miércoles, 27 de octubre de 2021

27 de octubre de 2021. Miércoles.
SALMOS EN MI BOCA

En vela, escribiendo. Casa sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Salgo al día y me encuentro con la lluvia. Llovizna, que refresca el otoño. Sin embargo, el sol naciente, por el este, con su luz naranja, quiere romper las nubes y salir a darse, generoso. En Laudes, a las 7:30, pongo salmos en mi boca, que se hacen plegaria. Al fin, a las 9, el sol rompe la telaraña de nubes y se abre espléndido, deslizándose por el azul. Como una gran ola celeste. Irradia luz y alegra el corazón. Leo la prensa y, como la ceniza del volcán de La Palma, todo se anuncia negro. Negro el presente y más aún –profecía– el porvenir, que se adivina muy frío y con nieblas viscosas; fríos y nieblas el clima y la política, y hasta las bases y entramado de la democracia. Glaciales. Ejemplos: la luz, que, de tanto subir, va a hacer saltar los plomos y dejar sin ver, a oscuras, la economía. Y, con la energía, todo se encarece. El paro aumenta, la pobreza sube, se va vistiendo de andrajo y haciendo cola en los centros de caridad; pobreza que, a veces, por recato y disimulo, se baja la capucha y se esconde: es la dignidad de la nueva pobreza, la que sufre viéndose pedir, cuando hasta hace poco solía dar. Los renglones de la prensa vienen torcidos, como si los hubiera escrito un gafe. Se anuncia la posibilidad de un apagón generalizado en todo el planeta, como en la noche de los tiempos. Ante el anuncio de acontecimientos futuros tan mal pintados –rayados de tragedia–, yo rezo: quizá sea esta la última escala que nos quede para llamar al cielo y que se incline, nos oiga, y nos mire. Quizá lo sea, Diario, ¿por qué no probar? (12:11:32).

No hay comentarios:

Publicar un comentario