9 de febrero de 2015. Lunes.
VOLAR SIN ALAS
Irme en sus vuelos, desde el jardín. F: FotVi |
-El sol, vestido de frío en invierno, es siempre un sol de cristal, y
tan es así que con cualquier golpe, aunque sea de lluvia, se quiebra. Esta
mañana se ha roto la vidriera del sol y se ha precipitado hecha añicos de
llovizna, oscura. El color de los cristales rotos del sol es el gris, como el
de las cenizas, luego de quemarse al fuego lento y sin embargo alegre en el
hogar. El gris, color sin luz, sin inspiración, sin encanto, sin seducción, es
color persistente de una sociedad frágil, lúdica si se quiere, pero triste, brumosa,
desarmada. Qué nos puede seducir de una sociedad inculta, agriamente vulgar, que,
como norma o divertido ejercicio de destrucción, incita al mal, se conmueve
ante lo despreciable y pasa de lo que es digno y platónico, soñador. Subir
hasta los sueños, apresarlos con esfuerzo, remontarse y hacerse en ellos vuelo
sin alas, trasparencia en la trasparencia, es una solución, utópica acaso, pero
salvadora de nuestra sociedad. Si lográramos tal cosa, Diario, habríamos dejado atrás el camino de lo
gris, de las cenizas, y hallado el otro camino lúcido que nos devolviera,
soñando, algo de lo perdido, quizá (21:08:54).
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