18 de junio de 2014. Miércoles.
UNA HISTORIA
AZUL
Ojo azul, en Las Canteras, Las Palmas de G. Canaria. F: FotVi |
-Ayer, por fin, llovió, en unos lugares abundantemente (en Molina, por
ejemplo, que por poco pierde el apellido «de Segura», ido éste por los colectores
de sus calles saturadas, tanta fue el agua caída) y con granizada, y en otros,
apenas un rociado. Aunque se sea laico, la lluvia siempre es un bien a bendecir:
como el bien de que amanezca o haya noche, o que las abejas y otros insectos
polinicen las plantas, para alargar así la vida de las especies en este
pedrusco llamado Tierra, que, por lo que dicen, vive de casualidad. Son tantas
las aberraciones que se han cometido contra la madre Tierra, que asombra verla
todavía en pie: abuela mayor ya, pero de buen ver aún, sobre todo desde el
espacio, que se ve con atuendo de hada azul, casi de tul angelical. Aquí, en el
sitio de mi soledad, llovió gotas; tan pocas que no sé si me alcanzó alguna al
salir de casa y mirar al cielo. Una me alcanzó, sí: cayó y me llenó el ojo, creí
llorar. ¡Pero qué hermosa es la lluvia, tiene todas las formas de los sueños,
aunque éstos sean sueños menores! Y para sueños, los de hoy: formal y
legalmente abdica un Rey (Juan Carlos I) y deja paso a otro: Felipe VI. Un
sueño de sangre azul, hecho realidad. Uno de sangre azul da paso a otro de sangre
azul; pero lo que importa es que lo hacen en paz (aparentemente) azul. En
realidad hoy hemos vivido una historia azul, que ya ha entrado como un capítulo
más en la otra Historia Grande, que, sin embargo, es multicolor. Pero en ese
cuadro expresionista que es la Historia Grande, de colores arracimados y trágicos,
broncos, el color que prevalece es el rojo; es decir, la guerra, el terror, con
la muerte siempre de lacayo. Que el color azul (no político, sino celeste),
Diario, nos siga regalando una convivencia en paz, fruto de la justicia y el
derecho, en libertad e igualdad, y fraternidad (20:46:34).
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