10 de junio de 2014. Martes.
SI VIS PACEM…
Paz, en el jardín. F: FotVi |
-Se ha venido diciendo, siempre desde un modo hipócrita y tramposo de ver
la paz, esta frase guerrera: «Si vis pacem, para bellum». O sea: «Si deseas la
paz, prepara la guerra». Sería como decir: «Si buscas que te guste la lectura, quema
libros». Quemar libros, para despertar el amor a los libros, por compasión o
misericordia del libro abrasado, quizá. Al ir a quemar el libro, como el que va
a herir un pájaro en el cuello, se siente piedad, y, a causa de tal piedad,
amor por el libro al fin. ¡Qué desahogo y qué mentira! Con guerra preparada no
puede haber otra cosa que guerra declarada, nunca paz; o, en todo caso, una paz
condicionada y asustada, paz en espera de guerra. O una guerra fría, sin fuego y
sin ciudades taladas, sin llanto, pero sin paz también. Como dice Elena Poniatowska
en uno de sus cuentos irreverentes, pero líricos a más no poder (El volcán y su volcana), «la quietud de
mi compañera, más que inspirar paz, era presagio de guerra». Si, para que haya
paz, se prepara la guerra, la quietud puede derivar en inquietud, y ésta concluir
en tragedia. En un polvorín solo basta una chispa para que todo salte por los
aires, como un gigante que de dormido pasa a desperezarse y es como si
estallaran sus miembros y se hicieran entonces el viento y el trueno, y el
cuchillo en zigzag del relámpago, y el rayo. Para que haya paz, hay que
preparar la paz; y, para que dure, también el corazón donde reside. La paz nace
en el corazón, en sus deseos, y luego va por todos los conductos del cuerpo
hasta expresarse en los ojos, en la boca, en las manos, hasta el abrazo final, o
la sonrisa cómplice final. El domingo día 8, tres líderes mundiales (el papa
Francisco, el israelí Shimon Peres, y el palestino Mahmud Abas) deseaban la
paz, y, dejando de lado preparar la guerra, se dedicaron a ponerle raíces nuevas
(o novedosas) al olivo de la paz. Y, en silencio, como hacen las raíces, y cada
cual en el lenguaje de su fe, como hacen las raíces, rezaron. Si deseas la paz,
prepara la paz, se dijeron, y rezaron. Antes el papa Francisco había escrito en
Twitter (ese mundo de todos los «corre, ve y dile», buenos y malos): «La oración
lo puede todo». Desde ahora, Diario, tal vez haya que decir: «Si vis pacem,
para pacem», prepara la paz, en la
oración. Quién sabe… (20:52:17).
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