26 de febrero de 2015. Jueves.
DEBATE Y
SIRTAKI
Dialogando con su belleza, en el jardín. F: FotVi |
-Ayer hubo viento fuerte; hoy, ventolín,
palabra que, aunque no esté en el Diccionario de la Real (Francisco García
Pavón, novelista, ya lo usó), todo el mundo entiende lo que quiero decir: ayer
hubo un viento de abanico grande y hoy, un viento de menor voltaje, tímido, de
buenos modales, casi irónico. No ocurrió así en el llamado Debate del Estado de
la Nación, o debate de la paranoia. El Debate (que bien podría llamarse agarrada,
bronca, o déjeme que yo le grite para que usted no me oiga) consiste en no decir
nada (o casi), sino en hacer como que se dice para acallar al contrario y colmarle
los oídos de palomas a los de la bancada allegada (de izquierda a derecha) para
que vuelen en sus ensoñaciones de repetir, en las siguientes elecciones, escaño
y mamandurria, y palmas y pataleo. ¿Quién ganó el Debate? ¿Diga? ¡Que quién ganó
el Debate! ¡Ah! Y el que asó la manteca (el periodista) se va con su micrófono a
otra parte, hasta el año que viene, en el que el Debate se haga con escenografía
bolivariana y música griega, quizá. ¡Ah! ¡El sirtaki de Zorba el Griego, Diario, aquella película! (19:12:56).
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