7 de septiembre de 2021. Martes.
EMBORRONAR EFEMÉRIDES
EMBORRONAR EFEMÉRIDES
-Olvidar es teñir la mente de negro y que deje de pensar, que oscurezca
lo vivido, y aun lo soñado. Olvidar es emborronar efemérides, y dejarlas fuera
de la flor de almendro que es el recuerdo. Son tantas las noticias que nos
acosan, que, tras recibirlas, las tiramos, de espaldas, a la Fuente de Trevi,
donde se hacen moneda perdida, con solo el valor de la nostalgia. Así son las
noticias que recibimos, las echamos al agua de lo instantáneo hasta que llega
el recogedor de fangos y carga con los cincos céntimos que ha costado la visita
al tiempo presente, que ya es pasado, y quizá inmolado. Una noticia descoloca a
la anterior: Afganistán descolocó a Haití, y, el mírame que soy único de
Sánchez, al conflicto afgano. En lo noticiable, si lo tocan los medios, todo es
volumen fatuo, humo inmenso que se va deshilachando conforme la noticia va siendo
suplantada por otra. Una noticia encalla en otra, y se desvanece. Se olvidó
Haití, el terremoto, la destrucción anunciada, no como profecía, sino como
consecuencia geofísica, pues todo es naturaleza; se olvidó Afganistán, el
horror del abandono, la claudicación de la esperanza; se olvidarán Sánchez y su
espejo, donde construye cada día su narcisismo y activa el cuento de la reina
envidiosa de la belleza de Blancanieves. Solo una cosa hay cierta, perenne,
humilde, atractiva, inamovible: la Palabra encarnada, la que se hace mensaje de
amor en Jesús de Nazaret: «Amaos unos a otros, como yo os he amado», y firma su máxima de paz y afecto con el autógrafo de la cruz, donde la sangre rubrica
lo que dice; signo que, cuando resucite la muerte, será eucaristía, cercanía de Dios en un bocado de pan (12:20:14).
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