del azote en el culo, se pone en jarras y grita, ay, dice, no puedo más, se chivan de lo que hace bien o mal el niño, y, al fin (antes ocurría, cuando los niños no denunciaban a los padres), lo acostaban sin cenar. En esta situación, el niño sueña con ser mayor y salir volando libre como un pájaro a cazar mosquitos y fumarse además un cigarro a escondidas. ¡Que un cigarro, en las fantasías de niño, sabe! Todavía se me hace la boca agua al recordar lo que yo estimaba que sería una calada de cigarro al llegar a mayor; y fue, os lo digo (aunque por poco me ahoga) magnífica. Rojo, tosí hasta echar los bofes, pero fue algo maravilloso, entonces; fue el pacto definitivo entre la niñez (o el tiempo de las ensoñaciones más puras), que me abandonaba, y la juventud (o el tiempo de los proyectos y el amor, creí), que me invadía.
            Estos días, en Canarias, hemos hecho: yo de niño (para recordar, viviéndolo) y Candela, de mayor. A sus órdenes, he jugado sin cansarme (o cansándome) al hermoso carrusel de sus juegos: puzles, beber tazas de café calentado en cocinas sin fuego, dibujar triángulos y círculos y cuadrados sin fin, hallar el tesoro de las letras y los números, estos en español y en inglés, cantar el do, re, mi, fa, sol, la, si, do, hasta el infinito, ser penado y puesto a pensar, si en algo desobedecía, y así, hasta volver a la niñez (no a la ñoñez, repito) que tanto me reconforta.
            Y decir que, después de Canarias, soy un poco más niño y bastante menos mayor. Como si me hubiera quitado (o despiojado) algunos años de encima, que tanto arredran. De ésta, salgo (contemplándome desde la altura de los años), salgo más niño y con más juegos que jugar entre las manos. ¿No te parece que es formidable, Diario? Alguien dijo (creo que Benedetti) que la infancia es un privilegio de la vejez; pues, sí, así lo percibo yo con él (19:44:51).

domingo, 1 de diciembre de 2013


1 de diciembre de 2013. Domingo.

UN POCO MÁS BELLA
 
Preparando hojas para el vuelo, en el parque. F: FotVi
 
-Ya he vuelto, Diario. Gran Canaria ha quedado al sur, como un paraíso donde llueve y refresca por la noche. Durante el día, la gente hace surf en Las Canteras, y, por la noche, se abriga. Candela no entiende que se hayan ido sus «amiguitos»; es decir, su familia. Y ha llorado. Nos llama sus amiguitos, haciendo, sin saberlo, una bellísima definición de lo que es (o debe ser) la familia. ¡Amigos! Es una niña de 3 años, que siente, y, sin proponérselo, define las cosas. Maravillosa humildad de la sabiduría de la niñez.
Hoy, mientras la lluvia -oportuna y otoñal- nos visitaba, he celebrado la misa, santa la llamo yo. Anoche sucedió un vendaval, que me volcó las macetas, en el jardín. El coche se resistía a arrancar. Pero, al fin, todo en orden: como la vida que nos sonríe al despertar.
Una fotografía al albaricoquero, con hojas doradas, del parque, es el símbolo de que todo llega: hasta el otoño, que se resistía. Me gusta el otoño, porque es reverencial, desprendido, íntimo, y no es convulsión o inquietud como las otras estaciones del año. El otoño, luego de exhibirlas en sus ramas, dora las hojas y las deja ir, para que, volando, sepan lo que es la libertad. Hermoso.
Mañana será otro día, Diario; y Candela, en sus palabras y en sus cosas, que siempre acaban en fantasías (es decir, en juegos), un poco más bella (20:36:42).

viernes, 22 de noviembre de 2013


22 de noviembre de 2013. Viernes.

NO SOY YO
 
Luz y oscuridad, en el jardín. F: FotVi
 
-Hay veces que no soy yo, sino mi contrario, el que mete el dedo en su propio ojo, o el que, caminando, toma atajos cuando podría andar recto; como señalaría san Pablo en su carta a los romanos: «El querer está a mi alcance, el hacer el bien, no».
Yo soy el querer, el anhelar, el desear, sólo eso; ¡o todo eso! Y me definiría como luz y oscuridad, aliento y carne, miedo y aventura; pero ente todo, gracia de Dios. Pues, como diría también san Pablo: «No soy yo, sino la gracia de Dios la que está conmigo». Razón, Diario, por la que nunca desespero y, aun en el peor desierto o ansiedad, siempre hallo la paz en esa gracia que me persigue; sin poder, al fin, librarme de ella o evitarla.
 Ah, Diario, y una petición: ¿Me permites que tome unos días de vacaciones -pocos-, y al volver te cuento? De acuerdo, tendré cuidado; pero tú, sin llorar, échame de menos; así sabré que nos queremos (19:16:39).

jueves, 21 de noviembre de 2013


21 de noviembre de 2013. Jueves.

LA LETRA DEL MIEDO
 
Pensando ir de mayor al Caribe, en el jardín. F: FotVi
 
-Cuando acusan, se colocan de frente con el puño cerrado, amenazantes, pero cuando son ellos los cazados empujando el carrito del helado, se ponen de perfil, de silueta, y parpadean asombrados como diciendo yo no he sido. ¡¿Yo?!, exclaman, y se tapan la boca y la nariz con ambas manos para disimular la risa y evitar el tufo que despide su propia desvergüenza o desfachatez, ¡tela marinera! No se lavan; a lo sumo, con un golpe de agua en los ojos, se quitan las legañas, sólo las pitarras.
            Porque se trata de desvergüenza, con diéresis en la ü, esa letra que, en los cuentos, sirve para indicar cómo asusta el miedo al personal impresionable. ¡Uuu!, suele hacer el fantasma que aparece en el caserón viejo, crujiente y con telarañas, destartalado, al que se accede para ser aterrorizado. El terror atrae, como la llama a la polilla o el abismo al desequilibrado. Abrir los brazos y dejarse ir debe ser excitante, hasta que llega el golpe, el impacto, y todo se convierte entonces en noche, en un caos de invalidez total, en muerte.
            Ir al Caribe, donde el Triángulo de las Bermudas, a dar «cursos de formación» a trabajadores que, como en España, no encuentran trabajo, es una felonía, o en todo caso una burla de marketing sindical. Se va al Caribe a dar «cursos de formación» y se acaba recibiendo clases de buena vida en paisajes idílicos, con danzas suaves y deslizantes bailarinas, karaokes y fantasías marisqueras.
            Algo parecido a lo que les pasó al capitán y a la tripulación del Bounty en su viaje a Tahití para trasladar a Jamaica un cargamento de la planta llamada árbol del pan. La película en España se llamó Rebelión a bordo, y es una visión anticipada quizá de lo que les ha sucedido a los ugetistas (del sindicato UGT) en el paraíso caribeño. Lo que no sé es si habrá habido alguna Tarita que, como en la película, haya enamorado al Marlon Brando de turno, capitán de la expedición. 
            Sindicalistas en el Caribe, salvando al obrerismo, y financiados (es decir, pagados) por la manirrota Junta de Andalucía, que sufraga descosidos ideológicos, pero sin llegar nunca a hacer un traje a medida de los andaluces: el traje del bienestar. Desvergüenza, Diario, con diéresis en la ü, o la letra del miedo (19:24:05).

miércoles, 20 de noviembre de 2013


20 de noviembre de 2013. Miércoles.

LA «NIÑA» DE MIS OJOS
 
Don de la inocencia. F: Ernesto
 
-Hoy, día universal del niño, dedico a la «niña» de mis ojos, Candela, este poema, que hace recuerdo y alabanza de mi niñez y que forma parte de mi libro Introducción a una selva incipiente, escrito en 1974, y publicado en la editorial 23-27 en 1975. Éste es el poema: 

            Dejadme huir hacia mi cuna,
otra vez
al reverso
de los días,
a mirarme en aquel espejo
de inocencia que un día
yo rompí. 

¡Qué plenitud más sola en mi niñez! 

Yo solo conquistando torres,
líneas de allá,
de acá,
confines y pizarras,
jinetes de vocales desbocados,
y sin memoria aún,
sin odio,
¡oh!,
la limpia calavera enamorada
de bichos y fantasmas,
de aros locos:
un pájaro de gloria poseído
y volado y tenido,
sin bisagras los ojos,
siempre abiertos al sol
e intermitentes… 

La plenitud eran los labios:
la letra era un portento,
letra y sonoridad,
caída de algo
tras la simple
movida de los labios,
caída de algo ileso:
un verbal desgarrón entre los dientes
poblando mi niñez
con brotes:
¡agua!
(palabra)
¡hoy!
(palabra)
¡siempre!
(hoy sin ayer)
y enamorado el pie por las pisadas. 

Nombré las cosas con amor
en los inicios;
en los inicios,
¡madre!:
aire corpóreo,
metal y bosque,
laberinto de cosas por andar
sus manos y sus cejas
-broncería-,
sus sueños para mí como de abeja
laboriosa, mañada de palabras
que ponían al mundo
como un templo
azul. 

El pan,
aunque a lo pobre,
la mañana en el estanque de la plaza,
la calma por doquier,
como los viejos
por el sol
sangrando
años y rosas,
reumas
y reliquias,
y yo en el don de la juguetería. 

Huir hacia mi cuna es un dolor,
un resbalón
de pájaro en el tiempo. 

No puedo disuadirme de avanzar,
pero pienso que ayer era más día,
más escuela de sueños
y otro el signo.
 
Lo dicho, Diario, dedicado a Candela, hasta que llegue el día en que pueda leer y entender, y como homenaje a todos los niños del mundo: que haya amor para ellos, y pan, y escuelas, y caballos de mentira y muñecas de verdad, y bellos sueños, con un más bello despertar: en un mundo mejor, Dios (18:51:24).

martes, 19 de noviembre de 2013


19 de noviembre de 2013. Martes.

ESCUCHAR SILENCIOS
 
Escuchando su interior, en el jardín. F: FotVi
 
-Y llegado el frío, y atacado por él, tirito, froto mis manos, y me pongo la bufanda y el jersey, y, sobre todo, preparo el alma para que sea ella, y no el brasero, la que me dé calor.
Como los alemanes (Kant) en filosofía, no debemos esperar que nos venga de fuera la llama, la claridad, la agilidad del centelleo, sino hacer que nuestro interior sea incendio e irradie así su luz y calidez hacia afuera, como un pequeño sol incandescente, calentando y dando vida, y escapando siempre de sí mismo, con libertad de huida hacia todas partes, hacia la infinitud.
 Calentarse, Diario, en la lumbre interior de uno mismo, donde el Gran Silencio nos revela sus silencios; es decir, habla, al que se hace silencio (18:54:24).

lunes, 18 de noviembre de 2013


            18 de noviembre de 2013. Lunes.

CON LA PALABRA
 
Helor de espinas, en el jardín. F: FotVi
 
-Los Parlamentos o Congresos, o Cortes, o Cámaras autonómicas de Vaya-usted-a-saber-qué, están, según me enseñaron de niño, para parlar; o sea, se le da la parla a alguien y éste (haya quien escuche o no) parla, verbosea (palabra que no existe), raja (cuenta mentiras), se despepita, mete baza, platica, y, alguna vez, habla. Es decir, dice; o lo que es lo mismo: manifiesta con palabras (existe el rebuzno, que no es palabra, aunque exprese cosas), manifiesta con palabras, digo, lo que piensa.
            El pensamiento, que como potencia del alma, es conocimiento y libre albedrío (Santo Tomás), forja ideas y las hace realidad, himno o graznido, en las palabras; en la palabra el pensamiento suena como idea, que es el inicio y la expresión de las cosas. En Dios, primero fue la idea, luego la palabra, y, al fin, la creación, o el estallido del Big Bang, que aún sigue corriendo, viajando, y recreándose. Y el hombre, con ser lo más frágil y pequeño, es sin embargo, en el alma y sus potencias, lo más grande; grandeza que, a veces, se hace miniatura, parvedad, a causa de la estupidez.
            Quedamos que en los Parlamentos o Cortes se parla, se habla, y se hace con palabras. La espada, el bofetón o la patada en sálvese la parte, están prohibidos; el reglamento no los admite (o no debiera). Pero hay un Parlamento, el de Catalunya, donde se parla sin palabras; allí los hay que, en vez, de pedir la palabra, piden la sandalia, y, concedido el permiso que se toman, la sacan a parlar. Y como un cristobita, blandiéndola, la hace habla, discurso. A ella, que, aunque huela mal (quizá sea esa ese su arenga), no tiene voz, un histrión de cabeza cuadrada le pone voz, y entonces habla amenazante, cursimente amenazante, crecida.
            Y dirigiéndose la sandalia a su adversario (político), le ha espetado cosas como éstas: gánster, nos vemos en el infierno, fuera la mafia, y otras literaturas. El enfrentamiento ha sido entre una sandalia (política) y un ex, político y banquero (¡vaya compuesto!); la sandalia hablaba por boca de un tal Fernández, rojo extremo, y el ex al que se dirigía la sandalia enarbolada, se llamaba Rato, azul de en medio; y entre el azul y el rojo (y a partes iguales), el odio ha vuelto a ser ave de mal agüero en el Parlament de Catalunya. Una vez más.
            Y vuelve entonces el poeta (o el profeta): «Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios, / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón». Es decir, vuelve Machado, y, sin blandir sandalias, intenta abrir caminos de nuevo, Diario, pero con la palabra, sólo, prescindiendo de chancletas y otras armas arrojadizas (19:15:54).

domingo, 17 de noviembre de 2013


17 de noviembre de 2013. Domingo.

ENFURRUÑADO
 
Enfurruñamiento, en el jardín. F: FotVi
 
-Hay días que (de ningún modo se trata de una aseveración ideológica o de posicionamiento político), hay días, digo, que, al salir uno de casa, echa a andar con el pie izquierdo. Y entonces, ya se sabe: todo o casi todo sale torcido, o bizco, o se toman caminos falsos, y es fácil dar un traspié y caer de espaldas como ciertos bichos, innombrables, de alcantarilla. Son tan innombrables estos bichos, que nunca diré tratarse de cucarachas.
Y si se es bicho de caparazón duro y se cae de espaldas es difícil luego darse la vuelta y ponerse otra vez en pie. Ya le pasó a un tal Kafka, escritor, que boca arriba y bicho él en una cama, imaginó espléndidas historias, todas ellas bisojas y llenas de sinuosidades, pero divertidas y ejemplares. Pues yo, esta mañana, he echado a andar con el pie izquierdo, y todo, o casi todo, me ha salido, por lo menos, trompicado y como borroso.
San Blas, en Santiago de La Ribera, es un barrio, por hermoso, digno de ser vigilado y protegido, cosa que no sucede. Con bosque e iglesia, y amplias avenidas, a veces parece un estercolero. Mobiliario urbano, farolas, señales de tráfico, aparecen en muchas ocasiones destruidos sin que parezca importarle a nadie. Crecen las malas hierbas y, tras la fiebre de los sábados, abundan residuos peligrosos de botellones y otros excesos.
Esta mañana, he encontrado abierta la puerta que cierra el vallado que protege a la iglesia, y forzada la cerradura del portón que da acceso a la misma. Parece que nadie ha entrado; pero ahí quedan los hechos, y los miedos. Luego, en el templo, no funcionaban ni los micros ni el tocadiscos; es decir, un desastre. Y, como un niño con pataleta, me he enfurruñado; pero, al fin, me he tragado el enfado y he celebrado la misa en paz y sin otros incidentes, interiores. Y me he dicho: esta es la consecuencia de echar a andar con el pie izquierdo.
Por lo que, Diario, hago propósito que, en el futuro, vigilaré mis pasos, pues empezar el día con buen pie, evita tropiezos y la posibilidad de caer de espaldas y, como bicho de caparazón duro, patalear sin causa, aunque sea mirando al cielo (20:16:40).

viernes, 15 de noviembre de 2013


15 de noviembre de 2013. Viernes.

FUMAR EN PIPA SIN PIPA
 
Quizá vuelo, en el jardín. F: FotVi
 
-El fresquito empieza a tener sabor a frío, o casi. Ya hace casi-frío, que es como decir que ya suena el blanco de nieve en las alturas y el gato se enrosca junto a cualquier foco de calor que encuentre en la casa. Y ante todo, en este otoño, triste, hace frío en el alma por lo que ocurre en España estos días, ¡qué helor!; o sea: el ejercicio de la ley sin ley. Es como una Dodge, ciudad sin ley de la ley. La no-ley, ejerciendo de ley.
En España disponemos de un Código Penal que no pena, y de unos jueces que divagan y no juzgan, y todo porque uno y otros se dejan llevar, esta vez, por lo que han dicho en la guardería de un Tribunal de Estrasburgo, llamado de los Derechos Humanos. (Que bien podría llamarse Tribunal de Fumar en Pipa sin Pipa). En Estrasburgo no hay magistrados que velen por la ley, sino activistas de lo bueno irreal, que tratan de tapar la maldad real. El hombre no es bueno por naturaleza; por naturaleza el hombre sólo es hombre, y, como en un Vizconde Demediado cualquiera (Italo Calvino), el hombre es mitad bien y mitad mal, y hay veces en que el mal se traga al bien y aparece el asesino y el violador, y el mafioso, y el Hitler y el Medardo malos, y otras, en que el bien roba su perversidad al mal, y surge lo bueno, la santo: el samaritano que ayuda al desvalido, o el Juan de la Cruz que, desde la santidad, hace versos que estremecen hasta a la misma poesía, o la Teresa que da calor en su seno, abrazándolo, al paria que muere en una calle encenagada de Calcuta, sin la dignidad de la que otros le han excluido; el abrazo de la mujer Teresa, sin embargo, le devuelve su dignidad robada.
El hombre no nace bueno, ni virtuoso del piano, ni Cervantes con un Quijote bajo el brazo, ni pescador con el pez más grande jamás pescado; el hombre nace proyecto, idea, arcilla moldeable; eso, sí, proyecto, idea y arcilla de algo que puede llegar a ser hermoso o vulgar, algo que roce lo sublime, las estrellas, o caiga en lo más bajo, en el abismo de la locura o la degradación más perversas.
El hombre es barro alentado, y libertad; y, desde la libertad, unas veces es sólo barro (basura o matojo, según sea su raíz celta o gala), o aliento (algo divino, según las Escrituras). ¿El hombre, bueno?, puede serlo; ¿malo?, también. Por lo que para poder convivir es necesaria la ley justa, como las alas para volar o el libro para poder pasar páginas y leer; la ley, que delimita lo que es justo de lo injusto, lo bueno de la malo. Tan sencillo, Diario, y ni legisladores ni jueces lo entienden, a veces (19:22:50).

jueves, 14 de noviembre de 2013


14 de noviembre de 2013. Jueves.

ROCES AUDIBLES DE SILENCIO
 
Anunciación. Fachada. Catedral. Murcia. F: FotVi
 

-Al fin, y como un descuido del otoño (ah, se ha debido decir éste, he olvidado el paraguas en el bar), han caído unas gotas de lluvia, tan contadas que apenas hacían número. Son gotas que dan en las hojas y no llegan a la raíz; gotas de apariencia, de traza, como la (in) justicia o la política en España (es sólo un ejemplo). Y ha sucedido el evento, la lluvia, al escribir su primera página el día, al alba, cuando todo se remueve (pino, pájaro, hoja caída, ardilla, tiempo) y sale del sueño bostezando. En la mañana, todo es un bostezo hermoso, un desperezarse el alma de las cosas, con roces audibles de silencio.
            Y con esta llovizna caída al descuido, he ido a Murcia, además de para tratar de darle un poco de color y vida al presente, quizá en busca, con Proust, del tiempo perdido. Mal están los tiempos, ha dicho mi amigo, y yo con mi amigo. Porque es triste querer construir y que no te dejen, desear entrar en la alfarería del trabajo y no poder; malos tiempos, éstos y los que vienen, ha dicho mi amigo, y yo he afirmado con la cabeza.
En Murcia, mi amigo me ha prometido cosas, que es posible que sucedan. Yo confío en la amistad, y en las palabras de ánimo que ella te da, a veces. No vale quejarse, sino luchar, hacer que la tinta escriba y el libro se deje abrir para ser leído. En Murcia, yo me hice sacerdote y libro, y es quizá por eso por lo que la amo tanto.
Mi amigo me ha hablado de su mujer, que, estudiante de arte, ahora explica la Catedral, ese montón de piedras modelado arte. La suerte de la piedra: que un maestro Mateo, en Santiago de Compostela, o un Diego Sánchez de Almazán, en Murcia, conviertan la piedra en inspiración y vuelo. El arte es eso: inspiración y vuelo, como la esperanza o el cincel que esculpe.
Hoy, en Murcia, ya sin lluvia, y vestidas las calles de charol, he encontrado parte del tiempo perdido y, gracias a mi amigo, una pequeña llama de ilusión, que ahora, Diario, confío a mi luciérnaga, que, con Dios de la mano, es pródiga en iluminarme (20:41:43).