15 de noviembre de 2013. Viernes.
FUMAR EN PIPA
SIN PIPA
Quizá vuelo, en el jardín. F: FotVi |
-El fresquito
empieza a tener sabor a frío, o casi. Ya hace casi-frío, que es como decir que ya suena el blanco de nieve en las
alturas y el gato se enrosca junto a cualquier foco de calor que encuentre en la
casa. Y ante todo, en este otoño, triste, hace frío en el alma por lo que
ocurre en España estos días, ¡qué helor!; o sea: el ejercicio de la ley sin
ley. Es como una Dodge, ciudad sin ley
de la ley. La no-ley, ejerciendo de ley.
En
España disponemos de un Código Penal que no pena, y de unos jueces que divagan
y no juzgan, y todo porque uno y otros se dejan llevar, esta vez, por lo que han
dicho en la guardería de un Tribunal de Estrasburgo, llamado de los Derechos Humanos.
(Que bien podría llamarse Tribunal de Fumar en Pipa sin Pipa). En Estrasburgo
no hay magistrados que velen por la ley, sino activistas de lo bueno irreal, que tratan de tapar la
maldad real. El hombre no es bueno por
naturaleza; por naturaleza el hombre sólo es hombre, y, como en un Vizconde Demediado cualquiera (Italo
Calvino), el hombre es mitad bien y mitad mal, y hay veces en que el mal se
traga al bien y aparece el asesino y el violador, y el mafioso, y el Hitler y el
Medardo malos, y otras, en que el bien roba su perversidad al mal, y surge lo
bueno, la santo: el samaritano que ayuda al desvalido, o el Juan de la Cruz que,
desde la santidad, hace versos que estremecen hasta a la misma poesía, o la
Teresa que da calor en su seno, abrazándolo, al paria que muere en una calle
encenagada de Calcuta, sin la dignidad de la que otros le han excluido; el
abrazo de la mujer Teresa, sin embargo, le devuelve su dignidad robada.
El
hombre no nace bueno, ni virtuoso del piano, ni Cervantes con un Quijote bajo
el brazo, ni pescador con el pez más grande jamás pescado; el hombre nace proyecto,
idea, arcilla moldeable; eso, sí, proyecto, idea y arcilla de algo que puede
llegar a ser hermoso o vulgar, algo que roce lo sublime, las estrellas, o caiga
en lo más bajo, en el abismo de la locura o la degradación más perversas.
El hombre es barro alentado, y
libertad; y, desde la libertad, unas veces es sólo barro (basura o matojo, según
sea su raíz celta o gala), o aliento (algo divino, según las Escrituras). ¿El hombre,
bueno?, puede serlo; ¿malo?, también. Por lo que para poder convivir es
necesaria la ley justa, como las alas para volar o el libro para poder pasar páginas
y leer; la ley, que delimita lo que es justo de lo injusto, lo bueno de la
malo. Tan sencillo, Diario, y ni legisladores ni jueces lo entienden, a veces (19:22:50).
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