26 de noviembre de 2016. Sábado.
EN LAS PALMAS
Utopía en el cielo, desde el jardín. F: FotVi |
-Veo un video del programa Buenos días Canarias, y,
aparte de conmoverme, me hace pensar. Me lo envía mi sobrina Paqui, profesora y
lúcida creadora de ensoñaciones para los niños. Se trata de un ejercicio de
reivindicación del colegio en favor de la mujer. En el día en que se celebra el
día mundial contra la violencia de género, el colegio Ceid Don Benito de Las
Palmas se llena de color y fiesta, de sentimiento y petición: que no mueran más
mujeres a manos de sus parejas, que se respete su dignidad, su grandeza, su hermosa
dimensión de mujer. En una metáfora arcaica, bella, hecha para oídos castos aún,
dice el Génesis, que el hombre fue hecho con «el polvo del suelo», y la mujer,
de una costilla que «había tomado del hombre». Del polvo y de una costilla,
¿qué es más noble? A lo salido del polvo, Dios «insufló en sus narices aliento
de vida», le dio lucidez, hizo que se movieran sus piezas, sembró su
inteligencia de luz, de proyectos, hasta sentirse capacitado para llegar al más
allá, donde las luces de la noche. Y lo puso a soñar, a desear, lo inspiró, lo
condujo por el tiempo y el espacio, lo liberó. Y, luego, de esta cosa, de este trasto fascinante, de una de sus costillas, cerca del corazón, sacó
un latido e hizo a la mujer. Y desde entonces la mujer fue pulsación, belleza, ímpetu
inteligente, ramo de llamaradas. Y así formó Dios «al ser humano», sagaz, dominador
(y dilapidador) de animales y plantas, ángel y demonio, ira y paz, locura y fascinación.
Ternura y pasión. El Creador lo pensó todo bien, pero el polvo se deslució, y ahí sigue todo marchito, a la vez que
alzándose esperanzado en manos de los niños. Ellos dicen y representan con sus manos
pintadas de verde y gritando en alto, que es posible que nazca una mujer y un hombre
nuevos, con más cielo que tierra en sus almas, elevados sobre sus sombras, capaces,
Diario, de atrapar nubes o utopías con las manos, capaces de vivir vuelos (19:46:21).