sábado, 7 de mayo de 2016

7 de mayo de 2016. Sábado.
MEZQUINDAD

Monedas, en Museo ARQUA, Cartagena. F: FotVi

-Se me cae una moneda y no la cojo; ¿desprecio a la moneda, a su exiguo valor? Más tarde me topo con un indigente y le doy otra moneda de la misma valía que la extraviada. ¿Desprecio al indigente, a su insignificante valor? Salgo del trance y me aborda la conciencia con preguntas perversas, crudas. Cuando lo hago, dar una limosna, ¿lo hago por remediar algún problema, o sólo por quitarme un peso de encima? ¿El peso de la injusticia, quizá? Sin embargo, me dije, ni el peso de la moneda es excesivo, y, si pasas de él, tampoco el del indigente. ¿Entonces, qué es mejor dar o no dar? ¿Acercarte al menesteroso y ayudarle o dejarlo tirado en el camino sin la pequeña pero luminosa mezquindad de la moneda? Aunque, al dar la moneda, nos miramos: el indigente a mí y yo a él. Agradecidos ambos. Y esto tan parco, tan sin relieve, casi plano, iluminó mi gesto: el de alargar la mano y poner en la del mendigo una moneda sin valor material, pero sí humano. Y es que las miradas cómplices, a veces, dignifican lo que, en apariencia, Diario, carece de valor (21:11:37.

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