28 de diciembre de 2024. Sábado.
MUERO RIENDO
MUERO RIENDO
-Cada día muero, un poco.
Y muero riendo: aunque no siempre; hay veces que, por tanto dolor como existe
en el mundo, me veo llorando. Andar por este mundo es, en ocasiones, como una
pesadilla dolorosa, atormentada, angustiosa.
El bello himno de la Salve, con el que nos dirigimos a María,
la Virgen, lo llama «valle de lágrimas». Un mar inmenso de lágrimas, colmado
lágrima a lágrima.
Todos los días mueren inocentes. Menos mal que nos queda el
consuelo de la oración, en la que se alientan la fe y la esperanza, y el amor: las
dos poderosas columnas que lo elevan y sostienen. Ah, la fe, la esperanza, las dos
columnas, y, como capitel coronándolo todo, el amor, el que perdura, el que es
siempre el principio sin fin.
Nacimos por un acto de amor, y nos inmortaliza el
Amor. Cada día muero un poco, Diario, y, salvo excepciones, muero riendo: la
muerte es mi júbilo eterno, inmarcesible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario