viernes, 20 de mayo de 2016

20 de mayo de 2016. Viernes.
SHIVANI, O LA NIÑA SIN VUELOS

Vuelo de piedra, en Zadar. Croacia. F: FotVi

-Veo una cinta de plástico atada a una piedra. Apenas tiene tres metros; si al otro lado hubiera una cometa, pienso, se desplomaría, por falta de altura; y quedaría, así, sin el sueño de su vuelo feliz e ilusionado, estelar. (Recuerdo el cuento aquel de la cometa que hizo volar al niño que la sostenía, quedando la cometa en el suelo y el niño en lo alto tocando sueños. La cometa veía más hermoso el vuelo del niño, que el suyo propio; en todo caso, aquél había sido su sueño de siempre: hacer soñar a un niño). En un extremo de la cinta, decía, una piedra, y en el otro, el pequeño pie de una niña india de 15 meses. Intenta irse, pero no puede; horas y horas intentando volar y no puede; no llora, sólo prueba a salir de aquel círculo de soledad al que está atada, y no puede. Su nombre es Shivani, cuyo significado no sé; aunque debiera significar algo así como «la niña que soñaba con ser cometa y tocar el cielo, y no podía». Sus padres trabajan largas jornadas por un sueldo de 250 rupias al día: algo menos de 3,50 euros. Shivani no tiene juegos, ni quien le diga «¡ay, mi niña!», ni un amigo al que mirar y balbucir. Decirle, balbucir, comunicarle que sufre. Sólo ve a su madre, que corre del trabajo a darle la comida. La ata, dice, para que no escape y pueda sufrir un accidente. A los jefes, sólo les interesa nuestro trabajo, dice. Ni guarderías, ni piedad, ni justicia; sólo vale el dinero. Me trago una lágrima, como un mar. Ay, la niñez desvalida, rota, desgajada, desposeída, humillada. El mundo, nosotros, Diario, pagaremos por esto, por ser cómplices con nuestra tibieza de esta terrible deshumanización; de momento, me hago desobediente a las leyes humanas y clamo por una vuelta al Espíritu primero, en el que aún creo que puedan quedar raíces del verdadero humanismo, el que nos enseñó a ser sabios y libres, y humanos. O, de lo contrario, y como escribiera Francisco Umbral, pelar una naranjada, comerse la naranja, y así tener un día anaranjado; anaranjado, pero sin horizontes, cercado de frustración, cruel (11:44:25).

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