27 de febrero de 2015. Viernes.
PARADOJA DE LA
INFELICIDAD
Un mundo no tan feliz, según Aldous Huxley. F: FotVi |
-Tragedia es la palabra. Aldous Huxley, como ironía cínica de una
situación de dictadura espiritual y biológica, intelectual e igualitaria,
terrible, escribió Un mundo feliz, o
paradoja de la infelicidad. Es decir, un mundo feliz de infelices, de agentes
de la desdicha, de tumbas de la idiotez. En el relato, el mundo parece feliz,
aunque en realidad sea un mundo de esclavos. Y esclavos de la nada; o esclavos
del soy feliz sin saber en qué. Felicidad sin causa, o la felicidad de ficción.
Sin embargo, en este ¿mundo feliz nuestro? planea la tragedia a cada instante, hemorrágicamente.
Tragedia de un mundo sin meta, replegado en sus miedos y hedonismos, en sus ínfimas
y débiles convicciones sin convicción, o de su fe tan descreída. Se apaga la
luz del humanismo (griego, romano, cristiano, con raíces sumerias) en occidente
y surge la barbarie de lo fanático, de lo irracional, y no hay convicción ni
coraje en este mundo nuestro para parar esta caótica insensatez. La barbarie que
nos viene de oriente siega vidas, etnias, y destruye la historia martilleando
el arte, la cultura, dejándonos sin la luz de nuestras raíces, las que nos iniciaron
en el balbucear del primer alfabeto escrito, en el primer sueño de levantar una
ciudad y hacerla avenencia, vecindad, trato cercano, así como en el fervor (sueño
de historia ya) de perpetuar la recordación de la vida y sus avatares en
escritos y monumentos. ¿Un mundo feliz el nuestro? ¿Dónde, cuándo, cómo lo
cuento? «En el futuro, la maldad debe ser perseguida, reconocida, y, en lo
posible, evitada»; consejo de Aldous Huxley en el prólogo a su relato «un mundo»
no tan «feliz». Y decir, Diario, que nunca un consejo de tanto saber debiera pasarse
por alto, ¿o sí? (20:46:44).
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