27 de noviembre de 2021. Sábado.
NO DAR DE LO SUPLEFUO
NO DAR DE LO SUPLEFUO
-Al despertar, 2º de temperatura.
Con el bajo cero, en la huerta se hielan los limoneros. El frío, en Murcia,
tirita de frío. En Murcia, no en Soria o en Navacerrada, donde el frío es pan
horneado, con aceite y sal, y una fogata que calienta. El sol, en el cielo –pájaro
mojado–, trata de calentar las sombras y el día, y lo va consiguiendo, apenas. Hay
sin embargo otro frío terrible, el del hambre. La caridad, que suple a la
justicia cuando esta falta, está poniendo en pie de guerra fraternal y
humanitaria a los bancos de alimentos. Quizá tuviera razón el filósofo chino
Lao Tsé cuando decía que el pueblo pasa hambre porque sus superiores dilapidan
en exceso lo que recaudan. Con dirigentes manirrotos, vestidos de vanidad, bien
trajeados de mentira, sin un asomo de piedad, 6 millones de españoles, los que
viven, según Caritas, en «el umbral de la pobreza», lo pasarán mal, pero con la
esperanza naciéndoles en las manos, y mirando al cielo, por si les llueve el
maná. Escribe un poeta que Jesús, el que nos viene dado en Navidad, «será rey y
patrón / de humildes». Y el Papa Francisco: «La pobreza es la carne de Jesús
pobre en el niño que tiene hambre, en quien está enfermo, en las estructuras
sociales que son injustas». La caridad cristiana, sigue el Papa, es que «yo doy
de lo mío y no doy de lo superfluo», y así se remedia la injusticia. El
cristiano ve en Jesús pobre, al desvalido pobre, al crucificado pobre, al salteado
pobre, y, con su pedazo de pan, el que quizá le falte, trata de dar de comer al Jesús pobre, que, en
Navidad, Diario, nace Niño Pobre, en un pesebre pobre, sin más calor que el de
sus padres, que, aunque pobres, son ricos en amor y santidad, y en un cariño
entrañable (12:56:03).