viernes, 12 de noviembre de 2021

12 de noviembre de 2021. Viernes.
ÍNTIMO HACIA DENTRO

Pequeña planta, asomándose y saludando, en el jardín. T. Horadada. F: FotVi

-A mí, que soy bajito (o íntimo hacia dentro), nunca me ha preocupado el serlo, pues, a lo que no llego con las manos, ni aun empinándome, llego con los ojos y el pensamiento, y, en último término, con el deseo y los sueños. Para ver estrellas (o sentirlas, si se es ciego) no hace falta medir tanto o cuanto, sino, desde la sencillez (un modo de humildad), desde el éxtasis o el asombro, desde impulsos o envites del alma, levantar los ojos y mirarlas; y más, en noche abierta. Y si, con grandeza, te abajas un poco más, hasta logras verlas en los charcos del camino. Siendo bajito, alcancé frutos que otros más altos no podían coger. Los más altos no podían subir al árbol, por más pesados; yo, sí, por más liviano. Un día, bajito yo, escribí un verso, y me dijeron: «¡Cáspita, buen verso, sigue escribiendo!», y escribí un libro, al que, detrás, hostigaron otros, que también lo fueron, libros, y se hicieron hermanos. Bajito yo, subí al latín, y al griego, y a la filosofía (menos a las matemáticas), e incluso trepé a la teología, y me hicieron cura; y, bajito, tuve y sigo teniendo a Dios en mis manos, aunque no lo merezca, pues él se abaja a mí y así no tengo que alzarme sobre las puntas de los pies para tocarlo, y poseerlo, y ser de su misma familia: hijo de Dios. Y no sólo lo toco: lo palpo y me lo quedo, y estoy autorizado, luego de ser fraccionado, a darlo, repartiéndolo; Dios se me da pan, y cruje y es miga, y, puesto en la mesa, se deja comer. Eucaristía. Y es que para ascender al milagro, como a las estrellas, no hace falta ser alto ni bajo, sino mirar y creer que lo que ves es cierto; eso sí, Diario, fiándote antes de la fe, la que toca y siente sin ver, la que vive en la Trascendencia (11:53:56).

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