11 de septiembre de 2021. Sábado.
DELIRIO DE SANGRE
DELIRIO DE SANGRE
-El terrorismo, más que matar, que lo hace con saña y cuantos más caigan
mejor –delirio de sangre–, lo que busca es sobrecoger, estremecer a los que
quedan; a los que quedamos heridos de miedo. Fue un martes 11 de septiembre de
2001, el miedo cayó como una lluvia ácida sobre el mundo libre, y ahí está aún,
como un viñedo ensangrentado. Vimos caer las Torres Gemelas en Nueva York y se
nos heló el corazón. Desde entonces, veinte años de guerras: el miedo de unos y
otros se ataca. El miedo es el arma de guerra que más mata. Sin miedo a perder
aquello que crees pertenecerte, no habría guerras. Se enfrentan ideas e
ideales, intereses y quebrantos, y, en medio, queda el iluso que muere. Unos
viven de la guerra; otros, mueren en la guerra. Pero, al fin, todos salen
perjudicados, malheridos de odio y miedo. Decía el sabio, humano, y lírico
Albert Einstein que «la paz no puede mantenerse por la fuerza; solo puede
lograrse por la comprensión». Darse la mano, hablar, y, tras mirarse a los ojos,
comprender. Es decir, dar el brazo a torcer: la verdadera y lícita paz. Dice el
Papa Francisco: «Vivir juntos, mezclarnos, encontrarnos, tomarnos de los
brazos, apoyarnos, participar en una positiva experiencia de fraternidad.».
Como hizo Portugal: en vez de bombas y fusiles, y lágrimas, claveles, palabras,
poemas, que la paz es más valiosa y cuesta menos que la guerra. ¡Paz, Diario, con
aroma de perdón! (19:06:36