15 de noviembre de 2021. Lunes.
CON MÚSICA DE ROCK AND ROLL
CON MÚSICA DE ROCK AND ROLL
-Ya está en la imprenta mi nuevo poemilla de Navidad (digo poemilla, si
no ofende, por ser de humildad pretendida, deseada). ¿Cuántos van? Desde 1991.
Así como el año pasado el poemilla fue un tanto heterodoxo, el de éste lo es
teológico y conciliar, casi tridentino. Al del año pasado hasta se le podía
poner música de los Eagles o de Santana y quedar bien; es decir, se le podía
vestir de los ritmos y vorágines del rock and roll, de sus pentagramas locos, y
quedar como villancico de Navidad, algo histérico, pero villancico. No estaría
mal un Nacimiento –aunque fuera de Salzillo– con ángeles cantando el hosanna
con música de hard rock, o rock duro.
En vez de hosanna en las alturas, se podría cantar hosanna en las guitarras, y
en las baterías; o sea, hosanna a ras de tierra; y todo acompañado por un
órgano, instrumento catedralicio por excelencia, y mitral, siempre que un
fraile ido (marchoso y con flequillo, que diría Umbral), desgañitara el
instrumento, haciéndolo ruido maravilloso, y deserción de la estética
tradicional, gregoriana, tan suave y de leve oleaje, de tanta belleza. Un CD
así, no estaría mal. Sólo que habría que prevenir que las bóvedas de los
templos no saltaran por los aires hechas añicos de piedra y música, y con Dios
tapándose los oídos; aunque, por estar acostumbrado Dios al estruendo de las
cataratas y las estrellas, y al fragor del pecado de los hombres, estimo, Diario,
que no le afectaría para nada al oído esta música ¿endiablada?; endiablada,
pero interpretada, sin embargo, por ángeles, e inspirada, quizá, en el dolor
del mundo, donde Él también se encuentra, y más desde aquella cruz del Gólgota,
terrible. Cánticos a Dios en las alturas y también –¿por qué no?– en la tierra,
a las gentes –desvalidas, olvidadas– de buena voluntad (12:59:41).
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