26 de noviembre de 2014. Miércoles.
CADENAS
Vuelo de Luna, en el jardín. F: FotVi |
-Para que no haya «violencia de género», según Rilke (Rainer María), hay
que evitar las cadenas en el amor. Encadenar el amor es cortarle las alas de
sus vuelos a la ensoñación, en la que el amor se fortalece. «¡Ay!, entre mis
brazos, a todas las he perdido», se lamentaba Rilke en una canción de amor que
introduce en su novela Malte. Entre
sus brazos, o como entre cadenas, así se cerca el amor y se le ahoga. Para
añadir más adelante: «Porque nunca te retuve, te conservo con más fuerza». Y es
que heridas las alas del ave (del amor), se corta su vuelo y cae, se desvanece
en la nada de una caída fatal; como si cayera un pedazo de cielo, o lo
pareciera, en el abismo del desamor de los enamorados. «Porque nunca te retuve»;
es decir, libre me amaste más, y libre te mantengo para que siga ese amor. Son
el eros y el ágape de Platón; el eros: pasión, cerco, asedio, gemido, estertor,
quizá; ágape: liberación, ascenso, luz, belleza, tregua. No atar, Diario; y, si
hay atadura (el amor ata), dejarle alas y libertad para que vuele y, en el
vuelo, sentir más el temblor de la libertad, que es otro modo de amor (19:06:10).
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