domingo, 29 de agosto de 2021

29 de agosto de 202. Domingo.
LA TRASCENDENCIA

Lo que seas aquí, lo serás allí. Si amor aquí, amor allí. Catedral Colonia. F: FotVi

-Muy de mañana, saludo al domingo, el último de agosto, y con él, celebro a Dios. Es un modo de alegrar la vida, de llenar de altura los pensamientos. Celebrar a Dios es vestirte de trascendencia, de un más allá no muy lejano; de un más allá, que, si buscas, lo hallas aquí. Aquí está todo lo que encontrarás allí, solo que revestido de preceptos de Dios. Dios manda amar; pero no ordena. «Ama a Dios», dice el mandamiento. Amar a Dios es algo que debes hacer allá, pero ejercitándote acá. Si amas a Dios ahora, estás viviendo la trascendencia que vivirás allí, cuando caigas en el ámbito de la divinidad. Se pregunta hoy la iglesia en el salmo de la misa: «Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?» «En tu tienda», es decir, allí donde tú habitas, donde haces tu vida divina. Es una pregunta urgente, decisiva. ¿Quién puede estar contigo? Y contesta –con aspergios de arpa– el salmista: «El que procede honradamente / y practica la justicia… El que no hace mal a su prójimo / ni difama al vecino…». Si haces esto aquí, dice el Señor, estarás allí conmigo, gozándote en mi Amor. Viviendo la trascendencia, en la que te has ejercitado aquí, quizá con angustia y lágrimas, pero libre y sin ataduras, inmerso –allí y aquí– en Dios, el sumo Bien, al que, como dice San Agustín, Diario, todo humano aspira (12:08:26).

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