5 de noviembre de 2014. Miércoles.
UNA SILLA DE
RUEDAS, EN MEDJUGORJE
Piedad, en una calle de Liubliana. Eslovenia. F: FotVi |
-Con la lluvia, el otoño nos ha hecho el primer guiño otoñal. Cucar el
ojo a alguien es un modo de decirle que uno se hace cómplice de su probidad o
desafueros. El otoño me conmueve porque devuelve a la tierra lo que la tierra
dio a la naturaleza en primavera. La madre tierra. La primavera es esplendor y
el otoño (sin perder su lujo) es la humildad de ese esplendor. El otoño ha
bajado los ojos y prepara a la naturaleza (el árbol, la luz, el pájaro, el día,
el hogar, la raíz) para entrar en la oscuridad del invierno. Es un primer paso
hasta dar con su intimidad más oculta. Nuestras facciones (el fulgor de los
ojos, la sonrisa feliz o lúdica, la mueca irónica…) nacen en el más allá hondo
de nuestro espíritu. Por eso el dicho: «La cara, reflejo del alma»; la cara, y
las manos, y el andar, y aun el parpadear. Mirar los ojos de un niño es
adentrarte en un instante de cielo, dijo el sabio. Es una ráfaga de Dios, añado
yo. En los ojos de un niño caben, como en un lápiz, todas las historias
imaginables, también la de ser el lugar celeste donde habitan los limpios de
corazón. Los ojos de un niño son, en sí, una bienaventuranza. En Medjugorje
(Bosnia), donde he estado estos días, y entre todos aquellos que iban y venían
(Medjugorje, lugar de excursión piadosa), vi a un niño inválido en una silla de
ruedas. Sólo me fijé en los ojos del niño y en las manos que empujaban la
silla. Las manos (las de la madre, quizá) empujaban con decisión, la decisión
que da la fe, y los ojos del niño denotaban una apacible serenidad. Sonreían. Entraron
en la iglesia donde se exponía el Santísimo y los perdí de vista. ¿Cuál sería
su oración?, me dije. ¿Pedir un milagro? ¿Y qué milagro? ¿La curación del hijo,
tal vez? Posiblemente. Pero hay otros milagros. Quizá la oración del niño
fuera: «Gracias, Señor, por la madre que me has dado»; y la de la madre: «Señor,
dame fuerzas». Y ambos, Diario, se sentirían confortados, y con su amor ensanchado.
Y es que hay otros milagros (19:45:15).
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