30 de noviembre de 2021. Martes.
ALEVOSÍA DE CRISTAL DE LA LUZ DEL NUEVO DÍA
ALEVOSÍA DE CRISTAL DE LA LUZ DEL NUEVO DÍA
-Despertar es dejar un ojo en la muerte (aún en dudas de sueño) y otro
en la bella alevosía de cristal de la luz primera del día. Dos ojos en
direcciones de noche y día. Contrarias. Queda un ojo pegado al sueño y el otro
rozando la luz, su viveza de arco de violín, de garza blanca, que te invita a
ver: a vivir. Se parpadea –son amagos de aleteos, quizá– para dejar el sueño en
la cama y el vivir en los ojos. ¿Aleteos de qué? ¿De arcángeles, de irrealidad,
de colibríes lúdicos, o sólo de claridad? ¡Aleteos de claridad! Y se entra en
la claridad (es un modo de estar y de ser), y nos embriagamos de nuestra propia
lucidez, que diría Gide, filósofo, y damos así pie a que la vida siga
empezando, sea consagración en el día, y don en ti. Mi vida; mi don más
preciado. Y doy gracias. A Dios. Y, como hago vida de eremita, hoy (una vez
despierto y aseado, sin garzas en los ojos ya, visionario y lúcido) he dado
gracias por vivir; y lo he hecho, rezando. Con el salmo 5, he dicho: «A ti te
suplico, Señor; / por la mañana escucharás mi voz, / por la mañana te expongo
mi causa, / y quedo aguardando”. (Esperar: adviento). Luego he escrito; o sea,
he colocado palabras en negro sobre blanco. Las he dicho, borroneándolas,
mientras daba la cara la inspiración. He sacado así el diccionario a pasear
(por mi mente, tras de mis ojos), para que fuera dejando caer palabras en mis
manos (como la música deja notas en las del pianista), y las pudieran escribir,
palabras que luego serán tinta y papel, libro quizá, enérgica fragilidad, desde
luego, o emoción para alguien, tal vez. En todo caso, serán palabras dichas y
dispuestas a decir algo, por mí. ¡Decir algo! O palabras de esperanza. Y se
emocionan, Diario, con lágrimas, mis ojos (10:51:01)
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