25 de diciembre de 2024. Miércoles.
EL BELÉN QUE YO HAGO
Mi Nacimiento, con lágrimas. Los Acázares. 2002
-Y nació, y está entren ostros. Llegar a Belén y
entrar en la cueva del Nacimiento, en su hermosa humildad, en la grandeza de su
sencillez, en sus paredes tiznadas de humo, y pensar que allí nació el Hijo de
Dios, es una experiencia en la que se hace más recia la fe, cautivando la
cercanía de Dios y su inagotable amabilidad.
Jesús nació entre la virginidad
silenciosa de María y el asombro con olor a madera de José, el carpintero. Luego llegaron los pastores y, postrándose,
adoraron el latido de Dios, que palpitaba en el corazón de aquel Niño, envuelto
en pañales.
De allí nació, en la inspiración de San Francisco de Asís, la idea
del segundo Belén, el primero estaba allí, reluciendo de modestia y dignidad, haciéndose
la Divinidad personaje humano, con llanto y sonrisa, y gorjeos. Es decir, el
Belén que tú y yo, alguna vez, hemos hecho. Pero yo siempre pensé que en ese Belén
faltaba algo, y, recordando, lo dije en este villancico que hoy, Diario, pongo
aquí.
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