10 de febrero de 2015. Martes.
LABERINTO DE
TIGRES
Luz en la noche, sin embargo, en el jardín. F: FotVi |
-Más Mas, y más de lo mismo, en Cataluña (leo); es decir, corrupción y
más corrupción (en Mas y en otros lares: los de su entorno y los de más allá,
el resto), y todo el desparpajo del mundo, además, para pasar de puntillas sobre
las brasas de este fuego incesante y perverso, que nos abruma. El humo de la
corrupción (y de sus heces) nos asfixia. Y si echamos el lazo a los sinónimos
de corrupción («esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando
horror a los prados y a los rebaños…», que imaginara Borges en La escritura del Dios), vemos que la
corrupción vive -dice el Diccionario- en lo que se «echa a perder», y en lo que
se «deprava», así como en lo que se «daña» o «pudre». Palabras, en sí, que
apestan, y que afectan al cuerpo social. Y luego están los sinónimos que
arruinan y enferman las almas, como el de «pervertir» o «seducir a alguien». Es
decir, la red de tigres que horrorizan a los prados y los rebaños; el rebaño de los mortales que votamos al
tigre que nos devora y se relame de gusto celebrando luego la docilidad terrible
y resignada de la manada, que siempre, Diario, vuelve a las andadas; es decir, al
voto gratuito. Corrupción: o la peste de nuestra democracia desnortada 19:53:16).
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