30 de junio de 2014. Lunes.
PIEDRA Y POCO
Fe, en el jardín. F: FotVi |
-Pedro
significa «piedra» y Pablo, «poco», «pequeño». Pedro, o la piedra, negó a
Jesús, su maestro; Pablo, o el poco y pequeño, persiguió a Jesús, sólo su
conocido de oídas. Pedro lo negó una noche triste en la que Jesús iba a ser
juzgado; Pablo lo halló un día que lo perseguía en los seguidores de Cristo,
los cristianos. A Pedro lo convirtió, lo transformó, una mirada en la misma noche
de la traición, una mirada quizá de fuego, pero afectuosa; a Pablo, una voz y una
fuerza extraña que lo derribó de sí mismo, de su soberbia, de su palacete de
fervor a la intransigencia, y le cambió. El uno, Pedro, venía de la negación;
el otro, de la persecución. Pedro conoció al Señor; Pablo, probablemente, no, por
haber nacido entre los años 5 ó 10 después de Cristo. Aunque su nombre judío
Saulo signifique «invocado» o «llamado», no fue, como Pedro, invocado, llamado
por el Señor en tiempos de su juventud. Fue llamado, invocado después, pero se
pudo en cabeza de inmediato: «he competido en la noble competición», dice, «y
llegado a la meta en la carrera»; para añadir: «he conservado la fe». En ambos
caso, la fe los salvó; Pedro creyó en una mirada y Pablo en una palabra («Yo
soy Jesús al que tú persigues»). Y a ambos los mantuvo en la fe la gracia de
Dios; sin la gracia, Diario, no hay carrera ni final (19:48:14).
No hay comentarios:
Publicar un comentario