2 de febrero de 2017. Jueves.
LA AÑORANZA
Mirando al mar, en Lo Pagán. F: FotVi |
-Dos de febrero; es decir, ya nos hemos echado a la
espalda el mes de enero. Y pasamos dos días del siguiente mes. La vida es un fardo
que nos pesa. Nos hunde hasta postrarnos. Un fardo de días, horas y minutos. Un
mes: 44.640 minutos, aproximadamente. Y segundos, no digamos. Un fardo de
sueños no cumplidos, de heridas por cicatrizar. En todo caso, algún pájaro alcanzado
al vuelo de los cien que surcan las alturas. Los días pasan como árboles de un bosque
tras una ventanilla de tren. Si te fijas sin parpadear, enloqueces. Mejor es
distraerse, pensando en lo grato de la llegada: cuando bajas y besas y te besan,
o te aprietan en un abrazo. Lo peor es llegar y que no haya nadie que te mire, ni
te diga ¡qué tal!, o ¡qué bien te veo! Pero todo esto son divagaciones de un
viejo. Es mejor pensar que mañana es San Blas y viajo a La Ribera, junto al Mar
Menor, mi mar que algún día soñó con ser océano. Allí, Diario, me encontraré
con la añoranza, que apostará conmigo a recordar recuerdos (19:50:40).