6 de septiembre de 2021. Lunes.
JARDÍN HERIDO
JARDÍN HERIDO
-El lunes amanece rojo, como si sangrara el cielo, como si ardiera el
mar de las nubes. Un mar por cierto hermoso y casi vestido, con adelanto, de
otoño. Pero este cielo rojo –lumbre–, quizá sea espejo de lo que sucede en el
mundo. Miro al cielo y, luego de rezar, pienso, y me entristece el panorama que
se me presenta al otro lado de mi vida. El mundo es como un jardín herido, abatido
por el paso de una piara de jabalíes. Jabalíes que, al morder, han dejado, sin
embargo, un hueso de dátil olvidado, que tal vez florezca. En nuestro caminar por un
mundo de odio, de soberbia, de envidias, y algún punto de amor, el mal parece
ir venciendo al bien. La espada del mal parece más ligera y bárbara, con
colmillos de sierra, que la mano alargada y abierta –la paz en el hueco– del
bien. O la pequeña flor, indefensa, en el jardín y la jauría de jabalíes. Que más
que hambrientos, son destrozones, con ronquidos de victoria. Ha dicho el Papa
Francisco: «Los medios solo escriben sobre el pecado y el escándalo, y es
normal, porque un árbol que cae hace más ruido que un bosque que crece.» Pero
siempre pasan de algo invencible: el hueso de dátil que olvidaron los jabalíes en
el jardín. Del que nadie habla, pero que ahí está, y que con un poco de agua y
sol, y la tierra propicia que lo abraza, volverá, Diario, a ser palmera, clamor
de alimento en el desierto, sombra en la que apoyar la cabeza y soñar, y, en el
sueño, volar (11:37:38)
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