20 de noviembre de 2021. Sábado.
NO HAY NIÑOS MALOS
NO HAY NIÑOS MALOS
-Sigue la lluvia, sigue la alegría del cielo regando la tierra. De igual
modo que una sonrisa de niño, en brazos de su inocencia, inunda –llueve– de
claridad el cielo. Hoy, Día del Menor, se hace enormidad lo insignificante, y más
valiosos los ojos del niño, que, absortos, contemplan maravillados el mundo. «¡Ah!»
exclama el niño; y es como si dijera luz, belleza, silencio, color, tiza,
pizarra, escuela, maestro, madre, padre, quizá Dios, sin saberlo aún. No hay
niños malos, sólo infelices. Como dice María Montessori, especialista en
enfermedades mentales: «La educación temprana de la infancia es clave para
mejorar la sociedad». Educar a un niño, es como pulir, con paciencia y
sabiduría de orfebre, un diamante. Se le van quitando esquirlas, lacras, lo que oculta su belleza, hasta quedar
útil para lucirlo. Al ver a tantos niños maltratados, echados a la calle, en
trabajos inhumanos, pisoteados, violentados, pienso en los derechos de los
niños, y entro en dudas sobre la verdad de que el ser humano esté hecho «a
imagen de Dios». Estos derechos son: «Derecho a la supervivencia y a la salud
–campos de refugiados y migrantes en el mundo–; derecho a la educación, al
juego, a la protección, a no ser separados de su familia, a tener un nombre, a
opinar y a ser escuchados». Tener un nombre, lo que nos distingue y nos hace
únicos, libres, elegidos. Hoy, Día del Menor, rezo a Dios por la niñez indefensa,
maltratada, sin asideros a los que agarrarse, abandonada en las cloacas de la
sociedad, para que se libere de la humillación y pueda contemplar el cielo
nuevo y la tierra nueva en la que, a salvo de cualquier injusticia o vejación, opinando
y siendo escuchados, redimidos, merecen estar. Así lo pido, Diario, y así deseo
que sea (17:49:12)