12 de noviembre de 2014. Miércoles.
DESTINO: GRAN CANARIA
Sobre pistas de lana, hacia Gran Canaria. F: FotVi |
-Viaje feliz, aunque cansado. De aeropuerto en aeropuerto y, como en la
Oca, tiro porque me toca. Alicante-Madrid y Madrid-Canarias. Y el interminable
bosque de columnas y abrevaderos (facturación, control policial, tiendas,
cafeterías, servicios…) en la T4, Barajas. Pero una vez en el aire, y sobre la
encendida lana de las nubes que sostienen el vuelo del gigante que brama (un
decir), todo es espera, hasta la llegada. Y constatar que IBERIA, una vez
iniciado el vuelo, es pródiga en atenciones, si las pagas. Una cerveza, por
favor, 3,50; un cappuccino (segundo favor), 2,50. Eso, sí, con un revoloteo de
sonrisa de azafata. En consecuencia: una cerveza, un cappuccino y la sonrisa
protocolo, o enlatada, de la azafata, 6 euros. No se admiten propinas. Ah,
pero, al fin, tras tantas idas y venidas (coche, aeropuertos, salas de espera,
paneles con la letra y el número de puerta, vuelos, turbulencias y gotas de
lluvia en la ventanilla), al fin, digo, el regalo, se abre la ostra y aparece con
destellos la perla: Candela. Candela que, emocionada, da besos y abrazos. ¿Puedo
decir con voz casi quebrada? Pues lo digo, y amén. La voz quebrada en una niña
que cumplirá el 15 cuatro años es una realidad que causa, por lo menos, encandilamiento.
Encandilado quedo, pues: primero de un ojo, luego del otro, y, al fin, Diario, de
los latidos todos que me recorren muñecas y cuello, hasta hacerme niño de corazón
(14:53:15).
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